CIUDAD › FRANCISCO MAGLIO, RECONOCIDO INFECTóLOGO, ELOGIó LA FORMACIóN MéDICA ROSARINA
El profesional cuestionó a la facultad de la UBA porque sus graduados salen "creyéndose dioses" y dijo, en cambio, que la currícula de la UNR es "una de las mejores" que conoce. Bregó por mejorar la relación médico-paciente.
› Por Sonia Tessa
Muy crítico con la formación de los médicos que egresan de la Universidad de Buenos Aires, el infectólogo Francisco Paco Maglio, de reconocida trayectoria en la formación de médicos, hace una diferencia, en cambio, con la Facultad de Medicina de la UNR. "Esta es una de las mejores currículas que yo conozco, junto a la de Tucumán. Porque se trata de un cambio que no es científico, sino ideológico", apunta con un tono campechano este profesional que estuvo en Rosario para hablar sobre "El escuchatorio en la relación médico-paciente". Maglio considera que "el médico más que curar, tiene que cuidar. El curar es una parte pero lo más importante es el cuidado. Cuando Sócrates hablaba de los médicos, decía que deben tener dos condiciones, una es su aptitud, que lo dan sus conocimientos y habilidades para curar enfermedades, que es la técnica de curar. Pero advertía sabiamente que con esto solo no es médico. Se necesita la actitud de una persona que cuida a otra persona y a eso lo llamó medeos".
Maglio fue director de terapia intensiva del hospital Muñiz, pero hoy dedica buena parte de su actividad profesional a la prédica por una nueva relación médico-paciente. "Nos forman, nos educan como si fuéramos dioses, nos hacen creer que somos dioses, y sabés qué es lo peor, nos creemos dioses. Hacemos cosas que ni los dioses hacen, y la gran diferencia entre dios y los médicos, es que dios sabe que no es médico", dice con sorna, y sonríe a la espera de complicidad.
Para Maglio, no sobran médicos en la Argentina, a contramano de las cifras de la Organización Mundial de la Salud. "Es muy fácil, en cualquier obra social o prepaga, si pedís un turno, van a pasar no menos de 15 días para que te lo den. Eso quiere decir que faltan médicos. Entonces, el tiempo se tiene que acortar. Si hubiera la suficiente cantidad de médicos, que atiendan el tiempo que ellos quieran, las cosas cambiarían", explica el profesional. Para él, "el escuchatorio es terapéutico. Hace 2500 años, el padre de la medicina, Hipócrates, dijo que muchos pacientes se curan con la satisfacción que les produce un médico que los escucha". Con naturalidad, el disertante despliega citas. "En el 1800, otro maestro de la medicina, el canadiense William Osler, dijo que practicar la medicina sin los libros es navegar sin brújula, pero practicarla sin escuchar a los enfermos, ni siquiera es embarcarse", agrega.
Crítico de la sobremedicación, para Maglio, "la industria farmacéutica divide a las personas en dos clases: las que toman medicamentos y las que no tomaron todavía", dice para coronar con una risa. También es crítico de la práctica médica que subestima a los pacientes, en especial a aquellos que concurren a los hospitales públicos. "Ese es un error, más que error es una subestimación de la gente, que al que no tiene educación no hay que explicarle, si a lo mejor sabe más que nosotros. Miguel de Unamuno enseñaba filosofía en Salamanca, que está en plena Castilla la Vieja. Cuando iniciaba las clases, abría una ventana donde se veían labriego y les decía a los futuros filósofos: miren que sabiduría tienen esos ignorantes. Pensar que el paciente no va a entender porque no tiene educación es subestimarlo, es casi xenófobo". También Maglio subrayó que Internet --a la que considera un cambio epistemológico más radical que la invención de la imprenta-- cambió la relación médico-paciente, pero no siempre en el buen sentido. "El 72 por ciento de la información médica que circula en Internet es falsa", advirtió.
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