CIUDAD › PROCESAN A NOVIO POR "HOMICIDIO AGRAVADO POR ENSAñAMIENTO Y ALEVOSíA"
Lorena Giménez estuvo internada con el 40 por ciento de su cuerpo quemado. Siempre señaló que se había quemado con el agua de una pava. Tras su muerte se abrió una causa. Ayer, el juez Beltramone procesó y detuvo a su ex novio Franco Aguirre.
› Por Lorena Panzerini
Lorena Giménez murió en marzo de 2011, luego de agonizar 33 días en una cama del sanatorio Rosendo García, donde permaneció internada con el 40 por ciento de su cuerpo quemado. En ese tiempo, no se salió del discurso sobre "un accidente doméstico" mientras calentaba la pava para el mate, en la cocina de la casa que compartía con su novio, de 22 años. Una vez fallecida la joven, sus padres presentaron la denuncia por sospechar del muchacho. Después de un año desde su primer relato --que intentó coincidir con lo que contó la víctima en vida, probablemente por miedo-- el joven dijo que su novia se había querido suicidar porque no quería que él la dejara. Para el juez de Instrucción 9º, Javier Beltramone, "no hay justificativo razonable para un suicidio". Ayer, Franco Aguirre fue procesado por el delito de "homicidio agravado por ensañamiento y alevosía". El magistrado advirtió "un caso de violencia de género", y señaló que el detenido procedió "de un modo cruel, que implicó el propósito de matar haciendo sufrir a Lorena".
Para Beltramone, el relato de la víctima fue inducido por su agresor. Los primeros en advertir el estado en que se ponía Lorena cuando le preguntaban qué había pasado la tarde del 27 de enero de 2011, fueron sus padres y hermanos. "Le agarraban ataques, empezaba a temblar, se ponía a llorar y no decía nada", manifestaron. El padre de la joven dijo que "pudo apreciar que Franco trataba mal a su hija: la callaba con insultos". Otros integrantes de la familia y amigas de la chica indicaron que la vieron "con marcas de golpes que al preguntarle de dónde provenían, ella siempre les decía que se había caído".
Mientras estuvo internada, Lorena les decía a sus familiares que "se quería volver a vivir con ellos y que tenía miedo". Cada vez que Franco la visitaba en el sanatorio, la chica "se quedaba llorando, y decía que no quería vivir más con él", pero no quería hablar de incidente que la dejó internada.
Días antes del hecho, en diciembre de 2010, la víctima perdió un embarazo reciente. Su hermana vio que tenía los brazos "llenos de moretones" y ella le contó que "se había peleado con Franco porque quería que él deje de tomar y de drogarse". También le contó que él la celaba con el novio anterior.
"Qué hiciste, qué hiciste", le gritó Franco a su novia apenas salieron de la casa donde ocurrió el hecho, en la zona sudoeste. Los vecinos y familiares del acusado dieron versiones que se contradijeron entre sí, durante la etapa de declaraciones. El relato del imputado tampoco fue coincidente con las pruebas: habló de una frazada que dijo utilizar para apagar el fuego en el cuerpo de su novia. Sin embargo, la frazada "nunca fue expuesta al fuego", según los informes. "Jamás intentó apagarla", dijo el juez.
Los testimonios profesionales "descreen desde el inicio, el relato oficial, puesto en boca de la víctima y del imputado". Cuatro médicos señalaron que las quemaduras pueden ser por exposición a llama, y que "se observan maniobras defensivas" de la víctima. Todo ello "desvanece" la versión del acusado.
Ante las dudas --compuestas también por la "tranquilidad y desinterés del acusado pese a la situación por la que atravesó"--, se produce una nueva declaración del sospechoso, en la que finalmente expresa que la chica se quemó sola. Dato que resultó llamativo y poco creíble a esa altura del proceso.
El juez hizo referencia a patologías de un hombre violento: "Crea relaciones de competencia y controla los intercambios sociales de su pareja. Suelen ser celosos, queriendo ser los únicos en la atención de su mujer". Por ello, sostiene: "Franco Aguirre con una personalidad violenta probada, roció con alcohol a su pareja y la prendió fuego. Lorena realizó maniobras defensivas. Al no lograr su fin inmediato, montó la escena: dijo que pudo mantener en vida a su novia, versión que intentó sostener en la seguridad de no contar con quien lo contradijera, pues Lorena había muerto".
Sobre el desempeño policial, el juez habló de "una deficiente y casi indolente actuación prevencional", en la que "no hay ningún elemento serio de investigación". Indicó que los padres de la víctima son quienes dieron cuenta de la muerte de Lorena, recién ocho días después.
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