CIUDAD › ASISTENCIA DIRECTA A MAS DE 22 MIL FAMILIAS
Recuperar el sentido de la mesa o a comer con la familia, es uno de los objetivos que plantea la Municipalidad de Rosario a través del Programa Crecer, que desde 1997 se desarrolla en 33 centros distribuidos en las zonas más pobres de la ciudad. El programa surge para recuperar lazos sociales, contención y solidaridad y apunta a niños de entre 2 y 5 años, y a sus madres.
"Es un espacio de educación no formal, pero no se parecen a una guardería, son centros donde el lema no es dar de comer según la psicóloga Laura Sambito, coordinadora del Programa Crecer sino favorecer procesos de inclusión, generar hábitos, elevar la autoestima, fortalecer la participación ciudadana, apropiarse del espacio público, concebido como bien común, generar vínculos y ejercer sus derechos".
Al estar ubicados en la áreas carenciadas el programa ayuda a paliar la desnutrición. "El desnutrido tiene deteriorado el vínculo con su madre", sostiene Sambito. El centro reconstruye estos vínculos a través de cuatro proyectos: pedagógico y estimulación psicomotriz, nutricional, productivo y recreativo.
La madre vuelve a la mesa con su hijo, sea en su casa o en el comedor del centro, donde se les provee de dos comidas diarias. En el lugar están los profesionales y sus colaboradoras, éstas son vecinas y mamás del barrio, de diversas edades, incluso abuelas de más de 60 años, que en estos espacios han logrado sentirse útiles.
Las colaboradoras son voluntarias, ellas asisten a las mamás, pero también se capacitan y "crecen" con ellas. De esta manera todas aumentan su autoestima y se favorecen enormemente los vínculos sociales.
Hay 800 colaboradoras en los Centros Crecer, que junto a los 250 profesionales (maestras jardineras, psicólogos, antropólogos, profesores de educación física, comunicadores, agrotécnicos), asisten de manera directa a 4.500 chicos y a 22 mil familias.
"Crecer" es un proceso de aprendizaje mutuo, las mamás que muchas jamás han salido del barrio aprenden a tratar a sus hijos, a cocinarles, maximizando las cualidades nutritivas y hasta de sabor de los alimentos a los que tienen acceso. El Programa no sólo ayuda a la crianza de sus hijos sino que, en lo personal, en la relación con sus parejas.
Al conocer sus derechos también pueden imponer límites, como por ejemplo, en los casos de violencia y maltrato, logran manejarse independientemente en la ciudad, a salir del barrio y apropiarse del espacio público, allí participa el programa recreativo, y muchas de ellas se han atrevido a golpear puertas para pedir un trabajo.
La capacitación les ha permitido tener un oficio. El programa incluye la promoción de emprendimientos que permitan la subsistencia de la familia.
Existen 130 de estos emprendimientos, y otros tantos en desarrollo, que comenzaron siendo de "autoconsumo" y se han desarrollado como cooperativas, algunos ya están en la fase de comercialización, dentro del barrio. En esta etapa el hombre de la familia llega a "Crecer", sembrando huertas, produciendo plantas medicinales, criando aves de corral o conejos, ayudando a vender.
Organizaciones no gubernamentales que trabajan en el barrio también capacitan a las mujeres en salidas laborales independientes, oficios tales como peluquería, costura y manualidades, dentro del centro y junto a sus hijos.
El programa se financia con un presupuesto de 7 millones de pesos, y funciona en el ámbito de Promoción Social de la Municipalidad de Rosario.
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