Lun 23.12.2013
rosario

CIUDAD › FUENTES ECLESIáSTICAS HABLARON CON ROSARIO/12 DE LA RELACIóN MOLLAGHAN- IGNACIO

Dos iglesias muy distintas

El distanciamiento entre ambos, que llevó a Ignacio a comunicar que se trasladaría a la diósesis de Paraná; podría ser otro de los motivos de la investigación que el Vaticano dispuso sobre la conducta del arzobispo de Rosario José Luis Mollaghan.

› Por Pablo Fornero

En la primera quincena de septiembre, el Padre Ignacio Peries viajó a Roma para entrevistarse a solas con el Papa Francisco. Se conocen hace 15 años y ya se habían reunido en 5 ocasiones. El emblemático cura de barrio Rucci no tuvo que hacer mayores esfuerzos para ser recibido, en el primer acercamiento obtuvo un gesto positivo de Jorge Bergoglio y así fue como partió al Vaticano. No tuvo la misma suerte el arzobispo de Rosario José Luis Mollaghan, investigado por el mismo Vaticano por presuntas irregularidades en el manejo de fondos, supuestos padecimientos psiquiátricos del arzobispo y denuncias de laicos y sacerdotes por "maltrato". La autoridad de la iglesia católica en Rosario trató en siete oportunidades conseguir un encuentro con Francisco, pero el Papa nunca le otorgó la chance.

El encuentro entre Ignacio y Francisco se concretó en el noveno mes del año, pero se hizo público a través de las redes sociales el 1E de noviembre mediante un posteo que partió desde la parroquia Natividad del Señor. La foto del abrazo afectuoso se viralizó rápidamente y ganó la atención de los grandes medios de la ciudad. Pero detrás de las palmadas y las risas se escondía un mensaje que tenía un único destinatario. Mientras el cura de Rucci era bendecido por el Papa, el arzobispo de Rosario aún aguardaba en lista de espera. La imagen cayó como un baldazo de agua fría en la casona de Córdoba y España, desde donde siempre se miró con recelo la actividad del religioso nacido en Sri Lanka y nacionalizado argentino.

El apartamiento de Mollaghan hacia Peries sería una de las razones más fuertes del arribo a Rosario de José María Arancibia, ex arzobispo de Mendoza y designado por el Vaticano para llevar adelante la investigación sobre presuntas irregularidades en el Arzobispado de Rosario. Más aún luego de que a fines de julio trascendiera la firme posibilidad de que el cura de Rucci se radicara en Paraná, en otra sede de la Cruzada del Espíritu Santo, congregación a la que pertenece. En ese momento, Ignacio se reunió con la intendenta entrerriana Blanca Osuna y el arzobispo Juan Alberto Puiggari.

La posible partida del cura generó zozobra entre sus fieles, la sorpresa fue mayúscula, pero la realidad es que Ignacio se referenció en el arzobispado entrerriano ante las presiones ejercidas desde calle España, desde donde "nunca vieron con buenos ojos su masividad y las presiones fueron creciendo al punto tal de disolver la Cruzada del Espíritu Santo en Rosario", dijo a Rosario/12 una fuente que conoce bien de cerca la relación entre ambos sacerdotes.

Un salesiano que trabaja en uno de los barrios más conflictivos de Rosario confió que Mollaghan es una persona "accesible" y negó haber recibido "maltrato" de su parte. "En los momentos más difíciles siempre tuve el apoyo, nunca me dejó de lado", aseguró dicha fuente a este diario.

Sin embargo, sí reconoció que el arzobispo rosarino nunca generó una empatía generalizada en la comunidad católica local. "No hemos tenidos conducciones muy felices. En este caso, sí he observado un rechazo generalizado, (Mollaghan) no contaba con el consenso, no sé si porque no se lo ganó o no, pero en general los curas no esperaban la palabra del obispo para ver que hacían. No se logró un consenso para trabajar en equipo, de una manera seria. No un feedback positivo para trabajar con entusiasmo. No había un clima armonioso en referencia a lo que él pudiera plantear", describió.

La misma fuente eclesiástica reveló que Mollaghan solía "bajar la línea creyendo que estaban todos de acuerdo y así iba a funcionar, y eso nunca funcionó. Estamos ya cansados de que nos bajen en línea, queremos participar para algo en conjunto. Se había logrado un consenso en la diócesis, pero eso quedó en la nada. Es una constante no armonizar por las bases. Todo lo que se hace desde la base para arriba pareciera que no va a funcionar, en la persona del obispo. Entonces el rebote es el mismo".

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