La escandalosa última sesión del Concejo aceleró la discusión política entre los bloques de cara a la elección de autoridades del cuerpo, prevista para la primera semana de diciembre. El actual titular del Palacio Vasallo, el socialista Miguel Zamarini dijo percibir "de algunas bancadas cierta intencionalidad para impugnarme por los incidentes del jueves, cuando lo único que hubo fue una discusión apasionada". El Frente Progresista, que tiene once de las 22 bancas, ya resolvió que impulsará la reelección, por sexto año consecutivo de Zamarini. El arco opositor se divide entre quienes promueven un candidato propio para forzar un sorteo y así conseguir el doble voto de la presidencia ante escenarios de empate y quienes aceptarían resignar ese lugar para mantener mayoría opositora en las comisiones.

Antes del viernes 10 de diciembre, el Concejo debe renovar sus autoridades. El año pasado, con la paridad que había arrojado la última elección legislativa, los ocho bloques del arco opositor reclamaron inicialmente que la presidencia la ocupara un edil ajeno al Frente Progresista, para acabar con la denominada "mayoría automática" en caso de empate. La opción del sorteo con bolillero sobrevoló hasta que tras 14 horas de debate, el radical Jorge Boasso se abstuvo de acompañar la estrategia opositora, conforme con la promesa oficial de que Zamarini no iba a utilizar discrecionalmente el doble voto. Lo propio hizo Laura Weskamp del PRO, por no sentirse representada por la movida opositora.

Hasta el jueves a la tarde, el escenario para este año era marcadamente favorable a la reelección de Zamarini. La acalorada discusión entre el propio Zamarini, María Eugenia Bielsa y Fernando Rosúa (Encuentro por Rosario), derivó no sólo en el levantamiento de la sesión, también le abrió la puerta a un cambio de estrategia opositora.

"La verdad es que el cargo de Presidente exige mesura, equilibrio, búsqueda de consensos y no exabruptos", advirtió Bielsa para después aclarar que "en lo personal no he cambiado mi posición en torno a la elección de autoridades a raíz de los incidentes del otro día".

Al respecto, Zamarini confió a Rosario/12 que el viernes, el día después del escandaloso final de sesión, percibió "en algunas declaraciones de determinados bloques que tiene precandidatos a la intendencia un ánimo de impugnarme, cuando lo único que hice fue sostener una discusión apasionada en términos políticos".

La ex vicegobernadora admitió que "si el año pasado con el impulso que nos daba a los bloques de la oposición haber hecho una buena elección, no pudimos quedarnos con la presidencia, el escenario se presenta más complejo para este año. De todos modos, lo que debemos priorizar es la búsqueda del rol que nos asignó la sociedad, de controlar a la intendencia, a un oficialismo que se lo nota incómodo ante situaciones adversas o votaciones que se pierden".

El Frente Progresista, con sus nueve ediles socialistas, un radical frentista y un arista, ya resolvió que impulsará un sexto mandato de Zamarini como titular del Concejo. Con un sólo voto más la discusión se inclinará a favor del PS y sus aliados, quienes no descartan sumar el apoyo de Boasso, quien ya le transmitió su respaldo institucional a Zamarini, tras los incidentes del jueves.

"Es muy prematuro para adelantar una posición. Habrá que ver cómo decanta lo vivido el jueves, hay que esperar", se sinceró ante la consulta de este diario la kirchnerista Norma López

Un sector de la oposición justicialista se inclina por resignar la presidencia y en cambio conversar la mayoría en las comisiones estratégicas, como la de Gobierno, Planeamiento y Obras Públicas.