CIUDAD › TRES HERMANOS MURIERON POR ASFIXIA EN UNA HUMILDE VIVIENDA
Los chicos de 15 y 4 años y siete meses murieron al parecer por asfixia al inhalar el humo que emanaba de una olla puesta al fuego de una garrafa. La madre está internada en el HECA y su pronóstico es muy delicado.
› Por Lorena Panzerini
Gonzalo, Luna y Jonathan encontraron la muerte ayer por la mañana en una humilde casa de zona sur, al parecer por asfixia al inhalar el humo que emanaba de una olla puesta al fuego de una garrafa. Al principio se había hablado de inhalación de monóxido de carbono; pero más tarde, el jefe de la policía, Cristian Sola, aseguró que la versión más fuerte es que "el fuego se consumió todo el oxígeno" del pequeño ambiente. El mayor de los hermanos tenía 15 años, la nena, 4 y el bebé, siete meses. Con ellos estaba su madre, Daniela, de 37 años, que al cierre de esta edición permanecía internada en "muy grave estado" en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca). El padre de los chiquitos fue quien encontró la trágica situación cuando llegó ayer al mediodía al monoambiente que alquilaba para sus hijos y su ex pareja, en Pasaje Aguirre 5954. Los vecinos señalaron que la mujer dejó la olla al fuego durante horas.
Los cuerpos, que serán sometidos a autopsia en el Instituto Médico Legal, fueron retirados de la piecita de ladrillo hueco y casi sin ventilación, alrededor de las 14 de ayer. La casa de un ambiente, al fondo del terreno, estaba habitada por Daniela y sus tres hijos, Gonzalo y los pequeños Luna y Jonathan. Según relató Walter, vecino y dueño de la casa que alquilaba la familia, poco antes del mediodía llegó el papá de los nenes. Abrió la puerta porque nadie lo atendía, y una oleada de humo blanco lo cegó.
Carlos Escobar, de 49 años, llegó al lugar para buscar a Luna, su pequeña hija, que padecía problemas respiratorios y debía llevarla al médico. Más temprano, había llamado innumerables veces al celular de Daniela, que nunca contestó.
"Estaba muy consternado con lo que pasó, casi tuvo que tirar la puerta abajo y después vio a sus hijos muertos", señaló Walter con la voz quebrada. El vecino se ofreció a entrar primero y logró apagar la garrafa de cinco kilos que quemaba una olla con comida ya evaporada. Recién ahí vio a los tres chicos "dormidos". "Les tomé el pulso y los traté de despertar, pero nada". Ya era demasiado tarde. Daniela también estaba desmayada, e inconscientemente, vomitaba, aunque "en ningún momento reaccionó".
Si bien la policía no pudo establecer la causa de las muertes, las primeras versiones daban cuenta de que fallecieron asfixiados con monóxido de carbono; aunque más tarde, personal de bomberos y de la policía coincidieron en que el monoambiente "estaba cerrado casi herméticamente", por lo que el fuego "consumió el poco oxígeno que había" en la piecita de no más de 30 metros cuadrados, con una ventana "difícil de abrir", y una puerta "con un zócalo debajo, que no dejaba entrar aire".
Uno de los agentes detalló que al llegar al lugar "el chico más grande estaba sentado en la cama, apoyado en la pared; el bebé estaba en su cochecito; y la nena había quedado encima de la madre".
Si bien los médicos del Sies intentaron reanimar a los chiquitos con ejercicios de resucitación, no lo lograron. Daniela fue trasladada de urgencia al Heca, donde permane en coma. Su estado era "muy, pero muy delicado", y el pronóstico "incierto".
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