Un joven de 17 años halló la muerte en Villa Gobernador Gálvez, a manos de otro adolescente a quien asaltó en la calle para robarle las zapatillas. Ambos forcejearon, y la pelea terminó cuando un balazo entró en la cabeza del primero. Hay testigos que relataron que el asaltado le disparó a su asaltante, luego de haberle quitado el arma.

Ocurrió a las 12.30, a la salida de la Escuela Nº 364, situada en la calle Bordabehere al 2100, en el suroeste de Villa Gobernador Gálvez. Una pareja -ambos tienen 16 años y concurren a ese establecimiento como alumnos- caminó un par de cuadras cuando, al llegar a la esquina de calle Liniers, un muchacho en bicicleta se les cruzó en el camino y los amedrentó con un revólver. Según declararía más tarde el joven sobreviviente en la comisaría 26ª, el pistolero empezó por exigirle a la chica que le diera sus zapatillas, y él aprovechó un segundo de distracción para abalanzarse sobre el otro. Contó que rodaron sobre la calle, en procura cada uno por controlar el arma. Y que en el fragor de la pelea sonó un disparo y luego otro. El primer tiro lastimó el brazo del adolescente asaltado, y el segundo impactó en la frente del atacante, quien murió en el acto. Hubo vecinos que le dijeron a la policía que el chico le quitó el arma al ladrón y lo ejecutó. Eso lo dirán los peritajes.

Los adolescentes escaparon corriendo, y cuando la Policía se enteró optó por buscar en el hospital Anselmo Gamen, en la certeza de que si el chico estaba herido iría tarde o temprano a curarse. Así fue. El joven se entregó y quedó imputado, a priori, de homicidio en legítima defensa, igual que su novia. Ni él ni ella poseían hasta ayer antecedentes penales. El que murió sí: once delitos a su cuenta, desde 2010. Se llamaba Lucas Fernández y vivía cerca del lugar donde murió, igual que la pareja detenida.