Lunes, 11 de febrero de 2013 | Hoy
CIUDAD › EL EXPERTO EN MEDIACIóN ALEJANDRO NATó ANALIZó LA VIOLENCIA EN LOS HOSPITALES
El especialista encabezó reuniones en diferentes centros de salud de Rosario, para buscar respuestas más allá de la represión a las agresiones que vienen sufriendo los médicos. "Este tema no so se resuelve con más policías", consideró.
Por Lorena Panzerini
Con el objetivo de "minimizar los riesgos laborales y que el lugar público siga siendo para todos", más de mil profesionales de la salud participaron la semana pasada de encuentros de diálogo a los que convocaron la Secretaría de Salud Municipal y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos provincial -a pedido de los trabajadores- con el mediador y especialista en conflictos públicos, Alejandro Nató. Las reuniones se realizaron "para escuchar", tras los hechos de violencia sucedidos en efectores públicos, que generaron malestar en los gremios médicos, frente a situaciones en las que los trabajadores de la salud fueron víctimas de las agresiones de familiares de pacientes. Para el profesional -que trabajará durante todo el año con los equipos de Municipio y Provincia-, "desde el punto de vista participativo, Rosario mostró ser una ciudad diversa", saludó tras dialogar con trabajadores del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (HECA), Hospital de Niños Víctor J. Vilela, Alberdi, Roque Sáenz Peña, Zona Norte, Carrasco, de dos policlínicos y cinco centros de salud. En diálogo con Rosario/12, Nató advirtió que la problemática "es parte de la realidad". Por su parte, el subsecretario de Salud, Leonardo Caruana, adelantó que en marzo habrá una devolución de lo conversado, a cada efector.
-¿Cambió la violencia en los últimos años? -preguntó Rosario/12 a Nató
-Yo creo que tiene características nuevas, posiblemente porque hay menor credibilidad dentro de lo que es lo público en cuanto a la capacidad de dar respuestas, en cuanto a la emergencia de nuevos sectores sociales que están buscando su lugar; en cuanto a la posibilidad de hacer valer los derechos. Otro elemento en la ecuación son los niveles de consumo, en múltiples sectores, que trae también determinado tipo de reacciones que son mucho más violentas. No hay que estigmatizar que la violencia está aceptada en la marginalidad: la violencia atraviesa todos los sectores sociales. Además, si hay algún tipo de materialización de la desigualdad hoy, es en el distanciamiento. El distanciamiento entre los unos y los otros cada vez es más. Y en este sentido, el hospital público sigue siendo un lugar de encuentro. Un lugar para todos. El cómo hacer para no perderlo es lo que estuvimos debatiendo en cada uno de los ámbitos de trabajo.
-¿Cuál fue el contenido de los encuentros, tras los últimos hechos de violencia, con los médicos como víctimas?
-Hay situaciones de la realidad social que hay que empezar a comprender como que vinieron a quedarse. Hay diferentes grados de violencia que atraviesan lo social. Esa violencia tanto estructural, como cultural y directa que se manifiesta en escenarios urbanos y requiere reconfiguraciones. Pero también se piensa en la posibilidad de comprender que los espacios públicos siguen siendo de todos. El otro ya no es una persona que te puede llegar a hacer daño; sino que es un otro que está dentro de tu sistema y tiene el derecho garantizado, porque esto es lo que se está proponiendo. Hemos estado con más de mil trabajadores y todos coincidieron en que ésta es la realidad. Objetivamente, esto es lo que se siente a partir del compromiso social que se pone, y que muchas veces hay cierto grado de malestar, mal predisposición o mal humor que obedecen a lo que pasa en la vida cotidiana en todos los ámbitos y que se traslada al hospital.
-¿De qué manera se diagramó el trabajo con los profesionales de la salud?
-Hay lugares que pueden llegar a ser el bastión de la sociedad, como son los hospitales públicos; y en ese sentido se diseñó este plan de acción: tuvo como objetivo debatir y trabajar en grupos y generar diagnóstico situacional y a partir de allí tener un trabajo de diálogos interno en cada uno de los hospitales para poder seguir profundizando ese diagnóstico en los propios lugares de trabajo y con esto, a partir de marzo se va a empezar a generar una multiplicidad de acciones. Estas problemáticas son multifactoriales y multidiversas. La multifactorialidad que tiene como característica la violencia social requiere un abordaje integral para dar respuestas con multiplicidad de acciones. No hay una respuesta unívoca. Por eso, ya tenemos facilitadores del gobierno de la ciudad y del Ministerio de Justicia que acompañan todo este proceso y el involucramiento de actores. Buscamos el involucramiento con coordinación de acciones para tener algún efecto intersectorial que genere propuestas para que se lleven a cabo en lo que hace a la cultura del buen trato. Esto tiene que ver con el adentro y el afuera. Tenemos que ver cómo la gente de adentro trata al afuera, y viceversa. Va a ser difícil encontrar un eje que no sea el punto de encuentro entre todos. En principio hay mucha coincidencia. La garantía es que el hospital público va a seguir siendo público y que el derecho de acceso público a la salud en Rosario va a seguir siendo un derecho humano. A partir de esto, la Secretaría de Salud va a tomar decisiones para trabajar durante todo el año.
-¿Cuál es su diagnóstico con respecto a lo que dicen los médicos sobre la situación?
-Vi que los médicos manifiestan sus inquietudes y necesidades, pero al mismo tiempo su comprensión de lo que es la situación social hoy y la necesidad de seguir garantizando el derecho a la salud para todos. Hay un compromiso fuerte de los médicos hacia esto, de seguir brindando una buena salud; y en esto también está la revalorización de cada uno. También hay prácticas a revisar y analizar, pero los médicos están comprometidos. La pregunta de quiénes cuidan a los que cuidan a la población se planteó en los espacios de diálogo. A diferencia de otros lugares, en Rosario se está poniendo mucho en materia de salud: el hecho de tener un 27 por ciento destinado a la Salud es un dato objetivo de la realidad, que le da un cierto umbral distinto en cuanto a las posibilidades.
-¿Qué lectura hace de la situación específica en Rosario?
-Del punto de vista participativo, Rosario mostró una gran diferencia: es una ciudad diversa, pujante, que crece y que tiene su realidad social que pareciera ser que forman parte de esta diversidad que tiene que ver con sectores que todavía están necesitando acceder a muchos tipos de recursos. Lo cierto es que Rosario tiene como característica un perfil más cosmopolita, y hoy no hay mayor o menor tipo de estructuras de seguridad o inseguridad; sino sistemas de convivencia que se están dando y que son patrones comunes en muchos lugares. Las estigmatizaciones no me gustan. Creo que Rosario es una importante ciudad de Latinoamérica, que tiene las características y los condicionamientos de las importantes ciudades de Latinoamérica.
-¿Es importante la presencia policial en los efectores?
-Se discutió mucho por la coparticipación que hay entre la policía y la seguridad privada en los hospitales. Si algo pasó fue la necesidad de profundizar la articulación entre el hospital y los sistemas de seguridad. Es importante la presencia, pero no es exclusivo. A este tema no lo resuelven más efectivos; sino políticas focales e integrales que puedan atender una problemática con tantas características.
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