El gobernador Hermes Binner habilitó por decreto el programa de protección a testigos y víctimas de delitos provinciales hasta tanto el Senado sancione la ley que la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad la semana pasada. El ministro de Justicia y Derechos Humanos, Héctor Superti justificó la decisión política en "tres o cuatro casos bastante delicados" que demandan proteger a los testigos y brindarles apoyo y contención emocional. "En los juicios orales el valor del testimonio es muy relevante y por lo tanto hay que tomar medidas para garantizar la eficacia de esa prueba", dijo Superti.

El ministro evitó precisar los casos que apuraron el decreto del gobernador hasta tanto se sancione la ley, pero ofreció un indicio. "Lo que hemos hecho hasta ahora, en casos bastante graves, fundamentalmente, en crímenes de organizaciones delictivas, es tomar medidas de protección, incluso enérgicas como trasladar de lugar al testigo y a su familia", explicó.

"La obligación del Estado de proteger a los testigos nace incluso de convenios internacionales que suscribió la Argentina. Lo que pasa es que después hay que darle una forma operativa. Por ejemplo, con los juicios de lesa humanidad que se tramitan en la provincia tenemos un programa en marcha desde hace tiempo y se estableció a través de un decreto".

"Pero el nuevo Código Procesal Penal de Santa Fe establece que ese programa de protección de testigos para los delitos provinciales tiene que ser por ley".

¿Para qué delitos? le preguntó un colega de LT10.

No apunta a un determinando delito. Cuando los juicios son orales, el testimonio adquiere una relevancia muy importante. Entonces, que el testigo se sienta emocional y físicamente seguro es fundamental, porque si el día de la audiencia el testigo no está en condiciones de declarar porque está amenazado o presionado ante un hecho traumático, se puede frustrar el juicio. De ahí, que hay que tomar medidas para garantizar la eficacia de esa prueba.

¿Ya hay testigos protegidos?

El programa como tal comienza esta semana. Una cosa es proteger a un testigo y otra que ingrese a un programa que tiene distintas opciones, desde un acompañamiento emocional hasta medidas de seguridad física.