Tres disparos en el cráneo terminaron con la vida de Cristian Oyola, un empleado policial del Comando Radioeléctrico, de 23 años, a quien le faltaban seis materias para recibirse de contador público. El jefe de la Unidad Regional II, Walter Miranda, se refirió a un intento de robo, en el momento en que el muchacho estaba guardando su moto en la cochera, la noche del miércoles. Sin embargo, tras el asesinato, los autores huyeron y el rodado quedó dentro del garage de Casilda 1675, donde el portón estaba abierto. El cuerpo de Cristian, ensangrentado, quedó tendido del lado de afuera. De acuerdo con las primeras informaciones, Oyola fue abordado por dos personas que se llevaron el arma reglamentaria que portaba el joven, vestido de civil porque estaba franco de servicio. Al enterarse de lo sucedido, su padre murió de un infarto. "Los vecinos vieron cosas, pero tienen miedo de hablar", lamentó Cintia Masson, hermana de la víctima. Aunque hasta ayer había cuatro personas detenidas "por otro delito", en la Justicia fueron cautelosos porque si bien hay "algún indicio", no hay certezas que los relacionen con este crimen.

Con el de Cristian, sumaron 150 los homicidios que se produjeron en el departamento Rosario, en lo que va de 2012. La tragedia marcó a la familia del muchacho asesinado con dos muertes en pocos minutos. La del padre de Cristian, que estaba en Córdoba, fue consecuencia de la noticia del asesinato de su hijo.

En las redes sociales, los compañeros del joven que en febrero pasado ingresó a la fuerza, volcaron mensajes que dieron cuenta del dolor y la impotencia por la pérdida.

La escena en la cuadra de barrio Industrial donde fue el homicidio era desesperante, tras las detonaciones que se escucharon a la una de la madrugada. La sangre corrió rápidamente, y aunque Cristian fue trasladado de urgencia al Centro de Emergencias Rosario, no tuvo posibilidades de sobrevivir tras el ataque. Si bien su padrastro salió corriendo de la casa al oír los disparos, no alcanzó a identificar a los agresores que se alejaron corriendo del lugar.

La hipótesis policial dejó dudas en los familiares. Al parecer, el joven agente fue asesinado en medio de un intento de asalto. Los presuntos ladrones le habrían intentado robar su moto y tras resistirse, el muchacho fue baleado. "Le apuntaron directo a la cabeza", lamentó su hermana. Los allegados se preguntaron ayer "si querían robarle la moto, por qué no se la llevaron".

Cristian estudiaba en la Facultad de Ciencias Económicas y le faltaban seis materias para recibirse de contador público, según relató Cintia. Hacía nueve meses que era empleado de la fuerza. "Quería abastecerse solo en la carrera y por eso había entrado en la policía. Hacía su trabajo y lo hacía bien, tranquilo, no tenía problemas con nadie. Era una persona muy querida", dijo su hermana con los ojos inundados.

El miércoles, el muchacho había estado franco de servicio y aprovechó para salir con unos amigos. Su padrastro relató que alrededor de las 22.30 se había ido en la moto Honda Twister color blanco, y cerca de la una de la madrugada estaba de regreso. Antes de entrar a su vivienda, guardó la moto en una cochera de la cuadra. La versión oficial sostiene la hipótesis de que dos hombres abordaron al muchacho e intentaron quitarle la motocicleta. Se estima que la víctima se resistió y, en ese marco, recibió un impacto de arma de fuego en el ojo derecho, otro cerca de la mandíbula y un tercero más lejos de la cara. La primera bala le atravesó la masa cerebral y no dio tiempo para hacer nada que pudiera salvarle la vida. "Lo mataron como a un perro por una moto que ni siquiera se la llevaron; y no le dieron ni tiempo a sacar su arma reglamentaria", subrayó la hermana. El comisario Miranda, lamentó que "nadie" haya dicho "haber visto" algo de lo ocurrido.

Poco después del hecho, la familia del joven avisó lo sucedido al padre de este, que estaba en Córdoba. El hombre de 55 años no pudo soportar la dolorosa noticia y sufrió un ataque al corazón que terminó con su vida.