La cúpula policial de Rosario y los referentes de las cámaras que agrupan a los propietarios de licencias de taxis acordaron ayer intensificar los patrullajes en las zonas más inseguras de la ciudad y profundizar los denominados corredores seguros en las calles y avenidas más peligrosas. "Nos vamos satisfechos, porque en realidad conformes vamos a estar cuando veamos en el día a día que lo prometido se empieza a concretar", planteó el presidente de Catiltar, José Tornambé. El dirigente resaltó la actitud del anfitrión del encuentro, el flamante jefe de la Unidad Regional II, Oscar Barei "quien tuvo la mejor predisposición en la reunión y se mostró muy receptivo a nuestros reclamos". Hoy habrá un nuevo cónclave, en este caso con la dirigencia del Sindicato de Peones. Ayer por la tarde se registró un confuso hecho que tuvo como protagonista a un tachero.

La reunión entre los dueños de las licencias de taxis y las autoridades se realizó a raíz de los dos robos sufridos por tacheros en los últimos días. "El balance es positivo -admitió Tornambé a este diario- ya que pudimos hablar con el jefe de policía de los temas que nos preocupan. Pero tranquilos vamos a estar cuando veamos que lo prometido se concreta y que bajan los ataques a los compañeros".

Durante el encuentro, se acordó intensificar el patrullaje policial y también retomar e intensificar los denominados corredores seguros. "Se habló de hacerlos rotativos y sin difundirlo públicamente", precisó el máximo referente de la Cámara de Titulares de Licencias de Rosario.

Tornambé reiteró que una de las principales preocupaciones de los taxistas está vinculada con la presencia de menores en los atracos y la "facilidad con la que recuperan la libertad. Por eso necesitamos que la Justicia también nos ayude en el combate al delito". Hoy la cúpula de la URII recibirá a la dirigencia del Sindicato de Peones.

Ayer hubo un hecho confuso que tuvo como protagonista a un taxista. Inicialmente se pensó en otro acontecimiento vinculado con la inseguridad, aunque luego esa hipótesis se diluyó. Todo comenzó después del mediodía cuando algunos vecinos se percataron de la presencia de un taxi estacionado en la vereda con las puertas abiertas y sin Claudio R., su conductor. Primero lo buscaron por la cuadra y después decidieron alertar a la policía que rastrilló la zona, se comunicó con la dueña de la chapa y puso un marcha un intenso operativo para dar con el taxista.

Dentro del vehículo los rastros que se encontraron fueron unas manchitas de sangre en el volante y en el tablero mientras que también se halló un collar que la mujer del chofer dijo que no pertenecía a su marido. Claudio fue buscado intensamente y cuando su paradero empezaba a ser una verdadera incógnita, el hombre de 41 años apareció en Entre Ríos al 3300, con un golpe en la cabeza y divagando.