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Lunes, 11 de enero de 2010

CIUDAD › REABRIó EL CENTRO DE PERMANENCIA TRANSITORIA EN PRESIDENTE ROCA 1185

Un lugar para pasar la noche

La institución que aloja a niños y adolescentes en situación de calle había estado cerrado más de 15 días por la caída de un techo, pero fue puesto de nuevo en funcionamiento. Analizan convertirla también en un centro de día.

El viernes pasado reabrió el Centro de Permanencia Transitoria (CPT) que funciona en Presidente Roca 1185, que estuvo cerrado más de dos semanas porque se desplomó un techo. Allí concurren niños y adolescentes en situación de calle para pasar la noche. Si bien la institución está abierta desde el viernes, recién hoy volverá a funcionar plenamente, cuando salgan en busca de los chicos que habitualmente pasan la noche allí y durante el período de cierre pernoctaron en otros lugares. Al mismo tiempo, las autoridades provinciales analizan convertir ese lugar también en un centro de día, habida cuenta de la escasez de lugares donde alojar a niños y adolescentes a partir de la nueva ley de niñez.

Por lo mismo, la semana pasada, la secretaria de Programas para el Desarrollo de la Ciudadanía, Patricia Giuricich, había considerado: "No podemos seguir teniendo ese espacio cerrado", en relación a la necesidad de reabrir la casa de Presidente Roca 1185, que fue reparada de emergencia, pero necesita trabajos de mayor envergadura.

Para los chicos en situación de vulnerabilidad, era urgente volver a contar con el CPT. Y expresaron el valor que tiene el lugar para ellos. Ariel tiene trece años y desde hace tres deambula por las calles céntricas abriendo las puertas de los taxis. Cuando decidió irse de casa porque "tenía problemas", un operador del Centro de Permanencia Transitoria (CPT) lo encontró durmiendo en la Plaza Montenegro junto a otros chicos y lo invitó a pasar la noche en el lugar. Desde entonces, el parador nocturno fue su casa, adonde llegaba para comer, hacer los deberes y dormir bajo techo. Pero la institución estuvo cerrada durante más de 15 días por el derrumbe de un entrepiso ubicado en el patio trasero. "No quiero dormir más en la calle. La Gum te saca el colchón, otros chicos te roban la frazada... Hace poco había comprado ropa nueva con una beca y me la robaron", contó a Rosario/12 profundamente angustiado, antes de saber de la reapertura. Al igual que él otros doce chicos utilizan el refugio de manera más permanente que transitoria.

El fenómeno meteorológico de El Niño, que trajo tormentas y aguaceros a la ciudad, encontró a Ariel a la intemperie. "Las noches que llovió, dormimos en la puerta de una galería que está por calle San Martín, nos mojamos un poco", recordó. Aunque algunos de sus anteriores compañeros del CPT encontraron un lugar en el Galpón 13, junto al río Paraná, Ariel prefirió pasar las noches al aire libre, y no concurrir a ese sitio. "Es peligroso andan con chuzas. Prefiero mojarme en la plaza", confió.

La Plaza Montenegro fue su hogar durante esos veinte días, aunque la precariedad, el consumo de drogas y la violencia que a veces se desata durante la madrugada se volvieron una verdadera pesadilla.

Ariel contó que sobrevivir fue lo más parecido a la desolación para los niños y adolescentes que transitan por la ciudad. "Vimos con mucha impotencia el deterioro de los chicos día a día. Este lugar es muy importante para ellos. Por ejemplo cuando vino la directora de la escuela y les preguntó donde vivían Ariel dio la dirección del CPT, esa es su casa", opinó Adriana Perrone, coordinadora del centro de día de CHICOS, al que asisten unos veinte pibes cada jornada, para subrayar la importancia de la reapertura del CPT.

Porque las políticas públicas tienen una cara colectiva, pero también se replican en los rostros y expectativas de personas concretas, de carne y hueso. La historia de Ariel está poblada de ausencias y desarraigos. "Pasé las Fiestas en la Plaza, con otros chicos", relató Ariel sobre su falta de lugares de referencia más allá del CPT. Su familia habita una vivienda precaria en barrio San Francisquito donde junto a otros vecinos luchan para que no los desalojen. Por razones que prefiere callar, Ariel no quiere quedarse ahí. Varias horas del día las ocupa en el centro de día ubicado en Mendoza al 1200, donde comenzará a cursar sexto año de la escuela primaria. "Tiene excelentes notas, es un chico muy prolijo y muy aplicado, por lo general pide que le den deberes porque trata de superarse", explicaron docentes de la institución.

Ariel habla poco. Cuando se le hizo esta nota, ignoraba que el CPT iba a ser reabierto, y lo pedía a gritos. Quería un lugar donde dormir, guardar su ropa y los útiles escolares que aún conserva. Es un chico más, de estatura media y ojos marrones, que transita por el microcentro de Rosario ignorado por casi todos, invisible. Su historia es el reflejo de muchas otras que también aguardan por una respuesta.

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Para los chicos que concurren al CPT, la posibilidad de contar con ese lugar en el mundo es valiosa.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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