CIUDAD › EL RESPONSABLE DE SUEñOS COMPARTIDOS EN ROSARIO HABLó DEL PROYECTO Y DEL CASO SHOCKLENDER.
Rodolfo Fernández, responsable político en Rosario del proyecto de las Madres explicó que "ningún dirigente, ni oficialista ni opositor, se acercó al obrador ni manifestó interés por la situación" que atraviesan los obreros y la propia iniciativa.
› Por Luis Bastús
Son días de inquietud en el obrador Sueños Compartidos. Los 191 trabajadores de la Fundación Madres de Plaza de Mayo reanudaron la construcción del barrio porque cobraron la quincena que se había demorado, pero saben que nada es igual desde que estalló el escándalo con Sergio Schoklender. Desde adentro del tejido perimetral de Juan José Paso y avenida Sabin, a la sensación de incertidumbre que campeó en la semana se sumó el regusto amargo de sentirse señalados con cierta carga inquisidora, como si el manto de sospecha también cubriera a esas 450 familias, en su mayoría de la comunidad toba, que aguantan la esperanza de convertir sus ranchos helados y húmedos en un barrio de casitas decentes.
Consultado por Rosario/12, el responsable político del proyecto en Rosario, Rodolfo Fernández, confirmó la suposición. Ningún dirigente, ni oficialista ni opositor, se acercó al obrador ni manifestó interés por la situación que tuvo en vilo a los 5.400 trabajadores de la Fundación en todo el país, y que recrudeció en Buenos Aires, con manifestaciones explícitas en la calle. "No, no nos llamó nadie. No es un buen momento para que se nos acerque ningún político. Mucho menos en vísperas de elecciones. Es como si tuviéramos lepra en estos días", se rió Fernández y no se refería a Newell's.
El coordinador del emprendimiento estuvo desde el jueves en la agenda periodística de la ciudad. La razón no fue la culminación de las primeras 36 viviendas, de las 256 proyectadas para la primera etapa, sino el atraso de pagos y la medida de fuerza decidida por la comunidad de albañilesvecinos.
"Con los medios que encaran de frente, con los que vinieron al obrador a ver cómo trabajamos, cómo estamos organizados, tengo buen trato. Después, están los otros, los que hablaron sin venir a ver, sin conocernos", dividió Fernández. "Apenas estalló lo de Schoklender contó, me llamó una producción y yo aclaré que no iba a hablar de eso porque no tengo información para opinar de cosas que está investigando un juez. Y como les dije eso, no me llamaron más. Parece que a algunos medios no les importa que estemos terminando 36 casas, que ya están asignadas. Les importa el quilombo nomás. Y acá seguimos trabajando, y pasan tantas cosas buenas con esta gente que se ve incluyéndose, creciendo por su propio esfuerzo, con una dignidad emocionante".
"No soy ajeno a los medios. Trabajé en algunos, acá y en el exterior, en países revolucionarios y en capitalistas, y en todos lados la prensa tiene determinados intereses y se mueve por ellos. La gente se deja llevar por lo que dice la prensa, en la cola del supermercado dicen tal cosa, y quién lo dijo, la radio, ah, entonces debe ser cierto", parodió. Y agregó: "Yo leo una noticia y la sigo en diferentes medios, al final saco una conclusión de todas las versiones y es posible que recién me haya acercado al 50 por ciento de la verdad".
En su opinión, la revelación de los desmanejos de los fondos de la Fundación y el año electoral tienen un nexo y una intencionalidad. "Las casualidades no existen. Lo de Schoklender era una bomba que iba a explotar en cualquier momento, pero pienso que debería haberse sabido antes, cuando era posible subsanarlo, y no tener que amputar cuando el problema avanzó. Creo que se esperó el momento político para hacer estallar el escándalo y fue un tsunami. De todos modos, no tiene ni de lejos la dimensión del desfalco de Enron. Sin embargo, aquí se acusó, se juzgó y se condenó antes de que el juez interviniera y empezara a investigar", dijo.
El ex apoderado de la Fundación, Sergio Schoklender, entregó el viernes al juez Norberto Oyarbide documentos de la entidad y el balance de 2009 para plantear que no integraba el Consejo de Administración y que no era él sino Hebe de Bonafini la responsable de la gestión. De esa manera quiso neutralizar la imputación de estafa, asociación ilícita y administración fraudulenta por la cual se lo investiga.
Fernández, que supo tratar con Schoklender, sospecha con dolor, acaso, una jugada maquiavélica. "Es posible que esos papeles lo favorezcan deduce, porque es posible que Hebe haya firmado sin mirar si Sergio se los puso adelante. Es que Hebe tenía absoluta confianza en Sergio y él traicionó esa confianza. Eso ha sido lo más grave".
Al confrontarlo con la hipótesis de que Schoklender salga indemne de la investigación penal y que Bonafini quede enredada, el militante rosarino de Sueños Compartidos no expresó sorpresa: "No hay que subestimar la inteligencia de este hombre. Por algo terminó dos carreras en la cárcel y armó un monstruo como lo es esta obra".
Fernández marcó que "quizás esa confianza no le permitió ver a Hebe lo que pasaba, o no quiso ver. No hay que olvidar que ellos tenían un vínculo como de madre e hijo, y esa negación es habitual en algunas". Pero la maniobra de Schoklender no confunde a Fernández: "Todos los que trabajamos en la Fundación sabemos que él era el que mandaba, y no otro. Hebe estaba en una dimensión política. Ella ocupa otro lugar, enorme, indelegable, el lugar de las Madres; pero la Fundación estaba en manos de Sergio y acá adentro lo sabemos todos. El que cerró el acuerdo en Rosario, para construir el barrio, y en todos lados era él. No puede decir ahora que no sabía", enfatizó.
Para delegado de la Fundación en Rosario, el descargo del ex apoderado contra la presidenta de la institución "es una bajeza que tal vez no se pueda probar ante la Justicia, pero una bajeza al fin".
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