"Quisieron borrarnos de un plumazo, instalar que íbamos a ser cuarta fuerza, y ahora las encuestas indican que estamos dando la pelea por la provincia y la ciudad. Se equivocaron, el peronismo tiene militantes con predicamento social en cada barrio y en cada localidad de la provincia, pero además tenemos un modelo de desarrollo nacional, que conduce Cristina, que nos potencia y nos da una cohesión que no tienen otros frentes. El electorado empieza a percibir esa coherencia y que somos el único proyecto alternativo a dos fracciones conservadoras que sólo se distinguen por el color de los globos y los banderines. Por eso decimos que el voto útil es el voto al peronismo". La frase suena más que contundente en boca de Eduardo Toniolli, candidato a concejal del Frante Justicialista para la Victoria.

-¿Por qué otro motivo el peronismo merece ser votado?

-En las últimas elecciones los rosarinos y los santafesinos acompañaron al Frente Para la Victoria en las categorías legislativas porque nos ven como defensores de derechos. El desafío es que en esta última semana ese apoyo se convierta en certeza de que podemos seguir siendo una trinchera contra el avance de la especulación inmobiliaria, la concentración económica y el abandono de los barrios, pero desde espacios de gestión ejecutiva. Por eso junto a Héctor Cavallero y Cristian Recchio, que encabezamos la listas legislativas, venimos acompañando a Perotti y Sukerman buscando el impulso que nos lleve al triunfo en la recta final".

-Solo con el voto peronista tradicional sumados a los que los ven como garantes de derecho, no alcanza para ganar una elección.

-Es cierto, por eso llamamos al votante tradicional del Frente Progresista, que está desilusionado con la gestión provincial y municipal, pero que está asustado con la posibilidad de un gobierno digitado por Macri, Mercier, Durán Barba y el lobby porteño, que el único voto útil es el voto al peronismo, al Frente Justicialista Para la Victoria, a la fuerza política que le va a poner un freno en primera vuelta al avance del neoliberalismo en las elecciones nacionales".

-Sin dudas la seguridad se ha convertido en un tema ineludible de la agenda política. ¿Cuál es su propuesta?

-Atravesamos un proceso electoral en el que, producto de la lógica angustia de la población ante el crecimiento de la violencia urbana, se intentan ofrecer recetas mágicas a los problemas de inseguridad que en muchos casos son inocuas, y que en otros sólo abonarían el autogobierno policial, piedra basal del descontrol que estamos atravesando. Entre las primeras inscribiría la compulsión que muestran tanto el socialismo, el PRO, como el massismo, por vendernos drones y cámaras de seguridad, pretensión que esconde negocios bien aceitados con empresas del sector.

Entre las segundas inscribo la burrada que andan proponiendo esos mismos sectores: el nombramiento del Jefe de Policía de la Provincia por acuerdo legislativo. Le quieren dar más poder y estabilidad que a su superior inmediato, el Ministro de Seguridad, cuándo un jefe policial tiene que estar a tiro de decreto. Quien pretenda decir que tiene la solución a los problemas de violencia sin abordar una reforma policial y judicial integral, y sin desarmar esa bomba de tiempo que es la ciudad tremendamente desigual que tenemos, nos está mintiendo".

-¿Qué se puede hacer desde el Concejo por la seguridad de los rosarinos?

-Planteamos concretamente la policía local, y el Concejo tiene que darle carnadura legal a esto, determinando la estructura orgánica, y convirtiéndola en una ordenanza cuando esté firmado el convenio con el gobierno provincial. Ya lo hablamos con Roberto Sukerman y con Omar Perotti para firmar acuerdos inmediatos en sus roles de intendente y gobernador. El primer proyecto que vamos a presentar es, en realidad reflotar, una ordenanza de prevención social del delito. Y en este punto no hay ninguna discusión, con las competencias que tiene hoy el municipio, puede y debe intervenir en este tema. Lo que proponemos es que con el 30 por ciento de lo que aporta el Casino, en concepto de Drei, generar políticas de intervención concretas sobre jóvenes en situaciones conflictivas. Esto es sobre individuos, grupos, bandas y sus estructruras, y en particular sobre jóvenes no punibles para generarles otras perspectivas de vida.