Para Lorena Torres volver a Rosario es "duro". Es la ciudad donde su hijo, David Moreira, fue asesinado a patadas y trompadas, en marzo de 2014, a los 18 años. Ahora, ella y los hermanos de David, dos de ellos pequeños, viven en Uruguay. Ayer, a un año y medio de aquel episodio, la necesidad de una condena para los acusados del brutal ataque la trajo de nuevo a la puerta de Tribunales. "Si logramos condenar a alguien, eso va a servir para que la gente sepa que lo que se hizo con mi hijo no se puede hacer, porque hay consecuencias", expresó sobre el linchamiento que sufrió el pibe, en barrio Azcuénaga, acusado de robarle la cartera a una mujer, junto a un cómplice. El abogado de la familia, Norberto Olivares, dijo que hay más de 30 testimonios en la causa y que hay expectativas puestas en informes de las redes sociales, donde se expresaron los vecinos del barrio, que no hicieron acusaciones directas en la Justicia, tras el hecho.

Con carteles que reclamaban "No a los linchamientos" y "Los linchamientos son asesinatos", Lorena encabezó la marcha que fue de la Fiscalía de Homicidios a los Tribunales. "Me costó mucho venir, pero anhelaba hablar con el fiscal (Florentino Malaponte) y si bien no hay muchas cosas alentadoras, queda una chispita por encender y eso me mantiene para seguir peleando y que esta causa llegue a algún lado. Yo pienso que si logramos una condena, vamos a lograr que la gente sepa que eso no se puede hacer. Desde allá (Uruguay), seguimos lo que está pasando y vemos que cada vez está peor. Allá nuestra vida es mucho más tranquila; y aunque no voy a negar que haya violencia, no se ve tanto como acá. Donde estamos ahora se contiene mucho a los niños, en la educación, en la salud. No puedo decir que mis hijos sean felices, porque todo lo que pasó con su hermano está en sus recuerdos; pero hoy lo pueden recordar de otra manera: cómo él era. Lo que me sostiene es saber que hay un polo opuesto a tanta agresividad que recibí cuando pasó lo de David. Hay personas que están a mi alrededor que me hacen sentir bien y me hacen saber que conocían a David", dijo Lorena, tras el acto en recuerdo del pibe.

Más temprano, tras reunirse con Malaponte, la mujer lamentó que la investigación sea "lenta". También habló de una actitud "cruel" de los vecinos que asesinaron a golpes a su hijo.

Olivares dio detalles del estado de la investigación: "Nos llevamos la impresión de que hay voluntad de la fiscalía de terminar con las últimas instancias probatorias y acusar a los dos imputados (Gerardo G. y Nahuel P.) para ir a juicio. Nos vamos con la idea de que se va a llegar a una audiencia preliminar, para luego ir a juicio oral. Después, el fiscal regional (Jorge Baclini) deberá analizar si se pide pena por el delito de homicidio en agresión o por homicidio agravado, como pedimos nosotros". Al mismo tiempo, el letrado indicó que de unas 30 declaraciones que hay en el expediente, una de las últimas "esclareció una circunstancia que no estaba clara: El testigo dijo que en un momento, tras los primeros golpes, David se sentó junto a un árbol y después quiso escapar. Fue ahí cuando se produjo la segunda parte de la golpiza, con más gente, y que lo lleva a la muerte. Son dos momentos fundamentales".

En el acto estuvieron también los docentes de la Escuela Nº 456 de Empalme Graneros. Elba, maestra de David en sexto grado, recordó que "era tímido y alegre. No era de participar en clase y se llevaba muy bien con sus compañeros. Era muy comprometido y su mamá siempre estuvo presente en su escolaridad. Hoy por hoy, vemos muchas muertes absurdas de chicos".