Mañana, el Concejo Municipal aprobará un proyecto de ordenanza promovido por el socialismo a través del cual se prohíbe fabricar, vender y distribuir juguetes bélicos en Rosario. "Estos juguetes generan violencia entre los chicos, entre quienes algún día serán grandes y aprenden a resolver sus conflictos no a través de la palabra y la negociación sino mediante la utilización de armas", justificó el autor de la iniciativa que ayer tuvo despacho de la Comisión de Derechos Humanos, el concejal oficialista Miguel Pedrana. El texto que se debatirá mañana en el recinto establece además que el Ejecutivo local deberá financiar una campaña de intercambio de juguetes bélicos por libros y juguetes no-bélicos. La regulación que tendrá en adelante la ciudad es similar a la existente en dos provincias (Córdoba y Buenos Aires), mientras que en Santa Fe resta que el Senado convierta en ley una propuesta que ya tiene media sanción.

En diálogo con Rosario/12, Pedrana aclaró que su iniciativa, cuya aprobación ya está garantizada, "es un primer paso para empezar a erradicar la cultura de la violencia. Somos conscientes de los alcances que tiene el proyecto en una sociedad donde la violencia la generan en especial la extrema pobreza y la extrema riqueza. De todas formas es un avance importante que haya consenso en el Concejo sobre los efectos que causan estos juguetes sobre los menores".

En ese sentido, el edil socialista explicó que las eventuales sanciones a los comerciantes que vendan estos productos pese a la prohibición contemplada en la normativa, recién se establecerá en la reglamentación de la ordenanza que deberá formular la municipalidad. Lo mismo ocurrirá con el stock existente en las jugueterías al momento de la promulgación del texto. "Hay que pensar en una campaña a mediano y largo plazo, seguro que para este día del niño no se llegará", reconoció Pedrana.

En los considerandos del proyecto se asocia el juego "como un espacio de aprendizaje y de relación". En ese marco los juguetes son considerados "elementos que poseen las niñas y los niños para imaginar e inventar, cuya adquisición es responsabilidad de los adultos".

Por juguete bélico se entienden "todos aquellos elementos, objetos o instrumentos que imiten cualquier clase de armas de fuego, sean cortas, largas o de artillería; armas blancas y también armas de guerra como tanques, aviones de combate, barcos armados o granadas; también se incluyen réplicas de esposas, de armas eléctricas y juguetes de cualquier otra clase que remitan a cuestiones bélicas".

En la propuesta presentada por Pedrana, que ayer tuvo despacho de la Comisión de Derechos Humanos, está incorporada la Declaración de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 20 de noviembre de 1959 donde se establece que "el niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho".

Según Pedrana, "los juguetes son parte importante de una a etapa en la vida del ser humano, cumpliendo la función de enseñar y recrear. El modo de jugar y vincularse de los chicos se ve afectada seriamente por estos juguetes que promueven la resolución de los conflictos, de las relaciones interpersonales mediante la utilización de armas virtuales y no a través de la palabra, el diálogo, la negociación".

El concejal socialista recordó además que "los juguetes bélicos son un residuo de la II Guerra mundial. Entonces, en lugar de enseñarles a los chicos lo que ocurrió en aquellos trágicos años, mediante películas como la Lista de Schindler, lo hacemos con la peor de la simbología".

La normativa que se aprobará mañana en el Palacio Vasallo tiene como antecedentes dos leyes sancionadas por las legislaturas de Córdoba y Buenos Aires. En Santa Fe, una inciativa presentada por el legislador socialista Sergio Liberatti tiene media sanción de Diputados y requiere del aval del Senado para convertirse en ley. A nivel nacional, sólo hay un plan integral que fomenta el cambio de juguetes bélicos.