A raíz de la reducción de gasoil subsidiado proveniente de Nación, el empresario que controla la mitad del transporte urbano de pasajeros de Rosario solicitó al municipio un reajuste tarifario cercano al 25 por ciento. Mediante una nota a la Secretaría de Servicios Públicos, Agustín Bermúdez planteó que no está en condiciones de seguir absorbiendo la disminución de cupos a cargo de YPF que el mes pasado fue del 21 por ciento, tras lo cual propuso llevar el boleto en torno a los $2.30. Según el convenio entre la Secretaría de Transporte nacional y la petrolera, las firmas pagan el litro de diesel a 92 centavos, más de tres pesos por debajo del precio de mercado ($4.01) para el sector. Con la merma de subsidios, las empresas deben pagar cada más por el combustible que utilizan. El impacto de la caída en los cupos no es sólo local: en las ciudades de Santa Fe y Córdoba los colectivos empezaron a reducir frecuencias. En ese marco, la municipalidad impulsa un lobby desde el interior para conseguir los recursos.

Bermúdez controla Rosario Bus, la única firma privada del transporte urbano de pasajeros de la ciudad con 16 líneas (101, 102, 103, 107, 110, 125, 128, 129, 130, 141, 142, 143, 144, 145, 146 y 153). Las otras dos empresas del sistema local son la estatal Semtur y La Mixta, con mayoría accionaria municipal. En esa condición, el empresario remitió en las últimas horas una nota a los responsables de la Secretaría de Servicios Públicos reclamando un ajuste en el precio que pagan los usuarios.

Según pudo saber este diario, pese al hermetismo municipal, la misiva plantea que Rosario Bus no está en condiciones de seguir absorbiendo la merma de cupos de gasoil subsidiado, razón por la cual solicitó un reajuste en la tarifa cercana al 25 por ciento. En ese esquema, el boleto convencional que hoy se paga $1.90 en Rosario podría elevarse entre los 2.30 y los 2.40 en el corto plazo.

Los problemas con el gasoil subsidiado comenzaron en agosto del año pasado, cuando YPF redujo parte del cupo. La tendencia se profundizó el mes pasado, llegando al 21 por ciento, afectando la estructura de costos del sistema. En varias ciudades del país se redujeron frecuencias y no se descarta una mayor disminución de recorridos.

En ese marco, los municipios de Santa Fe, Rosario, Mar del Plata y Salta realizaron una presentación ante la Secretaría de Transporte de la Nación y evalúan incluso una acción judicial, según planteó ayer el intendente de Santa Fe, Mario Barletta. Aquí, el intendente Miguel Lifschitz junto a sus colaboradores están armando una estrategia para propiciar un fuerte lobby desde el interior para revertir el escenario.

En el texto remitido al secretario Juan Pablo Schiavi, los gobiernos municipales plantearon que "en función de los datos publicados por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte se observa la implementación de una reducción en el otorgamiento efectivo del cupo de gasoil a precio diferencial, lo que implica una merma del 17,8 por ciento en promedio para los últimos doce meses".

La nota continúa indicando que "el problema se agrava aún más a raíz de que las empresas prestatarias del servicio de transporte urbano de pasajeros han comunicado a los organismos reguladores locales que las empresas proveedoras de combustibles han aplicado una reducción adicional justificada en un supuesto faltante de stock que varía entre un 5 y un 20 por ciento en algunas jurisdicciones".

La diferencia entre el gasoil subsidiado y el precio del mercado no es menor: supera los tres pesos (de los 92 centavos a los 4,01), modificando la estructura por kilómetro recorrido de cada colectivo.

Desde el Palacio de los Leones confiaron a Rosario/12 que el único importe que viene llegando "en tiempo y forma al sistema es el subsidio para financiar los aumentos salariales" a los choferes de la UTA.