El dueño de una concesionaria de autos fue asesinado el lunes a la noche de ocho balazos disparados por dos hombres que actuaron como verdaderos sicarios, vaciándole el cargador del arma y retirándose sin robarle nada. La víctima fue Germán Tobo, conocido por su vínculo con el empresario y presunto narco abatido a fines del año pasado, Luis Medina, con quien compartió la franquicia del fallido boliche Esperanto y la concesionaria de autos Lume. Tobo fue ultimado frente a la puerta de su agencia de autos en Ovidio Lagos al 5.100 luego que dos hombres estacionaran su auto a menos de cien metros de la Jefatura de Policía de la URII.

Todo ocurrió poco después de las nueve de la noche, cuando el comerciante de 42 años acababa de cerrar su negocio. La muerte encontró a Tobo en la vereda, conversando con su socio mientras un empleado que había salido con ellos de la concesionaria reparaba su moto para volver a su casa como todos los días. Horas después del sangriento episodio, todavía conmovidos por lo que les tocó presenciar, estos dos hombres dieron al fiscal Adrián Cimino la primera versión de los hechos.

Según relataron, de un auto que frenó sobre Ovidio Lagos bajaron dos hombres armados que se acercaron hasta ellos para abordarlos. Aunque en un principio pensaron que serían víctimas de un asalto y que venían por algunas pertenencias, pronto comprobaron que los 13 disparos que hicieron estaban dirigidos a Tobo y que, una vez cometido el homicidio, el objetivo ya estaba cumplido. Algunas personas que se encontraban caminando por el lugar también prestaron declaración ante el fiscal y afirmaron que una vez que el hombre cayó muerto los atacantes escaparon a bordo de un auto que fue filmado por una cámara de seguridad.

Tobo quedó tendido en el suelo con ocho balazos en el lateral derecho de su cuerpo. La Policía de Investigación recolectó 13 vainas servidas calibre 9 milímetros diseminadas sobre la vereda y que están siendo peritadas.

El fiscal también mandó a peritar el chip del teléfono celular que el empresario tenía en su bolsillo. El aparato terminó destruido porque uno de los proyectiles le impactó de lleno. Por otra parte, el funcionario judicial ordenó analizar el material registrado por cámaras de seguridad del lugar, algo que puede ser clave para conocer a los autores, ya que estos actuaron a cara descubierta.

Durante la madrugada del martes se llevó a cabo un allanamiento en el local de Lagos 5175. Allí se secuestraron dos notebooks y algunos documentos. Una de las máquinas pertenecía al propio Tobo, mientras que la otra a una gestora.

"Por el modo en que operaron no hubo intención de robo. Las hipótesis son todas menos esa", afirmó ayer el jefe de fiscales de Homicidios Dolosos, Adrián Spelta. Y precisó que aunque los testigos no pudieron aportar datos suficientes para identificar a las personas que dispararon, sí brindaron datos útiles para dar con el auto en el que se movían.

Aunque en ningún momento el fiscal arriesgó que la línea investigativa seguirá de cerca la relación que existía entre la víctima y el narco Medina, Spelta confirmó que Tobo había trabajado como encargado de la concesionaria Lume (de Medina), con quien había conformado una sociedad en el fallido intento por explotar la franquicia del boliche Esperanto en Rosario.

La esposa de Tobo, que fue entrevistada por el fiscal Cimino, dijo que su marido "no había recibido amenazas ni había tenido problemas" como para sospechar de una venganza. "La mujer estaba preocupada por un maletín que llevaba su esposo, porque allí había documentación de los autos en venta, así que una vez requisado se le devolvió", aseguró el fiscal Cimino a Rosario/12 .

La mujer aseguró que su pareja se había desvinculado Medina poco antes de que a este último lo asesinaran a fines del año pasado en el Acceso Sur cuando viajaba en auto con su novia, que también perdió la vida.

Consultado sobre lo llamativa que resulta la temeraria acción de los matadores de Tobo, que realizaron 13 disparos a metros de la Jefatura de Policía, el fiscal Spelta indicó que "se están entrevistando a los policías que estaban en la guardia en ese momento". La primera versión que se conoció por parte de los uniformados es que una vez que se percataron de lo que había ocurrido los asesinos ya habían escapado.