CIUDAD › DENUNCIA DE UNA MILITANTE BARRIAL DEL MOVIMIENTO EVITA
Una joven intercedió ante una patrulla de Gendarmería en zona sur que estaba interrogando a un grupo de pibes "en un operativo sin sentido". Terminó siendo requisada y colocada contra una pared. Los efectivos se negaron a identificarse.
› Por José Maggi
Una joven militante del Movimiento Evita denunció ayer ante el fiscal federal en turno que fue objeto de malos tratos por parte de un patrulla de gendarmes en la zona sur. Agostina Marinaro trato de interceder ante la requisa a un grupo de chicos de 12 años y terminó requisada y humillada en público por cinco gendarmes. En la misma jornada se conoció otra denuncia contra prefectos que trataron violentamente a un grupo de pibes en barrio Ludueña. El titular de la Procuraduría contra la Violencia Institucional (Procuvin), Abel Córdoba, se interesó personalmente por las denuncias contra las fuerzas federales.
Acompañada por la dirigente barrial del Evita, Alejandra Fedele, Agostina Marinaro denunció ante el fiscal Mario Gambacorta lo sufrido. Así lo relató a Rosario/12: "Eran las cinco de la tarde mientras estábamos con el camión de la Economía Popular que visita los barrios semanalmente, en la esquina de Battle y Ordoñez y Laprida cuando vimos como a unos veinte metros a un grupo de pibes de entre 12 y 13 años que están siempre en el barrio de la Carne en un espacio verde que está entre dos edificios del Fonavi, tal como lo hacen todas las tardes. Varios de estos chicos participan del Movimiento Evita y los conocemos. Vemos que para un móvil de la Gendarmería y los ponen a todos contra la pared con los brazos arriba y les hacen tirar al piso todo lo que tenían en los bolsillos. Era como un operativo sin sentido porque eran pibes que estaban sentados sin molestar a nadie. Los gendarmes los empiezan a requisar, mientras les preguntan dónde vivían, qué hacían los padres, qué hacían ellos en la calle. Así que nos acercamos con un compañero, con mucho respeto y educación, y les dijimos 'disculpen, qué es lo que está pasando con los chicos" y el gendarme me respondió de mal modo, que 'me ponga contra la pared que me iban a requisar'".
Agostina se negó y pidió que se identificaran: "Mi compañero les preguntó quién era el jefe del operativo, y se negaron a decirlo, siempre de malos modos y con malos términos. No había violencia física pero sí verbal. Finalmente el operativo se terminó y se van, pero yo me quedo charlando con los chicos sobre los derechos que tiene en estos casos. Pero cuando me voy caminando hacia la casa de unas vecinas, la patrulla me sigue, hasta que se ponen de frente, se bajan los cinco gendarmes, entre ellos una mujer, y exhibiendo sus armas largas me ordenan que me ponga contra la pared. Yo les digo que no estoy haciendo nada, y ellos me ordenan que me calle, porque estábamos en la calle y en la calle ellos daban las órdenes. Pretendían requisarnos a todas las mujeres, y les pido que no toquen a la chica que estaba embarazada, los chiquitos se asustan y se esconde adentro".
"Fue una situación violenta -continuó-, por lo cual accedo a darles mi DNI, se quedan un largo rato mirándome fijamente como memorizado mi nombre y mi rostro. Y me dicen que me ponga contra la pared porque de lo contrario me iban a subir a la chata y me iban a llevar. Así que accedí y durante un largo rato una mujer gendarme me estuvo requisando. Fue una requisa excesiva, por el tiempo que duró. Después me hicieron abrir la mochila, y tirar todo al piso, me hicieron abrir cada uno de mis estuches personales y hasta me hojearon mi agenda personal".
Finalmente los gendarmes se fueron mirando desde la camioneta-patrulla en forma intimidante a la joven militante.
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