CIUDAD
Los hermanos Santoro, detenidos el sábado pasado por su vinculación con una serie de asesinatos de ancianos quedaron imputados de "homicidio criminis causa" por el caso de Susana García de Giménez, asesinada el 27 de mayo pasado en su casa de Riobamba 3036. Según esta figura, se presume que los jóvenes mataron a las víctimas para lograr la impunidad tras haber robado. La calificación legal supone una pena de cadena perpetua. La información fue confirmada por el fiscal Enrique Paz, quien trabaja en el caso que maneja el juez Andrés Donola. En diálogo con Radio 2, el funcionario judicial afirmó que ayer el magistrado les tomó declaración indagatoria y que quedaron imputados "por el artículo 80, inciso 7" del Código Procesal Penal, que establece el "homicidio criminis causa".
"Es cuando se mata a los fines de lograr la impunidad porque se comete un hecho previo y se lo quiere ocultar", abundó Paz.
El fiscal contó que mantuvo una entrevista con los hijos de García de Gíménez. El objetivo fue "explicarles los derechos que tienen, según el Código Procesal y también las facultades que tienen para constituirse en querellantes".
Por lo pronto, dos de los jóvenes imputados se declararon inocentes. El tercer joven se negó a declarar, según dejaron trascender fuentes judiciales. Dónnola investiga el homicidio de Riobamba al 3036, a metros de la verdulería Roberto, propiedad del padre de los detenidos. Otro caso, el de una anciana de 86 años que apareció muerta en Viamonte al 1500, está en manos del juez Juan José Pazos. Pero todas las causas se acumularán luego en el juzgado de María Luisa Pérez Vara, dado que la magistrada investiga el asesinato de José Savini, en Zavalla, el primero de los casos que se imputan a los verduleros, del 13 de mayo pasado.
Según las pruebas reunidas hasta el momento, Federico, Martín y Cristian Santoro serían imputados en dos asesinatos: el de Susana García de Giménez y el de José Savini, el 13 de mayo pasado, en la localidad de Zavalla.
Pero hay otros cuatro casos que podrían imputarse a los mismos autores. Se trata de los homicidios que comenzaron en enero de 2009, con María Inés Gómez, de 78 años, asesinada en su casa de pasaje Coffin 3066 (a pocos metros de donde fueron detenidos dos de los hermanos); el de Ciro Nasurdi, también de 78 años, quien fue apuñalado el 9 de enero de este año, en la puerta de su casa de Moreno 2135; también el de Concepción Lavore, de 73 años, a quien encontraron muerta con una bolsa en la cabeza, en su casa de Suipacha 2124, el 19 de febrero pasado; y el más reciente, de Olga Osello, asesinada el miércoles pasado en Viamonte al 1500, donde vivía sola, al igual que las demás víctimas.
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