Dom 13.01.2013
rosario

CIUDAD › PIDEN QUE SE INVESTIGUE COMO CASO DE TRATA LA DESAPARICIóN DE DORA MARíA DIEL EN 2001

La misteriosa ausencia de una mujer

Ana Margarita Diel es la hermana de la víctima, que se esfumó de su casa sin llevarse ropa, documentos, sus ahorros y ni siquiera los cigarrillos, el 10 de febrero de 2001. Su preocupación era ganar dinero para que su hija estudiara.

Dora María Diel desapareció de su casa, en Avellaneda 3732, el 10 de febrero de 2001. Tenía en aquel momento 36 años. Entonces, la existencia de redes de trata de personas para explotación sexual no se conocía como ahora pero su familia siempre sospechó: Dora estaba en el patio de su casa, arreglando una plancha, y dejó las herramientas desparramadas, como quien sale por un ratito. Los pocos ahorros, el documento de identidad, la ropa y hasta los cigarrillos quedaron intactos. El juez de instrucción Juan José Pazos y la dirección de Seguridad Personal, entonces a cargo de Sergio Aguilar, tuvieron a su cargo la investigación, pero nunca hubo datos sobre lo ocurrido. La semana pasada, cuando escuchó a Susana Trimarco en el programa Los Notables, de LT8, Ana Margarita Diel decidió llamar para transmitir sus sospechas y pedir ayuda. La concejala de la Unión Cívica Radical, María Eugenia Schumck, que colabora con la Fundación María de los Angeles, le prometió que lo haría. "Lo único que pido es que se reabra la causa", dijo Ana Margarita a Rosario/12.

Schmuck se interesó en el caso, y prometió involucrarse en la causa judicial --que fue archivada por Pazos-- apenas termine la feria. En tanto, Ana cuenta la historia: en aquellos primeros meses de 2001, su hermana Dora estaba preocupada por la falta de dinero. Esa situación generaba discusiones con su marido. Antes de su desaparición, Dora quería a toda costa conseguir la plata para costear los estudios de Georgina Muñoz, entonces de 19 años, que hoy tiene 31 y está casada, con dos hijos. Cualquiera que tenga datos para aportar puede escribir a [email protected].

Georgina y Ana son las únicas integrantes de la familia que no se resignan: tienen indicios suficientes --que denunciaron oportunamente-- para pensar que Dora no se fue por su propia voluntad. "Era una madraza. Jamás hubiera dejado a sus hijos", asegura Ana, que no creyó jamás en las insistentes sugerencias de funcionarios policiales y judiciales de que Dora se había ido por su propia voluntad. "Lo que más me sorprendió es que ella no se hubiera llevado nada", dice y repite Ana, que averiguó con los vecinos si alguien había visto irse a su hermana. Sólo un nene, de 8 años, dijo que se había ido sola, por su propia voluntad, por la calle 24 de septiembre. Ese testimonio quedó desmentido por otros datos que juntó la familia.

"Todo se lo dije al juez en aquel momento, todas las situaciones raras que se vivieron tras la desaparición de Dora las denuncié. Pero la causa se archivó y nosotros nunca pudimos poner un abogado para que investigue", dice Margarita, que clama por ayuda.

Después de la difusión del caso Marita Verón, que fue secuestrada el 3 de abril de 2002 en Tucumán, y vista en varios prostíbulos de La Rioja, Ana se convenció de que algo similar pudo ocurrir con su hermana. Cuando desapareció, Dora estaba desesperada por trabajar, por encontrar un ingreso que le permitiera solventar la educación universitaria de su hija.

La investigación por "búsqueda de persona" jamás dio resultado. En el primer año, además de vivir situaciones sospechosas que Margarita prefiere no difundir para proteger la posible investigación, hubo un cadáver que reconocer, una mujer que apareció cerca de la casa. Margarita supo que la dentadura no era la de su hermana. Desde entonces, escuchó --ella, el marido de Dora, los hijos-- que la mujer se había ido por su propia voluntad. Una teoría que Ana descarta. "Cada vez que pienso que está viva, más me impulsa a buscarla", afirma.

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