El Sindicato de Empleados Municipales, a través de su asamblea de delegados, resolvió ayer no aceptar la última propuesta salarial de la intendencia y de inmediato confirmó la realización de una nueva medida de fuerza, esta vez por 72 horas, para los días 5, 6 y 7 de septiembre. "El ofrecimiento que hizo el Ejecutivo es insuficiente", señaló el titular del gremio, Néstor Ferraza. El dirigente cuestionó al gobierno municipal por haber propuesto "sumas que no son totalmente bonificables y remunerativas" y por haber "extendido los plazos, hasta abril del 2007" para completar la entrega del 20 por ciento de aumento en los sueldos. El intendente Miguel Lifschitz aclaró que eventuales mejoras en la política salarial sólo podrían efectivizarse "si la provincia nos gira lo que corresponde en concepto de coparticipación". En ese marco dijo que su administración es "el jamón del sandwich. Entendemos la demanda de los trabajadores, pero también la de los ciudadanos que quieren mejores servicios".

Tal como había anticipado Rosario/12, la oferta que formalizaron el martes a última hora los secretarios de Gobierno, Juan Carlos Zabalza y de Hacienda, Carlos Fernández, no convenció a los empleados municipales. De hecho, la cúpula gremial, encabezada por Ferraza y el adjunto, Antonio Ratner se había retirado del Palacio de los Leones visiblemente disconforme con la propuesta del gobierno de Lifschitz.

En ese escenario, ayer a la mañana los delegados gremiales decidieron rechazar el ofrecimiento del Departamento Ejecutivo y ratificaron la continuidad del plan de lucha. La semana próxima, entre los días martes y jueves no habrá atención al público en ninguna dependencia pública municipal, sólo guardias mínimas en los hospitales.

En diálogo con este diario, Ferraza explicó las razones por las cuales el gremio no aceptó la propuesta de la intendencia: "Los trabajadores no queremos más sumas en negro y la última oferta no era en su totalidad bonificable y remunuerativa. Además los plazos que propuso el Ejecutivo son muy extensos, planteaban completar el 20 por ciento de aumento que reclamamos recién en abril del año próximo. Nosotros pretendemos que la suba salarial se complete a lo sumo a fines de este año", precisó.

Ferraza agregó además que la aspiración del sector es que "la masa salarial represente el 45 por ciento del total del gasto, cuando en la actualidad se ubica en el 39 por ciento". En ese sentido destacó que "hoy el salario mínimo de bolsillo de un trabajador municipal es de 850 pesos". En caso de otorgarse el 20 por ciento de aumento se ubicaría en $ 1020.

Al enterarse de la decisión gremial, el intendente relacionó directamente la discusión salarial a la pulseada desatada con la provincia por los fondos coparticipables, que el municipio amenazó llevarla a la Justicia si la Casa Gris no aumentaba los giros a Rosario.

"Lamentablemente somos el jamón del sandwich", graficó Lifschitz para después agregar: "Entendemos los reclamos de los trabajadores, pero también entendemos las demandas de los vecinos que quieren más y mejores servicios y las demandas de quienes se atienden en los hospitales propios". El intendente dijo que hacer frente al reclamo de aumento salarial del 20 por ciento de los trabajadores significaría una erogación de tres millones 300 mil pesos por mes, unos 45 millones por año. "Son recursos muy importantes para el municipio", enfatizó.

Lifschitz instó al gremio a que demuestre voluntad de diálogo y prometió "buscar la mejor alternativa posible, pero para eso necesitamos contar con los recursos que nos corresponden", dijo en referencia a los fondos copraticipables que según el municipio, la Casa Gris "saquea" a Rosario.

Para Ferraza, "la discusión por los recursos que reciben los municipios en concepto de coparticipación debe darse, incluso a nivel nacional pero no a costa de los trabajadores. Los intendentes quieren recaudar más, quieren más coparticipación pero no para aumentar los sueldos a los empleados. Eso no les interesa".