Mié 10.11.2010
rosario

CIUDAD › EL TESTIMONIO DEL "GRINGO" ALOISIO

Voz y cara de Chomicky

› Por José Maggi

El "Gringo" José Aloisio (en la foto) marcó ayer en su testimonio dos hechos que provocaron tensión en el recinto donde se juzga a la patota de Feced y el general Díaz Bessone: primero cuando aseguró haber escuchado la voz de Ricardo Chomicky y la prófuga "Polaca" Folch, -quienes se transformaron en colaboradores de los represores , "en la segunda quincena de setiembre de 1976", lo que contrasta con el relato del "Caddy", que aseguró haber sido detenido el 1 de diciembre de ese año. ¿Qué hacía Chomicky en el Servicio de Informaciones tanto tiempo antes de haber sido oficialmente detenido? Esta es la pregunta que quedó flotando en la sala de audiencias. En rigor por la mañana Oscar Bustos había asegurado que Chomicky había participado de su detención ocurrida también en setiembre del 76 (ver aparte). El segundo momento de tensión ocurrió cuando el Gringo se dio vuelta y mirando a la cara al "Caddy" le pidió que revelara "dónde estaba Daniel Farías", un compañero de militancia. La cara de Chomicky se desfiguró y empezó a moverse en su asiento. Solo se calmó cuando la presidenta del Tribunal Oral Federal Nº1 Beatriz Baravani, le pidió a Aloisio que se dirigiera hacia el pleno del Tribunal. "Es que esta posición, de espaldas a los imputados, me remite a la forma en que nos interrogaban, sin poder verlos a la cara", recordó el Gringo.

Lo cierto es que con su testimonio, Aloisio derribó uno de los argumentos de la defensa, que intentaba hacer valer el reconocimiento negativo que había tenido lugar sobre las personas de Marcote y de Lofiego. Aloisio aclaró que esos fueron reconocimientos de personas, pero no de voces, que es algo que podría identificar un detenido, torturado, encerrado durante largo tiempo y con los ojos vendados.

Aloisio recordó que escuchó la voz de Folch y Chomicky "entre el 20 y el 22 de setiembre" antes de que lo subieran "a la favela". "Las voces que escuché se movían junto al Gordo Brunato", alías Tu Sam a quien reconoció el día que allanan la casa de su padre para detenerlo, porque iban a la misma escuela.

El Gringo remarcó que "hay contradicciones en las declaraciones de Folch y Chomicky ya que ella en su momento aseguró que la habían detenido el 27 de noviembre, y a él el 1 de diciembre, pero ambos dijeron que los habían detenidos juntos, y que soportaron semanas enteras de torturas. Pero si esto fuera cierto por qué lo detuvieron a Juan Carlos Ramos, en los primeros días de diciembre, el día después que el Caddy durmiera en su casa. Se ve que aguantaron poco la tortura", deslizó con ironía Aloisio dejando trascender lo que muchos militantes sospechan.

Pero otro de los momentos tensos fue cuando el Gringo le preguntó al "Caddy" por Daniel Farías. "Lo pregunté porque era mi compañero del Nacional 2, detenido el 20 de febrero de 1977 en la misma época que Analía Minetti y Horacio Melelli. Y como la Polaca y Chomicky estuvieron colaborando en el Servicio, lo tendrían que haber visto. Lo único que le pedí era que diga lo que pasó".

En cuanto a su declaración Aloisio recordó que fue secuestrado el 14 de setiembre de 1976 en la casa de sus padres en calle La República al 2400 cuando un grupo de entre nueve y diez personas rodearon la vivienda: "En la puerta lo pude ver a Tu Sam. Me golpearon y subieron a un Torino, con el que fuimos hasta una intersección de la avenida Alberdi, donde escuché gritos de una mujer que después supe era la flaca Beletti. Después me enteré que en el mismo periplo lo habían detenido a José Luis "Pepe" Berra".

"El siguiente destino fue el Servicio de Informaciones -agregó- donde sufrí las torturas similares a las relatadas por otros compañeros, luego me trasladaron a la cárcel de Coronda y finalmente a las cárceles de Caseros y La Plata".

Después Aloisio tuvo tiempo de detenerse en un rasgo característico de las últimas declaraciones de víctimas: la actitud que como defensora federal oficial tuvo con ellos la actual camarista federal Laura Inés Cosidoy. Aloisio confesó que nunca la había visto durante su encierro, ni después durante el período de libertad vigilada "cuando tenían que venir a firmar a este mismos edificio, en una oficina del subsuelo ingresando por calle Alvear". Y agregó: "Cuando murió mi padre, estaba detenido en La Plata, y ella no hizo nada para que yo pueda estar en su velatorio".

Un capítulo aparte merece la repetida actitud de los defensores: cotejar las testimoniales de la década del '80 con las actuales para buscar contradicciones en los relatos. Ayer el tribunal debió zanjar esta diputa entre los querellantes y el fiscal Stara y Germán Artola, abogado de la defensa de los imputados Marcote, Vergara y Scortechini, quien solicitó al tribunal se cotejen los dichos de Aloisio quien señaló en su declaración anterior a varios represores, a los que había sumado ahora otros nombre, el defensor intentó hablar de "contradicción". Las querellas adhirieron a la oposición del fiscal y la abogada Gabriela Durruty agregó: "La cercanía del juicio oral hace que los testigos recuerden más cosas".

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