Sábado, 13 de diciembre de 2014 | Hoy
CIUDAD › JOSé GRIMOLIZZI SERá DECLARADO EMPRESARIO DISTINGUIDO
Con una trayectoria de cincuenta años como productor artístico, Pepe será reconocido el próximo martes por el Concejo municipal. Desde Uruguay, donde es jurado del Festival de la Canción, repasó su recorrido en diálogo con Rosario/12.
Por Edgardo Pérez Castillo
José "Pepe" Grimolizzi atiende el llamado de Rosario/12 desde un hotel en Uruguay, en un breve receso de sus actividades como jurado del Festival de la Canción de Punta del Este. A pocos días de cumplir 74 años, el productor y empresario rosarino sigue moviéndose con la misma inquietud que mostraba en los años 60, cuando vendía espectáculos para Orlando Bolten. Desde entonces, Grimolizzi construyó una sólida trayectoria vinculada no sólo al ámbito artístico, sino también al deporte (donde ocupó los cargos de presidente de las confederaciones argentina y sudamericana de natación, vicepresidente segundo de Central entre 1993 y 1997 y como consejero titular del Comité Olímpico Argentino, entre otros). Esa labor es la que impulsó al concejal Aldo Pedro Poy a presentar el proyecto que lo reconoce como Empresario Distinguido de Rosario, reconocimiento que se formalizará el próximo martes, a las 12, en el recinto de sesiones del Concejo municipal.
Desde los bailes populares organizados en el club Servando Bayo entre 1968 a 1973 junto a Ercilio Gianserra hasta su participación en los Grammy Latinos 2013 acompañando a Los Nocheros; desde su extensa gira por la Unión Soviética junto a Cacho Tirao hasta los shows realizados en plena dictadura en su complejo Espectáculos Aureliano donde Víctor Heredia ofreció un concierto casi clandestino, la trayectoria de Grimolizzi está cargada de sucesos y atravesada por una lista de artistas que, según él mismo reconoce, "sería imposible" de repasar, aunque de inmediato agrega: "Sí hubo momentos plenos, únicos, irrepetibles. También hay otros en los que estás realmente solo, sos el productor que tiene que solucionar los problemas cuando la gente ya disfrutó el espectáculo y tenés que sobrellevar problemas de distinto tipo. Pero el destino ha querido darme unas cuantas oportunidades y estoy trabajando casi con los mismos artistas de toda la vida".
No es menor la referencia de Grimolizzi, cuya productora está organizando la nueva visita de Joan Manuel Serrat a Rosario (programada para el 24 y 25 de marzo en Metropolitano), sosteniendo así un vínculo iniciado hace más de cuarenta años, según detalla el empresario: "En el año 69 con Gianserra, que era mi socio, Rosario Cental y Gimnasia y Esgrima hicimos un triunvirato para traer artistas extranjeros tratando de abaratar los costos comprando mayor cantidad de funciones. Y funcionó realmente muy bien, porque ese año trajimos a Serrat a Gimnasia y Esgrima y a Granadero Baigorria. Y ahora estamos trabajando de nuevo con la producción de Joan Manuel. Es una gran satisfacción. Los artistas fueron los que hicieron posible todo".
Entre numerosos vínculos perdurables, el productor cita a Cacho Castaña, Alberto Cortéz y a Víctor Heredia, a quien supieron cobijar en tiempos de dictadura. "En esa época trabajaba con muchos artistas que estaban totalmente prohibidos --recuerda--. Uno de ellos era Juan Carlos Mareco, que primero hacía los sábados en radio y después terminó haciendo una tira diaria. Su mujer era Galtieri de apellido y como los medios eran manejados por la Marina no tenían la menor idea que estaban acá en Rosario. También trabajé con Pepe Soriano, Horacio Guarany, y también cae lo de Víctor: la noche que secuestraron a la hermana fuimos a Buenos Aires y le propuse que se viniera a vivir a Rosario. El nos escuchó, vino y vivió nueve meses en la calle España 1080. Estaba en un departamento donde cada vez que paraba el ascensor transpiraba porque pensaba que lo venían a buscar a él. Durante ese tiempo sólo hizo jingles, escribió música, estuvo viviendo casi un autosecuestro, porque el problema era que si lo veían automáticamente lo chupaban. Entonces él escribía, tenía la guitarra y una especie de grabador, producía los jingles y su mujer de esa época, que justamente era de Rosario, los llevaba a Buenos Aires para que los editaran".
Los recuerdos de Grimolizzi trascienden lo anecdótico y se instalan en un terreno de afecto que, por estos días, es difícil de generar. Al menos así lo entiende el experimentado productor: "Muchos de esos artistas se fueron integrando a nuestra familia personal, porque el espectáculo lo permitía. No es como ahora que los artistas parecen inalcanzables, intocables, no les conocés la voz. Es muy curioso lo que pasa, es un cambio rotundo el que se dio en el espectáculo".
En un mercado donde "cualquiera va, contrata a un artista y a partir de ese momento es un representante", la clave de la permanencia, para Grimolizzi, está asociadas a la búsqueda de la excelencia. "Es muy generoso el espectáculo, porque le regala opciones a personas que por ahí cobraron una indemnización o porque sus padres le dan un dinero importante y deciden contratar a un artista. Toda la vida le he dicho a mi hijo Sergio que la manera más importante de trabajar es que la producción sea excelente. Cada vez tiene que ser mejor", remarca Pepe.
Y concluye: "Cuando la producción sale bien y vos pasás desapercibido, significa que el espectáculo estuvo bueno, que la gente no protestó, que no le vendieron en el pasillo o la sentaron en un lugar realmente incómodo... esas travesuras que conocemos en nuestra ciudad. Cuando nosotros hacemos una producción la persona sabe que tiene que ir y va a tener su platea a disposición, y que va a ser respetada como toda persona que hace una inversión para ver un espectáculo. Entonces si la producción fue buena, el artista seguramente regresa, ¿para qué va a cambiar si anduvo todo bien?".
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