CIUDAD › UN TAXISTA FUE BALEADO EN UN ASALTO. LOS TAXISTAS DECRETARON PARO.
Hernán Romero, de 42 años, fue abordado por dos hombres en French y Garzón, en Empalme Graneros, y acabó baleado en el vientre como desenlace de un robo. La Policía prometió reforzar la vigilancia en los "corredores seguros".
› Por Luis Bastús
La saga se repite una vez más. Un taxista herido en un asalto. Espontánea reacción de colegas. Protesta, piquete, bocinazo. Sindicato y cámaras patronales exigen seguridad. Paro. Reunión con autoridades políticas y policiales. Se promete más vigilancia, acuerdan medidas. Todo en una sola jornada. El tema conserva visibilidad durante algunos días y languidece hasta el próximo episodio violento.
La secuencia volvió a desatarse hacia las 21 del lunes, cuando el peón de taxi Hernán Romero, de 42 años, fue abordado por dos hombres en French y Garzón, en Empalme Graneros, y acabó baleado en el vientre como desenlace de un robo. Anoche seguía internado en el hospital Clemente Alvarez, aunque ya fuera de peligro. Pero la noticia corrió rápido en las radios y bares de taxis, y enseguida 200 choferes se reunieron frente al Heca, y luego se plantaron en su punto de mayor concentración nocturna, el casino. De madrugada, llevaron la protesta a la Terminal de ómnibus, y la bloquearon toda la mañana, lo que generó un trastorno extra en ese lugar. Al mediodía, los manifestantes -que se identificaron como "autoconvocados" y refractarios a la representación del Sindicato de Peones- marcharon hacia la Municipalidad en busca de la intendenta y la llamaron a bocinazos. Pero Mónica Fein había viajado a Montevideo y entonces el mitín se dispersó, aunque sus taxis marcharon al garaje hasta hoy a las 6. Este grupo, que así hizo visible la interna del gremio tachero, resolvió prolongar el paro que el Sindicato y la patronal Catiltar mantuvieron hasta las 18.
Tras la reunión mantenida ayer en la delegación local de Gobernación, el titular sindical, Horacio Boix, reveló que el secretario de Seguridad, Marcos Escajadillo, y el subjefe de Policía provincial, Cristian Sola, prometieron reforzar desde anoche la vigilancia en los "corredores seguros", tal como desde 2006 se consideran a ciertas avenidas y calles troncales de la ciudad sobre los que los taxis debieran centrar su rutina nocturna. "Nos dijeron que duplicarán la cantidad de vehículos, que habrá 80 patrulleros fijos para controlar los corredores y habrá otros que irán de un punto a otro. Y que en los primeros días de febrero se incorporarán 400 policías más en Rosario. No significa que sea una solución inmediata, y puede diluirse en el tiempo como ya pasó. Pero este problema no se soluciona fácil. Al menos esto fue una respuesta", sopesó Boix.
Escajadillo aseguró que desde anoche se apostaría en "las zonas más sensibles a los robos el grupo de intervención rápida de la Unidad Regional II, las Tropas de Operaciones Especiales y Los Pumas", en alusión a los policías de Guardia Rural. Y adelantó que "el sábado se sumarán 400 policías cuya incorporación ya estaba prevista desde antes. Son egresados del Instituto de Seguridad Ciudadana", dijo el funcionario.
El secretario de Servicios Públicos municipal, Pablo Seghezzo, puso en la mesa la idea de aplicar un sistema que tienda a retirar la circulación de dinero dentro del taxi, como la tarjeta prepaga funciona en el servicio de colectivos. "Si se saca el dinero de los coches, la situación de inseguridad disminuye. Están dadas las condiciones para seguir avanzando en este tema", propuso. Y Boix celebró: "Ojalá fuera la solución, pero los titulares no quieren la tarjeta".
El titular de la Asociación de Taxistas Independientes, Mario Cesca, rechazó esa iniciativa. "Si no tienen la recaudación para robar, nos van a robar la billetera nuestra, el reloj del taxímetro, el GPS, cualquier cosa para sacar una bolsita de droga que vale 20 pesos", descreyó. La particular visión de Cesca estriba en las obligaciones que el municipio les impone para evitar la deserción de unidades durante la noche y en feriados: "Nos obligan a poner choferes y no los hay. Entonces ponemos a manejar al primero que pasa, y así hay inexpertos que se meten en zonas que desconocen, no saben manejarse con la gente, y se ponen en peligro ellos y el pasajero", opinó. "Esto no tiene solución si se lo encara por el lado de ponerle cosas encima al taxi. Y te juro que cuando tenés un revólver en la cabeza no querés tocar nada, ni botón de pánico ni nada ¿Tabiques divisorios? En Montevideo los taxistas se cansaron de pagar juicios de pasajeros que se dieron la cara contra el blindex, y en un Corsa el pasajero tendría que cortarse las piernas para entrar con un tabique de por medio. Además, si no es por atrás, asaltarán por el costado. Los delincuentes nos sacan años luz a todos, están las 24 horas para pensar cómo atacar", abundó. El dirigente de ATI es remiso a introducir variantes en el servicio. "Si tuviéramos que cambiar por autos de alta gama, la tarifa tendría que costar 5 veces más y nadie se va a subir", agregó.
José Iantosca, de la Cámara de Titulares de Licencias de Taxis (Catiltar), también arrojó desencanto. "Si la Policía no está en la calle, ni el botón de pánico ni los corredores seguros dan resultados. Somos los únicos que pagamos obligados por seguridad: pagamos un GPS que cuesta 700 pesos por mes. A los comerciantes le pusieron videocámaras gratis", se quejó.
Tanto los taxistas que se manifestaron en la calle, ajenos a las instituciones orgánicas del sector, como los referentes del sindicato y de las cámaras, coincidieron en reclamar "soluciones de fondo, políticas que combatan el tráfico de drogas, la marginalidad. Todo lo demás son paliativos". Y también cuestionaron el sistema penal que los lleva a inferir que los asaltantes "son reincidentes que caen presos y salen enseguida, para volver a robar".
Además de la reedición del reclamo de seguridad en este servicio público, ayer quedó en evidencia la división que bulle en el sector de peones de taxis. El portavoz de los que no responden al Sindicato, Sergio Giacopetti, explicó ayer: "Somos los trabajadores los que queremos una reunión con autoridades. Esto no pasa por gremio, cámara ni por nadie, porque somos nosotros los que andamos en la calle y queremos una respuesta".
Boix interpretó que al sector díscolo "le cayó justo el asalto de este compañero para hacer política, porque en el fondo quieren meterse en el gremio por la ventana en lugar de disputar democráticamente". A ese grupo atribuyó el sindicalista la agresión que dos de sus dirigentes sufrieron días pasados en la estación de servicio de Mitre y Zeballos. La semana pasada, desconocidos balearon el frente de la sede sindical.
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