Una granada antitanque de origen español fue hallada ayer por la policía en un cajero automático de la sucursal de Ovidio Lagos y Saavedra, del Banco Macro. Personal de la Brigada de Neutralización de Explosivos la detonó en un descampado cerca del Puente Gallegos. El jefe de la policía, Walter Miranda, dijo a Rosario/12 que en el video de la cámara de seguridad de ingreso al cajero automático, donde estaba el dispositivo, se divisó a un hombre que, cerca de las 6, entró y dejó una bolsa negra en el piso. La alarma generada tras el llamado al 911 provocó conmoción, evacuación de la zona, tensión y zozobra, ante la posibilidad de que explotara. Más de media hora después de que personal policial especializado llegara al lugar, la granada fue retirada con minucioso cuidado y los expertos la trasladaron para detonarla sin que el aparato --que tiene un alcance de hasta 200 metros-- causara daños de importancia. La Justicia Penal rosarina investiga el hecho que está caratulado como "intimidación pública". Se intenta dilucidar si se trató de una maniobra distractiva para efectuar otro delito. En la misma mañana, hubo al menos cuatro falsas alarmas: dos de ellas, en entidades bancarias de Rosario y Funes. El gremio de los bancarios descartó una interna sindical (ver aparte).

El jefe de la Unidad Regional II relató que pasadas las 6.30 "se tomó conocimiento tras un llamado al 911 por parte de un oficial que cumplía servicio adicional en la Empresa Provincial de la Energía (EPE), lindante al banco". Al llegar, los efectivos de la Brigada de Explosivos "detectaron un envoltorio que en su interior contenía una granada PDF de las denominadas proyectables para fusil; con una carga explosiva antitanque". El jefe policial detalló que "se denomina bivalente ya que perfora metal y es antipersonal". "Se acciona únicamente mediante un fusil de tipo FAL --de fabricación argentina-- con sistema de propulsión, con una munición especial", dijo. Y agregó: "Puede alcanzar una distancia de disparo de entre 150 a 200 metros de longitud".

Tras retirarla minuciosamente del lugar, los expertos detonaron el artefacto en la zona descampada cercana al Puente Gallegos, con un sistema de cordones que simula al fusil, sin lanzar la granada. Tras la explosión, quedó un hueco de poco más de un metro de profundidad en el suelo. Ello da cuenta del daño que pudo haber provocado si explotaba en la sucursal.

El juez de Instrucción 4º, Juan Carlos Vienna --en suplencia de Instrucción 8º--, dijo a este diario que se investiga la causa caratulada "intimidación pública", y ordenó secuestrar los videos de las cámaras del Banco Macro, donde se logra ver a un hombre, pero no su rostro. La fiscal Adriana Camporini, quien señaló que se trató de un aparato de fabricación militar, indicó que no había hipótesis ni motivos claros. También trabaja en el caso la Fiscalía de Casos con Imputados No Individualizados --causas NN--, a cargo del fiscal Marcelo Vienna, quien analizará la filmación de los bancos donde hubo amenazas de bomba; también solicitó que se entreviste al personal bancario, e indagar acerca de la función para la que fue colocada la granada.

Tras la detonación del aparato que "únicamente explota con el fusil", según señaló Miranda, hubo al menos dos falsas alarmas en entidades bancarias que movilizaron a la Brigada de Explosivos hasta pasado el mediodía, y otras dos aisladas. La primera, cerca de una hora después del incidente en el Macro, fue en el banco Galicia de Alvear y Mendoza, donde los efectivos hallaron un paquete que en su interior tenía papel de diario y basura, que habría sido lanzado desde una motocicleta. Allí se desplegó un operativo similar al de Ovidio Lagos y Saavedra, pero al llegar al lugar, los especialistas advirtieron la falsedad del paquete y desactivaron el procedimiento.

Más tarde, otro llamado advirtió sobre una caja de cartón en la puerta de los cajeros de la sucursal Marco de la localidad de Funes, ubicada en la cortada Pellegrini, a 50 metros de la Municipalidad. Personal de la seccional 23ª dio aviso a la brigada antiexplosivos y estos corroboraron que dentro de la caja había otra que contenía barras de azufre y aserrín. El comisario inspector Santos Andrada calificó el hecho como "una picardía".

Las otras dos alarmas llegaron a través de un llamado desde una estación de servicio de Casiano Casas y Sorrento, donde no se encontró nada, según indicó Miranda; mientras que desde el Colegio Español hubo una llamada al 911, que tampoco arrojó resultados positivos. Ante la seguidilla de denuncias, la policía trabaja en conjunto con fuerzas nacionales como Prefectura Naval, Gendarmería, Policía Federal y Policía Aeroportuaria y decidió fortalecer la seguridad en los Bancos.