CIUDAD › EL PAPA FRANCISCO DESPLAZó A MOLLAGHAN DEL ARZOBISPADO LOCAL
Hasta que se conozca el nombramiento del sucesor en la sede arzobispal de Rosario, Mollaghan -quien aclaró que no quiere "despedidas" y que siente "amor" por la ciudad- permanecerá como administrador apostólico.
› Por José Maggi
José Luis Mollaghan no es más el arzobispo de Rosario: el Papa Francisco decidió su alejamiento y su traslado a la Congregación para la Doctrina de la Fe, un organismo del Vaticano. El ex arzobispo integrará la comisión que está en fase de creación "para el examen de las apelaciones de eclesiásticos acusados o condenados" por delitos que son considerados graves para la Iglesia, como los abusos sexuales. El alejamiento de Mollaghan de Rosario donde era arzobispo desde marzo de 2006 se produce luego de una investigación que el Vaticano encaró en la región para analizar presuntas irregularidades en el manejo de fondos y denuncias de laicos y sacerdotes que refirieron situaciones de "maltrato".
En declaraciones a Radio Dos, Mollaghan dijo ayer que es el Papa quien "tiene que decidir dónde se concentran los desafíos y en este caso pensó que yo puedo servir en la misión encomendada" y aseguró que siente la designación "como un llamado en el que puedo aportar una humilde colaboración", al tiempo que aseguró que no quiere "despedidas" y que siente "amor" por la ciudad de Rosario y su gente, desgranó el primer conato de resistencia que desnuda la dureza de la decisión de Jorge Bergoglio. Mollaghan adelantó que debido a ese amor a Rosario, le pedirá a Francisco "desarrollar su tarea desde la Argentina y viajar a Roma cuando sea necesario".
La comunicación oficial del cambio corrió por cuenta del nuncio apostólico monseñor Emil Paul Tscherrig, quien indicó que
Mollaghan, de 68 años, fue designado miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la comisión que está en fase de creación para el examen de las apelaciones de eclesiásticos acusados o condenados por "delicta graviora". Esta comisión examinará los delitos que la Iglesia Católica considera como los más graves, como los que son contra la Eucaristía, contra la santidad del sacramento de la penitencia y los delitos sexuales .
En el documento de la agencia oficial de la Iglesia Católica se advierte que "hasta el nombramiento del sucesor en la sede arzobispal de Rosario, monseñor Mollaghan permanecerá como administrador apostólico 'sede vacante' con las facultades de obispo diocesano".
A mediados de diciembre pasado, el Arzobispado rosarino recibió dos "visitas fraternas" de José María Arancibia, arzobispo emérito de Mendoza, por encargo de la Congregación para los Obispos. La Agencia Informativa Católica Argentina (Aica) señaló entonces que Arancibia había llegado "con la finalidad de recoger informaciones sobre su actual situación pastoral".
Tras las sospechas públicas de "desprolijidades" en el manejo económico de la Arquidiócesis, Mollaghan reaccionó y se molestó con los medios de comunicación a los que acusó de publicar noticias "provocativas y maliciosas". Más allá de la ofensa eclesial, el caso de mala administración del sacerdote Osvaldo Bufarini salió rápidamente a la luz. Este religioso, que fue separado de la administración parroquial, es uno de los protagonistas de la trama que investiga el Vaticano. Bufarini está recluido en una casa de la capilla San Francisco Javier en el barrio Tablada, en la zona sur de la ciudad. Luego de que trascendieran las "visitas fraternas" de Arancibia, surgieron versiones periodísticas que señalaban que Bufarini "se había fugado con dos millones de pesos". El sacerdote negó esta versión.
Bufarini hizo su pedido de quiebra el 3 de diciembre de 2012 en la justicia de Santa Fe. Allí se abrió el expediente 1095/2012 en el que el sacerdote argumenta que su estado de cesantía de pagos es consecuencia de haber "costeado con dinero de su bolsillo" parte de un plan de viviendas públicas en Villa Gobernador Gálvez y Arroyo Seco, donde se preveían construir 90 casas. Era un convenio de 2004 firmado por el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido y el entonces presidente de Cáritas monseñor Jorge Casaretto, cuyo objetivo era "proveer de vivienda digna a familias carenciadas mediante el sistema de autoconstrucción". Uno de los terrenos que está ubicado en Arroyo Seco, que tiene una superficie de unas 16 hectáreas, forma parte de los activos de Bufarini (fue escriturado a su nombre el 20 de agosto de 2008). Bufarini se hizo cargo de la coordinación y ejecución del convenio en Santa Fe. Según cuenta el sacerdote se usaba un sistema de construcción de placas premoldeadas, que proveía la empresa Cento Constructora SRL. "Al poco tiempo surgieron deficiencias de humedad y se deterioraron las placas y todo terminó siendo un desastre", apuntó.
"La obra se fue demorando porque se cambió el sistema de construcción. Y entre octubre de 2011 y 2012 ya no hubo recursos aportados por Cáritas para afrontar las obras", señaló el cura. Bufarini alegó que para que las obras no se pararan decidió "absorber los gastos de materiales y mano de obra". "Esto me ha llevado a la ruina económica y ha repercutido de manera catastrófica en mi carrera religiosa. He cesado en mis funciones como administrador parroquial y como decano del Decanato Sur, por una decisión infamante del arzobispo de Rosario, y del vicario general, monseñor Emilio Cardarelli", advirtió el sacerdote.
El ex titular de Cáritas de Rosario argumentó que "la abrupta ausencia de fondos" lo obligó "a recurrir a prestamistas de la mafia financiera que recibían cheques cobrando altísimas sumas de interés (el 10 por ciento mensual)". El religioso dijo que en agosto de 2011 cuando se presentó el presupuesto de Cáritas estaban incluidos los fondos para terminar las obras, pero no los que él jura haber aportado de su bolsillo, que calcula en unos 400.000 pesos.
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