CIUDAD › UN DESPERFECTO OBLIGó A VOLVER AL AEROPUERTO A UN AVIóN DE LA LíNEA SOL
Una aeronave Saab 340 de la empresa de capitales rosarinos, que había despegado con 30 pasajeros a bordo a las 7.30 con destino a Buenos Aires, debió retornar de emergencia a los 10 minutos pero no hubo lesionados ni daños materiales.
› Por Claudio Socolsky
Un aviso de alarma en el avión Saab 340 de la empresa Sol, que había despegado con 30 pasajeros a bordo del Aeropuerto Internacional Islas Malvinas ayer a las 7.30 con destino al Aeroparque Jorge Newbery, obligó al piloto a realizar un aterrizaje de emergencia en Fisherton sin que se registraran lesionados. "A partir de una alarma de presión en un motor; el comandante, en función de los parámetros de seguridad y de protocolo que tenemos, procedió a cortar el motor. No es que el motor se haya cortado solo, y ante esta situación decidió volver al Aeropuerto más cercano, en este caso el de Rosario, porque hacía 10 minutos que había partido, resolviendo el tema eficientemente", explicó a Rosario/12 el vicepresidente de Sol, Juan Nyffenegger. El directivo destacó la pericia del piloto que resolvió "una situación, que si bien no es común, aterrizó el avión sin ningún inconveniente". Aunque las primeras informaciones consignaban que la empresa había suspendido los vuelos programados de ayer, el vicepresidente de la línea aérea confirmó que "más allá de un corrimiento horario, porque este avión salió de actividad, los vuelos salen normalmente".
Los pasajeros del Saab 340 biturbo de la empresa Sol, con capacidad para transportar a 34, vivieron ayer momentos de tensión. A pocos minutos de haber partido de Fisherton, la azafata anunció que el piloto había decidido regresar al Islas Malvinas por desperfectos técnicos. Uno de los pasajeros del vuelo, relató a LT8 que "una turbina empezó a largar aceite y la pararon. Volvimos en una sola hélice y en un momento me encuentro que el río estaba en el otro lado y estábamos volviendo. Hubo un sacudón cuando pegó la vuelta, yo estaba del otro lado de la hélice y un muchacho que estaba allí comentaba la pérdida".
Otra pasajera, que decidió esperar la reprogramación del vuelo durante tres horas, mientras el resto optó seguir el viaje por vía terrestre, también dijo a Canal 5 que de una hélice, que estaba "totalmente parada, chorreaba aceite". De todos modos, la mujer subrayó que el "vuelo fue muy tranquilo, aterrizamos muy bien, no parecía que estábamos en una situación complicada, después cuando vi la cantidad de bomberos y ambulancias en la pista pensé lo contrario".
Nyffenneger explicó que el encendido de la alarma constituye a veces una falla del indicador. "Estamos viendo si fue un problema del motor o del indicador, pero en este caso el piloto procedió a cumplir con el protocolo, cortó la actividad del motor y volvió a Rosario". Si bien el vicepresidente de la línea aérea escuchó a algunos pasajeros hablar de una pérdida de aceite, señaló que aún desconocen cuál fue el problema que originó el encendido de la alarma.
Con respecto a las pericias, el vicepresidente de la línea área aclaró que además de los controles impuestos por la autoridad aeronáutica argentina, los motores están monitoreados por la empresa General Electric que los fabrica, y después de determinadas horas de vuelo "son enviados a Estados Unidos para ser monitoreados". Para saber si el motor del Saab 340 que ayer fue cortado luego que se encendiera la alarma se enviará a su fabricante habrá que aguardar el resultado de las investigaciones.
Por su parte, el titular del Aeropuerto, Raúl Garo, señaló que "todo estuvo perfectamente controlado, desde el Aeropuerto tomamos conocimiento inmediatamente". Garo destacó que el piloto realizó el aterrizaje de "forma perfecta, sin ningún inconveniente", y que en la pista se había dispuesto todo el operativo de emergencia "por si llegaba a ocurrir algo".
El 18 de mayo, un avión de la línea aérea de capitales rosarinos sufrió un accidente en Los Nenucos, provincia de Neuquén, en el que perdieron la vida 19 pasajeros y los tres tripulantes, entre ellos la azafata Jessica Fontán, oriunda de Rosario. Según la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA); Fontán, que era delegada del gremio, había denunciado días antes del accidente a la empresa por malas condiciones de trabajo ante la Administración Nacional de Asociación Civil (Anac).
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