Vie 07.01.2011
rosario

CIUDAD › DISMINUYó EL NúMERO DE POLIZONES AFRICANOS QUE LLEGARON A ROSARIO

Sólo ocho se aventuraron en barcos

La llegada a los puertos cerealeros en busca de refugio cayó un 90 por ciento. Lo atribuyen al aumento de controles.

En 2010 disminuyó cerca de un 90 por ciento la llegada de polizones africanos a la ciudad de Rosario, en comparación con años anteriores. Desde 2007, las cifras venían en aumento: ese año llegaron 40 personas a refugiarse en la ciudad; en 2008, el número prácticamente se duplicó, con 70 migrantes; en 2009, fueron cerca de 75; y en 2010, sólo ocho polizones fueron trasladados en barcos cargueros, que llegan a puertos santafesinos después de transportar granos al continente africano. La mayoría de los emigrantes que normalmente viajan 20 días desde Costa de Marfil, Nueva Guinea, Liberia, Sierra Leona o Nigeria viene indocumentado, y algunos alegan escapar de su país por circunstancias políticas, religiosas o ideológicas. Sin embargo, cerca del 80 por ciento es "reconducido" a su lugar de origen. Los africanos menores de 18 años tienen otras posibilidades en la ciudad, donde actualmente residen 14 adolescentes. El titular de la delegación local de la Dirección Nacional de Migraciones, Daniel Zárate, no pudo precisar las causas de la disminución de estos arribos. "Creo que ajustaron los mecanismos en los puertos de origen", aventuró como hipótesis; aunque señaló que "entre diciembre y marzo se dan las mayores llegadas", por lo que todavía no están cerradas las estadísticas.

En 2009 se dio el pico máximo de migraciones ciudadanos africanos como polizones en barcos cargueros, con 75 personas, mientras que en 2010, el número fue ínfimo. Desde la Dirección Nacional de Migraciones se sigue un protocolo especial para estos casos, que incluye la intervención de un juez. "Esto pasa en el transporte fluvial, porque si buscaran viajar en avión enseguida se les pide documentación y estas cosas no suceden", dijo Zárate, quien comparó: "No se trata de una pelota de tenis a la que le damos un raquetazo para que vuelva a su país".

Cuando Prefectura detecta la llegada de polizones debe dar aviso inmediato a Migraciones, que intercede en el caso y les pide a cada uno que llene un cuestionario para saber el por qué de su llegada y si pide refugio, para que detallen la cuestión específica que lo hace venir. También interviene la Justicia. "Si la persona es mayor y no alega que corre peligro su vida, debemos repatriarlo en el mismo barco en el que vino. Si la agencia marítima se niega a trasladarlo, debe hacerse cargo del pasaje en avión hasta el país de origen", comentó el funcionario.

En el caso que el mayor de edad alegue cuestiones religiosas, ideológicas o políticas que pongan en peligro su vida, "el caso es tomado por el Consejo Nacional del Refugiado, que evalúa si efectivamente la persona no puede volver a su país". Además, en todos los casos se judicializa el arribo de los migrantes.

Con los niños es diferente. Actualmente, residen en Rosario 14 adolescentes africanos que en su momento pidieron refugio. Son mayores de 15 años y menores de 18, que están a cargo de una tutora asignada por la Alta Comisión se Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), del Ministerio Público de la Defensa, a cargo del Estado Nacional. María Fernanda Tugnoli aseguró a Rosario/12 que su única ayuda para mantener a los adolescentes que tiene a su cargo es el subsidio nacional. "Pese a que Rosario está segunda entre las Ciudades Solidarias, el municipio sólo me ayuda cuando solicito bolsones de alimentos", aseguró. En tanto, desde la provincia brindan ayuda sanitaria en el hospital Centenario; pero "no hay hogares en los chicos puedan alojarse", por lo que deben pagarles una pensión.

Los chicos vienen llegando como peticionantes de refugio desde 2004, y la mayor cantidad arribó a Rosario el año pasado, mientras que este año, sólo llegó un adolescente. "Trato de pedir a la municipalidad y la provincia que nos brinden ayuda con estos chicos. El Estado argentino ofrece un subsidio mínimo y la ayuda que les podemos dar es precaria", indicó Tugnoli. Sin embargo, los jóvenes africanos buscan otra posibilidad de autoabastecimiento en la venta de bijouteri. "Es difícil que consigan trabajo porque hay muchos desconocimiento de la población en cuando a la documentación. La gente cree que son ilegales y no es así, ellos pueden hasta sacar un número de CUIL", dijo. Años anteriores llegaron niños en edad escolar primaria que "tienen la posibilidad de estudiar en una escuela como cualquier otro chico". Sin embargo, la mayoría trabaja.

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