Jueves, 3 de junio de 2010 | Hoy
CIUDAD › COMPLICADA SITUACIóN DEL SUBJEFE DE LA ALCAIDíA
"Los hermanitos Ungaro hace diez días que están presos y ya tenían comodidades: un teléfono, visitas, comidas y bebidas y un mejor lugar que el resto. Eso está todo en las escuchas, lo que le cobraban por cada cosa. Este es el famoso sector VIP que es un secreto a voces en todos lados, y al jefe lo tienen prendido hasta las orejas". La aseveración fue hecha ayer a Rosario/12 por una fuente de la investigación, que describió con absoluta simpleza el motivo de la detención del subjefe de Alcaidía, Fernando Arco, complicada tras las escuchas telefónicas al aparato de los Ungaro, sospechados de haber dado muerte a Roberto "Pimpi" Camino, ex líder de la barra de Ñuls.
El comisario inspector Fernando Arco, subjefe de la Alcaidía, carga, además de cohecho agravado, con otro cargo, que es el de incumplimiento de los deberes de funcionario público, debido a que no realizó en tiempo y forma las requisas que había ordenado el juez en la celda de los hermanos Ungaro, en busca de armas y teléfonos celulares.
Como ya se explicó la trama de las detenciones de estos policías surgió a partir de un entrecruzamiento de llamadas telefónicas de la dependencia. La tarde del martes el juez Beltramone ordenó que la Dirección de Asuntos Internos y la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) allanara la sede de la Jefatura de la Unidad Regional II, donde funciona la Alcaidía mayor. Pero los resultados del allanamiento fueron negativos. Es decir, los efectivos policiales no encontraron en el penal lo que buscaban: armas, teléfonos móviles y drogas. Lo que se sospecha es que si había elementos comprometedores en la celda de los Ungaro, la dilación por parte de las autoridades policiales pudo haberlos hecho desaparecer.
Sin embargo, el operativo derivó en la detención del comisario inspector, a cargo de la Subjefatura de la Alcaidía, y de un suboficial, quienes quedaron detenidos e incomunicados por orden del juez Beltramone, quien también ordenó que los hermanos René y Chapita Ungaro fueran trasladados a la Penitenciaría Nº 1 de Coronda.
La medida judicial tuvo sin embargo dos desaciertos: se ordenó en plena visita de los familiares de los internos, lo que brindó la excusa necesaria para demorarla y fue encabezada por dos mujeres de Asuntos Internos con el rango de subcomisario y oficial subayudante, "con experiencia en escritorios pero con poca calle". "Tendrían que haber convocado al jefe de la Unidad Regional e ingresar con Casajuz de inmediato. Esto hubiese garantizado la medida", confió un pesquisa.
Este nuevo episodio en la Jefatura policial se suma a otro que ocurrió el 6 de mayo pasado, cuando se produjo un intento frustrado de fuga de 14 presos que derivó en la remoción de tres comisarios inspectores encargados del control del penal. El jefe de Policía de provincial, comisario general Osvaldo Toledo, dejó entonces al frente de la alcaidía al comisario inspector Daniel Giménez, que es además el segundo jefe de la UR II.
En marzo se produjo otra escandalosa fuga, cuando escaparon 17 reclusos en una camioneta de la Policía, hecho que derivó en que cinco efectivos de la Alcaidía fueran pasados a disponibilidad.
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