A pesar de no contar con personal suficiente debido a los feriados de Semana Santa, continuó ayer el derribo de bunkers en la ciudad. Ayer fue el turno de una construcción ubicada en Avellaneda al 4800, que los propios vecinos pidieron que lo tiraran. Mientras aguardan las autorizaciones de la justicia federal para continuar con las demoliciones, las autoridades provinciales ya tienen previstas para los próximos días más intervenciones en aquellos lugares en los que se vendía droga y que funcionaban sobre terrenos fiscales. "Vamos a demoler aquellos en los que no necesitemos mano de obra, solamente los que podamos derrumbar con retroexcavadoras; seguramente haremos uno o dos por día para mantener el ritmo", señaló el subsecretario de Seguridad Comunitaria, Osvaldo Laffatigue.

El funcionario provincial precisó que el bunker derribado ayer en Avellaneda al 4800 no funcionaba desde hace dos meses, pero fueron los propios vecinos quienes pidieron que se demolieran para que no se creen conflictos. Laffatigue dijo que como este fin de semana no iban a contar con operarios para continuar con las tareas de demolición, se dedicaron a solucionar el problema originado tras el derrumbe del emblemático bunker ubicado en Avenida Francia, entre Caseros y Junín, detrás de las torres Dolfinas en barrio Refinería.

"Como estaban en el medio de tres o cuatro casillas, tomamos la decisión de dividir ese espacio de terreno y distribuirlo entre los cuatro. Los operarios reacomodaron todo el cerco perimetral de cada uno de esos lugares para que quede todo cerrado y que nadie se pueda volver a meter. Ahora todas las construcciones son más compactas y es más difícil poder meterse, de cualquier manera vamos a estar atentos, pasando constantemente porque si empezamos a ver que comienzan a levantar paredes entraremos para evitar que se vuelvan a instalar", precisó Laffatigue en diálogo con Rosario/12.