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El ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, anunció ayer el despliegue de unos 500 nuevos agentes de la Policía Comunitaria en ocho barrios más de Rosario, en un acto en el que fue requerido por la detención del subjefe de una comisaría (ver aparte), investigado por vínculos con la venta de drogas en zona norte: "Hay vínculos (del narcotráfico) con la policía y también con las otras policías federales, porque el narcotráfico tiene un gran poder de corrupción, maneja fortunas y ese poder de corrupción es tentador muchas veces para muchos jóvenes y civiles. Pero también para los que están vinculados a lo público", respondió.

La agenda del gobierno abría la semana a primera hora en el Club Centro Progresista, de San Juan al 3600. Y aunque se había anunciado que el corte de cintas correría por cuenta del gobernador Antonio Bonfatti, el mandatario no asistió al acto; en cambio sí estuvieron la intendenta Mónica Fein -se rehusó a hablar sobre la coyuntura política- y el candidato a gobernador del Frente Progresista, Miguel Lifschitz, quien insinuó su deseo de que cayera algún responsable en el gobierno provincial por los errores en la información del escrutinio provisorio, horas antes de que se conociera la dimisión de Javier Echaniz (ver aparte).

En ese tranquilo espacio vecinal frente a la escuela Estanislao Zeballos funciona desde ayer la Casa de la Policía Comunitaria para el barrio Echesortu, base de operaciones de unos 40 agentes recién egresados que comenzaron a recorrer 50 manzanas con la premisa de exhibir una presencia sostenida de efectivos en la calle y la misión de lograr una relación directa, de "proximidad", con los vecinos y las instituciones de la zona.

El radio de acción de estos jóvenes está comprendida entre Cafferata, 9 de Julio, Servando Bayo y San Luis. Se trata del quinto dispositivo que el gobierno pone en marcha en la provincia después de Las Flores y Ludueña e Industrial en Rosario, y de Barranquitas y Coronel Dorrego en Santa Fe.

Además de Echesortu, ayer se anunció el arribo de la Comunitaria a otros siete barrios de la ciudad: Pichincha, Belgrano, Arroyito, Tablada, Tiro Suizo, Abasto y Fisherton.

"Estas experiencias fueron muy importantes, hubo una relación más directa con el vecino y las instituciones", dijo Lamberto. Tras lo cual, señaló que el programa de esta división policial "se extendió a 16 ciudades de la provincia" y que "más de 1100 policías fueron incorporadas a esta fuerza" desde la primera misión, cuando la fuerza debutó en la ciudad de Santa Fe.

La creación de la Policía Comunitaria se encuadra dentro del Plan de Seguridad Democrática lanzado en 2012, luego de aprobada la ley 13.297, de emergencia en seguridad. "La ciudadanía empezó a valorar esta experiencia de una policía con un perfil diferente, con mayor cercanía", ponderó Lamberto. En el discurso de inauguración de la base policial, la campaña se coló. Fue cuando el ministro destacó y agradeció a la intendenta Mónica Fein porque "se puso al hombro la tarea de garantizar el arribo de la Policía Comunitaria a Rosario desde hace más de un año, cuando empezamos por el barrio Las Flores".