CIUDAD › A TRES MESES DEL ASESINATO DE MERCEDES DELGADO
El pedido de justicia por la militante cristiana asesinada, al quedar en medio de una balacera entre dos grupos que se disputaban el negocio del narcotráfico, sigue sin respuesta.
› Por Martín Stoianovich
Se sienta en una mesa redonda ubicada en uno de los costados del patio delantero de la casa, mientras los perros se alejan hacia otro lugar. Los ruidos de la ciudad no llegan con presencia a aquel rincón del barrio Ludueña que todavía se mantiene calmo en las primeras horas de la mañana. A medida que prepara el mate comienza a detallar la situación. Atrás suyo, pegado contra la pared, se deja ver un afiche en blanco y negro con la cara de su madre. Juan Ponce es uno de los hijos de Mercedes Delgado, militante cristiana que trabajaba en el Centro Comunitario San Cayetano de Ludueña, asesinada a los 50 años el 8 de enero pasado al quedar en medio de una balacera entre dos grupos que se disputaban el negocio del narcotráfico en el territorio.
Hoy, a tres meses del hecho, Juan sigue recordando aquel suceso con el mismo dolor y la misma bronca que en el primer día. A su impotencia, y a la del resto de la familia y amigos de Mercedes, la alimenta la situación que se está viviendo en torno al pedido de justicia, el estancamiento de la causa. Sólo hay un detenido, un menor de edad que según Ponce no es un implicado directo, sino que se trata de uno de los chicos de la otra banda que participó del tiroteo.
La realidad indica que hasta el momento hay diez personas con pedido de captura extendido a nivel nacional, entre los cuales se encuentran menores de edad. "Ya van para tres meses y los asesinos de mi madre están sueltos, de los que mataron a mi mamá pareciera que la policía no sabe mucho", sostiene Ponce. Dentro de su decepción no puede entender cómo en el barrio "todo el mundo" sabe dónde se vende droga menos la policía. Pero lo explica, dice que "a veces se dejan escapar cosas que para la causa son útiles, como cuando el comentario del barrio dijo que la policía llegó a la casa de los acusados a avisar que iban a tener una orden de allanamiento". Bajo esta situación de complicidad y corrupción, Ponce deja en claro el porqué de su pedido de no intervención de la comisaría 12ª. Hoy, el cuerpo policial que toma cartas en el asunto es la Brigada de Homicidio de la Policía de la Provincia.
Los familiares de Mercedes están acompañados principalmente por las trabajadoras del Centro Comunitario San Cayetano y por el colectivo El Caleidoscopio, entre otras organizaciones sociales. Por otro lado Ponce asegura que el arzobispo de Rosario, José Luis Mollaghan se comprometió a acompañar y apoyar el pedido de justicia.
Hasta el momento se intentó tener llegada al Poder Judicial a través de reclamos impulsados por movilizaciones hacia Tribunales Provinciales y la sede de Gobernación en Rosario. Se realizaron dos grandes marchas en estos lugares, promovidas justamente por el estancamiento de la causa judicial. Por el lado de la víctima interviene el Centro de Asistencia Judicial encabezado por la abogada Adriana Lucero. Mientras tanto, intervienen en el caso la fiscal Lucía Araoz y el juez Alejandro Negroni.
Desde el colectivo El Caleidoscopio, César Dottore repudia "el manejo burocrático" de la causa y, aunque admite que desde Tribunales confiesan que se está haciendo lo posible, no puede dejar de ver "cierta inacción, con respuestas evasivas". En las diferentes oportunidades que hubo movilización a Tribunales con el fin de entregar un petitorio que solicitaba la celeridad de la causa, Negroni nunca estuvo presente y se justificó su ausencia por encontrarse de vacaciones. En tanto, la fiscal Araoz argumentó una supuesta falta de informes, como lo es el resultado de la autopsia. Ponce lo desmiente sosteniendo que en el expediente entregado a la justicia se encuentran tanto las declaraciones de los testigos como la conclusión de la autopsia.
"Como no vimos resultados en las marchas, estamos haciendo ruido en los medios para que la gente se entere y para que se vea que nos seguimos moviendo y no nos quedamos paralizados", agregó Ponce.
"No sirven las palabras, sirven las acciones". La contundencia en la postura de Ponce encuentra sentido tanto en la situación actual, así como en experiencias vividas desde aquel 8 de enero. "La intendenta apareció en el velorio de mi madre y dijo que iba a ayudar a que se esclarezca, pero todavía no se esclareció nada", cuenta y destaca además que a partir de ese momento sólo hubo contacto con otra gente que trabaja en Gobernación.
Otro capítulo se vivió el pasado 14 de marzo en la última movilización, cuando se dio la coincidencia de la llegada de la marcha a la sede de Gobernación con la presencia de Antonio Bonfatti: "Pedimos hablar con él pero nos dijeron que estaba ocupado y que nosotros no estábamos en su agenda". En ese momento los atendió un secretario que aseguró que en término de un mes se pondrían en contacto por la causa. Mercedes Delgado supo trabajar en el barrio en nombre del Frente Amplio Progresista, lo que provoca que su hijo hoy no entienda la falta de respuesta.
Juan está convencido de que la lucha por la justicia de su madre va a atravesar muchas etapas como ésta. Asegura que él intenta seguir, pero recuerda que sus hermanos menores no tuvieron el apoyo psicológico que esperaban, situación que hoy se refleja en sus comportamientos ya que permanecen aislados y muy afectados.
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