CIUDAD › EL LIBRO DE "EDUCACION SEXUAL Y PREVENCION DE LA VIOLENCIA"
La psicóloga y educadora Liliana Pauluzzi, que trabaja para modificar estereotipos de género en la sociedad, presenta hoy su libro.
› Por Sonia Tessa
Si hace 20 años se animó a recopilar las preguntas de los chicos sobre sexo, cuando hablar del tema en las escuelas era casi una utopía, hoy Liliana Pauluzzi vuelve a dar un paso adelante. Con la educación sexual convertida en terreno de combate público, ella apuesta a la contundencia de los hechos: la experiencia transformadora de 15 años de seminarios para docentes y profesionales en toda la región. Convocada por la editorial rosarina Hipólita, sistematizó ese trabajo en el libro Educación Sexual y prevención de la violencia, que se presentará hoy, a las 19, en la casa de Nodo Tau (Tucumán 3950). "A partir de toda la experiencia recogida puedo afirmar que el analfabetismo sexual está en todas las clases sociales, y que es aún más dañino que el no conocimiento, porque es un pseudo conocimiento que dice la mitad de la verdad, lo que significa la mitad de una mentira", expresó la psicóloga y educadora que desde los años 80 trabaja para modificar los estereotipos de género presentes en la sociedad.
La experiencia de Pauluzzi en educación sexual comenzó en 1986, cuando la escuela donde concurrían sus hijos la invitó a dar una "charlita", para la que ella desarrolló un audiovisual, "La aventura de crecer", que todavía hoy se utiliza como disparador de talleres. Con ese material, comenzó a recorrer escuelas y a registrar lo que pasaba con los chicos. Descubrió que no tenía sentido ir de manera aislada a algunos establecimientos, sino que la clave era la capacitación docente. Así inició el largo camino que hoy tiene una expresión en el libro.
Pero acá no sólo se trataba de informar, sino antes que nada, de practicar la deseducación sexual. "Se trata de deconstruir los mitos que cargamos todos los seres humanos desde antes de nacer. Y son violentos porque no les permiten desarrollarse de acuerdo con sus necesidades, sino que los encasilla", explicó la psicóloga, quien atribuye cada categoría a los autores que fue estudiando desde los años 80. Sus investigaciones se iniciaron al principio de esa década, cuando fundó junto a María del Carmen Marini y otras mujeres el Grupo de Reflexión Rosario.
La estrecha relación entre educación sexual y violencia tiene que ver con esos estereotipos. Convencida de la necesidad de erradicar esas maneras predeterminadas de asignar roles a las personas de cada sexo para cristalizar situaciones de poder y dominación, Pauluzzi sabe que en términos de sexualidad, hay demasiado por aclarar. "Generalmente se parte del supuesto de que la educación sexual no ha existido y uno de los escollos más importantes a salvar es reconocer que siempre se ha impartido educación sexual, regida por principios de prohibiciones, silencios y ocultamientos que son los recursos más utilizados por padres, madres y educadores ante los interrogantes que plantea la realidad", dice Pauluzzi en la página 18 del libro.
La posición de Pauluzzi es ética: "La infancia es nuestro camino. Sus preguntas, material fundamental de nuestro trabajo. Las preguntas que formulan las niñas y los niños con sus requerimientos de información, sus conductas, sus apremios, sus confusiones, sus urgencias, son las guías para intentar enderezar lo que la adultez ha torcido". Lo que pretende la autora es establecer una distancia entre la propia educación y la que se intenta brindar, a partir de preguntarse: "¿Somos capaces de sacudirnos de encima el autoritarismo?". Desde esta perspectiva, se abordan las urgentes problemáticas de violencia y abuso sexual.
"Esta concepción negativa y parcializada de la sexualidad nos lleva a proponer una educación sexual que incorpore los estudios de género, siendo éstos la producción del conocimiento acerca de las significaciones atribuidas al ser varón o mujer en cada cultura y en cada sujeto", propone la autora.
El libro se organiza en los dieciséis seminarios que plantea Pauluzzi para trabajar. Son tres módulos, que se inician con talleres vivenciales, considerados fundamentales porque "motivan reflexiones que logran movilizar una actitud de cambio para mejorar las relaciones humanas". También está planteado un módulo de lectura y análisis bibliográficos y otro módulo de técnicas para el aula, ya que esta capacitación fue planteada sobre todo para docentes, aunque luego se amplió a un campo más vasto de asistentes.
A lo largo de los dieciséis seminarios, las lectoras y lectores encuentran el detalle de las tareas propuestas, con una abundante conceptualización y citas que abren itinerarios posibles de lectura. En todo el libro está presente la desnaturalización y deconstrucción de la sexualidad tal como ha sido aprendida, y el programa de una sexualidad plena. "La educación sexual es educación para la vida. Es educación para la salud. Tiene que ver con la información, pero fundamentalmente con el compromiso de un cambio social", afirma Pauluzzi en la página 7. En esta apuesta hay una utopía. "Un proceso de transformación que conduzca a una sociedad mejor, más justa, más humana y menos alienada que la nuestra, donde el afecto hacia nosotras/os mismas/os y a las demás personas y el respeto, la tolerancia y la comprensión sean los criterios básicos para emprender la tarea", sigue en la misma página del libro cuya cuidada edición corrió por cuenta de Irene Ocampo y Gabriela de Cicco, las titulares de Hipólita Ediciones. El diseño y la sugestiva ilustración de tapa pertenecen a Mariel Bianco, hija de la autora.
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