Chicos y chicas encabezaron ayer la primera marcha de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud. Vinieron desde villa Banana, Ludueña, Bella Vista, Villa Moreno y Villa Gobernador Gálvez. Las dos primeras banderas que llevaron desde plaza Pringles hasta la 25 de Mayo fueron multicolores, pintadas por ellos mismos. "Ningún pibe nace chorro. La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado", decía una de las pancartas. Fabián, de 15, la portaba orgulloso, vestido con su camiseta de Central, mientras hacía bromas con Leo, de 14, que también sostenía la pancarta, pero su remera era de Newell's. Los dos tenían pañuelos tapándoles la cara. "Si nos ven, nos baten con la policía", explicó uno de los adolescentes. Más tarde, Nahuel, de 16 y del mismo barrio, contó que "la cana" los levanta "porque sí". A él le pasó una vez. "Y te da bronca, porque no hiciste nada. Si hubieras hecho algo, te la tenés que bancar", relata en una frase el peligro que vive.

"Uno de los objetivos fue traer la marcha al centro porque los pibes son víctimas de mucha discriminación cuando vienen al centro. Es un lugar que parecería vedado para los jóvenes de los sectores populares. Muchas veces, cuando entran a la peatonal les piden documentos. Hoy la policía tiene la potestad de detener a chicos de 14 o 15 años por averiguación de antecedentes o por la portación de cara que todos sabemos que sucede. Como adultos nos toca decir que con los pibes no", explicó Luz Olazagoitía, una de las integrantes de la Asamblea.

Las consignas fueron el rechazo a la baja de edad de imputabilidad penal y "también ante la matanza de pibes de los barrios populares", agregó el periodista Carlos del Frade, conductor del acto en plaza 25 de Mayo. "Hay que cuidar a los pibes, no cuidarse de los pibes", dijo Del Frade cuando los manifestantes se acomodaban para escuchar el documento elaborado por la Asamblea, antes de la actuación de La Semilla y Farolitos.

"Debemos hacer frente a este negocio multimillonario que se alimenta de la vida de pibas y pibes, muchos de ellos convertidos en 'soldaditos' de la guerra por el control del territorio. Un negocio cuyos grandes ganadores viven bien lejos de las casitas humildes y el barro: ellos habitan los barrios cerrados, las grandes torres desde donde observan la ciudad", dice el documento que leyeron ayer, cuando la noche oscurecía la plaza.

Rodrigo Bichito Gauna lo expresó con claridad. "Los niños no se levantan soñando con ser soldaditos, es algo re perverso. Les faltan oportunidades porque los tres niveles del estado están ausentes", dijo el militante social de barrio Ludueña. Los participantes de la Asamblea subrayaron que sólo el 0,5 por ciento de los delitos son cometidos por menores de 16 años. "Creemos que la baja de la edad de imputabilidad es una falsa solución. Por eso nos juntamos para pensar otras propuestas. Reclamamos políticas para la vida, que no sea sólo la juventud pensada en una clave penal y represiva sino con políticas públicas que garanticen la protección y promoción integral de los derechos del niño", apuntó Juliana Girolimo, también de la Asamblea, que es un conglomerado de organizaciones sociales, políticas, gremiales y de derechos humanos.

Si de garantizar el derecho a la vida, y a los proyectos de vida se trata, ayer la sombra del asesinato de Gabriel Aguirre, de 13 años, el domingo pasado, en Casilda y Camilo Aldao, dejaba su estela de tristeza en la movilización que superó una cuadra de manifestantes. "Hace cuatro días que estamos de duelo", expresó Facundo Peralta, de la ONG Causa y Efecto, que trabaja con pibes en Villa Banana.