CIUDAD › LOS QUE RESPONDIERON A LA CONVOCATORIA POR LA MUERTE DEL FISCAL NISMAN
"Rosario se une por justicia" y el clásico "Yo soy Nisman" fueron algunos de los carteles que portaron la mayoría de los manifestantes -personas mayores de sectores medios y acomodados- que llegaron hasta el Monumento a la Bandera.
› Por Luis Bastús
El Monumento a la Bandera se cubrió ayer de personas que respondieron a la convocatoria del denominado "18-F", a manifestarse en silencio como homenaje al fiscal Alberto Nisman. El pronunciamiento fue notorio, y trascendió el objetivo de recordar al funcionario que apareció muerto hace un mes, porque se extendió a una protesta general sobre la inseguridad y la violencia asociada al delito común. El mitín empezó a las 19 y se mantuvo por algo menos de dos horas. Se mantuvo fiel a la consigna nominal un buen rato, hasta que algunas voces intentaron arengas contra el gobierno nacional, primero, luego contra el provincial. Y si bien hasta hubo gente que llegó a corear "¡Asesina, asesina!", también hubo otras voces que mandaron a acallar ese rumbo de la manifestación.
La multitud copó la explanada del Monumento, hasta la avenida Belgrano, las escalinatas laterales y la posterior, y tomó tramos de calles Córdoba y Primero de Mayo. Ninguna bandera partidaria, sólo argentinas y muchas pancartas que se agitaban cuando cada un par de minutos surgía un ramalazo de aplausos secos que se extendía a toda la concurrencia, se apagaba y volvía a brotar un rato después. "Rosario se une por justicia", "Verdad y justicia para la República", "Un grito en silencio", "En tiempos de injusticia es peligroso llevar la verdad", "Yo soy Nisman", fueron ejemplos del mensaje de tantos carteles. Quienes portaron esos estandartes, como la gran mayoría de los manifestantes, eran personas mayores, de una extracción social que se podía encasillar en sectores medios y acomodados. Pero no hubo cacerolas, como tampoco referencias de agrupaciones barriales, ni expresiones populares.
La temperatura y el énfasis ascendían desde los bordes de la masa silente hacia el epicentro, situado en la proa del Monumento. Allí, una señora agitaba un ramo de flores en una mano, y un retrato de Nisman en la otra. A su lado, otra mujer fue la primera que quebró la consigna de expresarse en silencio. El remate de su encendida arenga fue: "¡Aprendan a quien van a votar!". Algunos la reprobaron, pero un coro de señoras se prendió: "¡Asesina, asesina, asesina!", repitieron, y también fueron acalladas. La manifestación exhibió disensos, como cuando un cincuentón gritó que "Bonfatti está escondido y debería estar acá". Unas mujeres al lado le espetaron: "No, acá no vengas con política".
Hubo dirigentes que se dejaron ver en la ocasión, aunque en segundo plano y sin escenografía electoral, tales como el diputado nacional Mario Barletta, el senador Rubén Giustiniani, la diputada provincial Inés Bertero, y los concejales Miguel Zamarini, María Eugenia Schmuck, Daniela León y Roy López Molina.
De esa marea humana sobresalió la presencia de quienes perdieron seres queridos a manos del delito y la violencia urbana. Ellos, y los familiares de las víctimas de la tragedia de calle Salta 2141. Ocuparon el centro de la explanada, con velas encendidas y decenas de fotos de sus familiares perdidos. "Basta de manchar con sangre nuestra querida ciudad de Rosario", clamó una señora con la foto de su hijo asesinado estampada en la remera.
"Estas marchas hacen hablar al pueblo", se animó una señora bien maquillada, en charla con otra. "Y nosotros somos los que pagamos para mantener a esos atorrantes", rugió una tercera. La tertulia viró hacia el cronista que observaba, y la del maquillaje murmuró para sus laderas: "Seguro que acá debe haber infiltrados".
Un manifestante consultado al azar explicó su presencia: "Vine porque me preocupa la manipulación de la justicia, y por el antagonismo que hay en el país, y que me viene sorprendiendo desde la pelea por las retenciones (a las exportaciones agrícolas)". "Toda esta gente está acá por hastío", interpretó otro más. Un hombre de mediana edad, acompañado de su hija vestida como para alentar a la Selección, le respondió a uno de los tantos movileros de TV que atropellaban el gentío: "Venimos porque lo de Nisman fue la gota que rebasó el vaso".
"Hoy, esto ha sido un verdadero plebiscito", terció, satisfecho, uno mientras remontaba calle Santa Fe del brazo de su esposa.
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