Sindicado como uno de los hombres relacionados con el narcotráfico en el noroeste de la ciudad, anteanoche fue asesinado a balazos Roberto del Valle Padilla Echagüe, alias "Tuerto Boli". Desde una moto, le asestaron seis balazos mientras conducía un Chevrolet Astra en la zona de Navarro y Donado, cerca de la comisaría 17º, en el oeste. El Tuerto había sido condenado a seis años de prisión por la Justicia Federal, a mediados de 2010, luego de quedar detenido en 2008 por comercialización de estupefacientes, cuando se desbarató la primera cocina de drogas en la ciudad, regenteada por él. Con el Tuerto, cayeron varios miembros de su familia. Además, trascendió que era parte de "una de las líneas de investigación" por un homicidio de septiembre pasado, en Fisherton Norte, que derivó en la destrucción de un quiosco de drogas por parte de los vecinos, quienes en ese entonces acusaron que el búnker pertenecía a un hombre, casualmente, apodado Tuerto. Mientras gozaba de la libertad condicional, encontró la muerte cuando conducía solo por la zona de Fisherton, a las 23 del martes. Los autores del crimen se encuentran prófugos; y la policía ya habla de "ajuste de cuentas".

El Tuerto tenía 43 años y residía en Funes, aunque también se hablaba de otros domicilios. Anteanoche conducía solo cuando lo sorprendió la muerte tras recibir una ráfaga de balas dentro del auto que conducía, a escasos metros de la seccional 17º de policía. Los impactos, que al parecer entraron por la ventanilla baja del lado del conductor y dejaron orificio de salida en la puerta del acompañante, hicieron que la víctima perdiera el control del vehículo y colisionara con una vivienda tras subirse a la vereda.

Padilla Echagüe fue detenido cuando se desbarató la primera cocina de cocaína en la ciudad, en febrero de 2008, en Empalme Graneros. Ese día, se secuestraron diez kilos de cocaína; y cerca de 800 mil pesos. La causa por la que fue condenado en juicio abreviado arrastró penas para su madre, su hermanastra, la pareja y el cuñado; mientras que el hijo recibió una sentencia menor de cumplimiento condicional. Las escuchas telefónicas fueron clave en aquel momento, luego que una persona anónima acusara al Tuerto.

Tras el crimen, ayer sobrevolaba la investigación una serie de aditivos de tinte mafioso que vienen teniendo varios sucesos violentos de este año. Mientras el hombre manejaba el Astra gris con vidrios polarizados, dos personas en una moto se colocaron a la par, uno de ellos sacó una 9 milímetros, le disparó al menos diez veces y huyó con su cómplice. El auto siguió circulando por inercia y chocó contra el paredón de ladrillo de una casa. Todo, a escasos metros de la seccional 17º. Padilla recibió seis impactos en el cuerpo, y murió en el acto.

El fiscal Enrique Paz, quien investiga el caso, dijo ayer a este diario que por el momento "no da la impresión de que se haya tratado de un intento de robo". Además, indicó que en el auto de la víctima no se encontraron estupefacientes, ni armas. Mientras esperaba informes sobre los antecedentes del fallecido, Paz indicó que sí se encontraron dos teléfonos celulares que se mandaron a peritar. "Testigos que circulaban en un auto detrás de Padilla hablaron de dos personas arriba de una moto", agregó; aunque los autores continuaban prófugos.

Tanto la titular de Delitos Complejos, Ana Viglione, como el jefe de la Dirección General de Prevención y Control de Adicciones (ex Drogas Peligrosas), Sergio Gorosito, reconocieron que la víctima "podría haber estado implicada en un hecho de sangre", del 21 de septiembre pasado; pero evitaron mencionar a la víctima del crimen, y aclararon: "Era una de las líneas investigativas", de la causa que está en manos de la jueza de Instrucción Nº 6, Raquel Cosgaya.