"No soy una vagina, tampoco unos pechos, soy una mujer exigiendo sus derechos", repetían una y otra vez las decenas de mujeres, que junto a una importante cantidad de hombres, marcharon anoche por las calles de Rosario portando los carteles de la Marcha de las Putas. La movida, que se realizó simultáneamente en Buenos Aires, apuntó a defender a las víctimas de violencia sexual, porque "cuando una mujer dice no es no", aseguraron. Melina, una de las voceras, recordó que la marcha surgió a partir de los desafortunados dichos de un policía canadiense, que en medio de un seminario sobre derechos de género, aseguró que "las mujeres deberían dejar de vestirse como putas para evitar ser violadas". El enojo de millones de mujeres se reprodujo a casi todo el mundo: primero en Canadá, donde marcharon en abril pasado. Luego llegó a México, Brasil, India, Australia, Holanda, Honduras, Nicaragua, Perú y Sudáfrica. La versión argentina se reprodujo en Mar del Plata, Buenos Aires y ayer en Rosario; mientras que cordobesas y misioneras ya preparan sus carteles para las próximas semanas.

Pese al frío polar de ayer, la convocatoria en la plaza San Martín fue ampliamente aceptada. Hasta allí llegaron organizaciones feministas, legisladoras, concejalas y estudiantes, que junto con sus familias, novios y amigos decidieron salir a la calle a gritar "Basta: ni en la cama, ni en la calle". La idea de la frase simboliza la negativa para con los llamados piropos, que "también son violencia".

Melina recordó que el objetivo del encuentro al que se sumaron alrededor de 300 personas es "repudiar todas las formas de violencia sexual y de género y sobre todo las justificaciones, porque las víctimas no son responsables ni culpables de la agresión. Ninguna persona es merecedora de ningún tipo de agresión por cómo se viste, cómo camina y adónde trabaja. Exigimos respeto por el otro. Es la base de la educación. Naturalizar estos tipos de violencia nace de la sociedad machista en la que estamos y la doble moral que hay... cuando una quiere hacer una denuncia te preguntan qué tenías puesto...".

Melina habló del acoso callejero. "Está muy naturalizado, nos hemos acostumbrado a este tipo de acoso; pero nos parece que no tiene que ser así, tiene que cambiar y todos somos responsables, por eso insistimos con que ésta no es una marcha de mujeres contra los hombres, sino de la sociedad para con la sociedad", señaló.

"Olé olé, olé olá, el patriarcado se va a acabar porque las putas cada día somos más", cantaban una y otra vez hombres y mujeres. Los transeúntes no entendían mucho. Una marcha de mujeres en la que ellas mismas se hacían llamar putas y se vestían --algunas, por el frío-- como tales, qué tipo de derechos podían exigir. Sin embargo, la utilización de esa palabra tiene un por qué: "No es un simple insulto, sino que se usa muchas veces para justificar las agresiones hacia las mujeres al decir `eso te pasa por vestirte como puta'. Nuestra idea es sacarle ese arma al agresor, y decir que si ser puta es vestirme como quiero o acostarme con quien yo quiera, nos apropiamos de la palabra y todas somos putas. Nosotras no pensamos que la palabra puta es un sinónimo de prostituta, porque cuando se lo usa para nombrar a una trabajadora sexual, también se está utilizando la violencia sobre ellas. Es una manera de llamar la atención, porque al usar la palabra que siempre se utilizó para estigmatizar, hacemos una representación simbólica".

Las organizadoras también se refirieron a la problemática del feminicidio, figura criminal que en Santa Fe ya suma 21 víctimas en lo que va del año. "Lo preocupante es que el feminicidio es la punta del iceberg de por qué se llevó a tener con la desigualdad de género. Porque si sos mujer y no acatás ciertos parámetros y no cumplís tu rol, te matan, como se mata también por ser gay o lesbiana. Nosotras insistimos con que estos pensamientos hay que cambiarlos desde la casa, en familia. Es muy preocupante, y creemos que hay que reflexionar y empezar a cambiar. Que la gente le enseñe a sus hijos a respetar por igual".

Como si fuera necesario aclarar el monosílabo, el grito de "no es no" retumbaba en calle San Lorenzo, al llegar a Buenos Aires, hasta que la marcha entró al Monumento a la Bandera. Allí, con un pequeño acto, las organizadoras aclararon que "no se puede culpar a la víctima por una agresión. Nadie merece ser violentado, y siempre las agresiones son culpa de quien las lleva a cabo, nunca de la víctima".

Bajo la estrofa del Himno Nacional que reza "libertad, libertad, libertad" en el ingreso al Monumento, y con la llama eterna de fondo, las mujeres exigieron derechos tanto para ellas como para personas que tienen otra orientación sexual.