Dom 27.03.2016
rosario

CIUDAD › ALBERTO GOLLáN HABLA DE SU PADRE, EL FUNDADOR DE CANAL 3.

"Mi padre fue una persona que aportó a la dictadura"

"¿Qué cambia con el golpe de estado para que su padre se quede con el canal y no lo puedan correr?", le preguntó Rosario/12. "Su muy buena relación con los militares. Diría una mimetización", respondió Gollán hijo. Aseguró que alojó en su casa a perseguidos políticos.

› Por José Maggi

Alberto Ciro Gollán tiene 62 años y es el hijo del fundador de Canal 3, quien llevaba su mismo nombre. Por primera vez, acepta hablar en profundidad de su padre, de su rol durante la dictadura, de sus alianzas estratégicas, de la forma en que aportó al gobierno de facto, de los silencios que ayudó a construir. Y sobre todo de la forma en que utilizó esas relaciones para edificar ese imperio mediático. "Nunca le pedí a mi padre por alguien en problemas durante el Proceso: me hubiese delatado a mí mismo", afirmó su hijo.

-¿Cuándo nace Canal 3?

-La licencia a Canal 3 se la otorgan en 1963 y empieza a operar en 1965, es decir que nace con la dictadura de Onganía. La ciudad estaba manejada por el diario La Capital históricamente, y se le sumaban los dos canales de televisión, y estaban las radios Splendid Radio Cerealista, LT 2 y LT 8, y el noticiero de los cines, más el diario La Tribuna que era más para el turf. Quiero decir que estaba todo muy centralizado y había que informarse allí. Yo tenía 13 años y recuerdo que a la inauguración vino Marilina Ross y Osvaldo Miranda. Los noticieros venían desde Buenos Aires por el cable coaxil. Ningún canal podía subsistir con programación propia, había que colgarse de un canal de Buenos Aires, y mi padre se colgó de Canal 13 manejado por el cubano Goar Mestre.

-¿Su padre aprendió de Goar Mestre?

-Sí, mucho. Mi padre aprovechó el casamiento de mi hermana mayor Beatriz María con Avelino Méndez en 1966 para hacer una gran fiesta de casamiento e invitarlo a Mestre a Rosario, además del gobernador y demás. Políticamente a mi padre le convenía organizar este acontecimiento, porque nadie había superado a la familia Lagos de La Capital. Después cuando se casó mi hermana Ana Cecilia con el doctor Quaranta, mi padre no quiso hacerle una gran fiesta porque ya había comenzado el Proceso. Eran los primeros años del Proceso militar.

-¿No quiso hacerla porque sabía lo que pasaba en esos años?

-Por supuesto. Si no sabés lo que pasa, no podés manejar un canal de televisión.

-¿Cómo calificaría la actitud de su padre en la dictadura?

-Mi padre fue una persona que aportó a la dictadura. Después dijo que se confundió, fue en una parrilla de Pichincha cuando ya estaba cayendo la dictadura, y para mi sorpresa dijo que los militares lo habían traicionado. Pero no había existido una traición, sino que mi padre veía lo que venía. Una persona que maneja un medio de comunicación tiene que adaptarse a los momentos, sino te adaptás te sacan la licencia. Esto se tiene que comprender: un medio electrónico no es lo mismo que un medio gráfico que depende del papel, porque eso no te lo puede sacar nadie.

-Es relativo lo que usted dice porque a Papel Prensa lo manejaban Clarín y La Nación cuidando los intereses del gobierno militar.

-Bien, manejaban el abastecimiento, es verdad, te podía salir más caro el papel, pero no te podían sacar de circulación. Lo que quiero decir es que un medio electrónico está explotando una onda, una señal que es del Estado y te la pueden sacar como le pasó a Goar Mestre con Canal 13, a Ricardo García con Canal 11 y a Alejandro Romay con Canal 9.

-¿Cuánto había de conveniencia y cuánto de convicción en la postura de su padre con el gobierno militar?

-Realmente veníamos de una situación creada por López Rega e Isabelita que habían comenzado a nacionalizar los canales. Ya habían confiscado los tres canales porteños y los próximos éramos nosotros en Rosario. Teníamos la certeza total que venían a estatizarnos. Mi padre llegó a decirme que no sabía si la próxima semana iba a manejar el canal. Por ese motivo creó una empresa que se llamaba Cónico, en la que puso todos los bienes del canal que no eran indispensables para transmitir, y sólo dejó unos terrenos donde estaba el transmisor y los estudios a nombre de Televisión Litoral, para evitar que le confisquen todo. Esto también lo aprendió de Goar Mestre que había hecho lo mismo, creando Proartel que manejaba el 90 por ciento de Canal 13. Cuando lo confiscaron salvó la mayor parte de los bienes. Acá no llegó a pasar esto.

-¿En qué tiempo ocurrió?

-En el año previo al golpe de estado. Por eso digo que con el golpe militar se salvó Canal 3 de la estatización. Y al mismo tiempo mi padre zafó a de un mini-golpe de estado en el propio directorio del canal. Es que mi padre tenía el 32 por ciento, que pudo adquirir con la plata de mi abuelo materno Ciro Tonazzi.

-¿Quiénes eran los socios?

-El canal tuvo tres patas: una fue mi padre, la otra fue la parte técnica que era el ingeniero electrónico Daumas, que tenía una fábrica de ventiladores, que ya tenía experiencia de televisión en la década del 50 y el tercero fue Guillermo Strazza, que era el que sabía 'vender aire'. Había venido desde Tucumán, agarró LT8, sacó la artística y puso "La hora de las ofertas". Con eso revolucionó la radio: transformó la artística en comercial.

-¿Quién quería darle un golpe en el directorio?

-Mi viejo era muy autoritario, y tal vez por eso provocó que el señor Dianda, socio en Molinos Minetti y minoritario en el directorio del canal, lo intentara desplazar. Eran junto al señor López los dos grandes capitalistas del Molino, y mi abuelo era el tercer socio.

-¿Qué actividad tenía su padre antes de manejar el canal?

-Tenía una fábrica de aglomerados, Pladema, que se fundió. Y antes fue viajante de la firma Alpargatas. No tenía un mango, vivía con lo justo, hasta que puso el canal. Su padre era médico y puso con el doctor Sugasti el primer sanatorio en Rosario que se llamaba Gollán, pero se murió y se fundieron. Estaba donde ahora está el Pami I. Así que mi padre era el mayor de cuatro hermanos y tuvo que salir a laburar. Empezó vendiendo boletos en el hipódromo.

-¿Qué cambia con el golpe de estado para que su padre se quede con el canal y no lo puedan correr?

-Su muy buena relación con los militares. Diría una mimetización. Mi padre nació en 1918, eran generaciones criadas con el concepto de que un general de la nación era la persona perfecta, era el que tenía la moral perfecta y mi padre tenía costumbres militares por su educación. Fue a la escuela en Santa Fe de los jesuitas. Allí compartió la educación con quienes después fueron el general Guillermo Sánchez Almeyra (interventor de facto del gobierno de Santa Fe entre 1970 y 1973) y con Jorge Manuel López, (nombrado arzobispo rosarino en 1983).

-¿Tuvo formación militar?

-No, es más no hizo la colimba porque era el hijo mayor de madre viuda. Y sin embargo era fanático de la colimba.

-¿Cuál es la fotografía que recuerda, que se le viene a la memoria de su padre durante la dictadura?

-Sus reuniones con el general Roberto Viola o el general Leopoldo Galtieri. Mi padre no tuvo relación con Videla porque este no pasó por Rosario.

-¿Tuvo relación con Agustín Feced?

-Sí, por supuesto. Feced tenía una muy rudimentaria base cultural y una enorme devoción por los militares, siendo gendarme. Para él una orden era el placer de cumplirla. Por eso cuando le dieron la orden de exterminar, él siempre decía que iba 'al frente de los operativos, no como otros cobardes'. En su discurso también había un goce, porque el que llegaba primero mataba. Y para él matar era un goce.

-¿Cómo era el trato que le dispensaba su padre?

-Feced era de la misma camada, de la misma promoción que el padre de Avelino Méndez, que es el marido de mi hermana. Llegó a ser comandante de gendarmería y fue retirado de la fuerza en tiempos de azules y colorados. De ese tiempo habían quedado íntimos amigos con Feced, y así se lo presentó a mi padre.

-¿Alguna vez escuchó o pudo hablar con su padre acerca de personas que se acercaron pidiéndole ayuda por algún familiar desaparecido?

-Sí por supuesto hubo gente que se acercó.

-¿Y su padre los escuchó, los ayudó?

-Esta es la cuestión del poder: cuando vos tenés poder y se arriman a pedirte favores, es una caricia para el ego también. Entonces si ese favor lo podías hacer quedabas bien con dios y con el diablo. Pero en verdad había un profundo desprecio por los 'guerrilleros'. Y en un principio los militares hicieron hincapié en que tomaron el poder para terminar con la guerrilla. Y los guerrilleros cometen un error difícil de callar: un error en la comunicación. La gente no sabía por qué luchaban, por qué se inmolaban. Tenían un discurso de cuadros, y el pueblo no era comunista y no lo entendía. No lo entendían al Che Guevara. Es decir había una lucha donde el pueblo era espectador. No había un entendimiento del por qué se estaba peleando. Entonces los militares lograron demonizar a los guerrilleros, por lo tanto se odiaba a los guerrilleros, que eran enemigos de la patria. Tuve amigos que cayeron en aquella época, pero hay que decir que los jefes guerrilleros mandaban a matar a chicos y ellos se salvaban.

-Volviendo a la pregunta, ¿su padre pudo salvar a alguien por quien le pidieron? ¿Ayudó a alguien?

-Que yo me acuerde no. Eran momentos de blanco y negro, y no había grises. Si eras guerrillero estabas sentenciado. Si eras guerrillero eras hombre a matar. Era igual que en el Segunda Guerra Mundial un alemán salía con una banderita blanca, igual lo mataban.

-Igual usted debe reconocer que esos calificativos de 'guerrillero' los ponían hombres como Feced...

-Claro, estos guerrilleros fueron abatidos en los primeros seis meses, después los militares con la inercia del poder, comienzan a ponerle el mote de guerrillero a todo aquel que se le opusiera. Allí comienzan todos los desaparecidos que no tenían nada que ver con nada.

-¿Alguna vez fue citado su padre a declarar en alguna causa por terrorismo de estado?

-No, nunca.

-¿Hubiese podido aportar algo?

-Creo que sí, por supuesto. Pero son incógnitas que deja la historia. A lo mejor si hubiese sido llamado a declarar nos hubiésemos encontrado con una persona agraviada por haber sido citado. Pero a lo mejor si lo hubiesen citado de una manera elegante, posiblemente hubiese aportado datos con gusto. Porque para él los militares se habían confundido, y su ídolo pasó a ser Alfonsín, ya no tenía problemas.

-¿Pensó en estos años en qué causa puntual hubiese podido ayudar su padre?

-Yo era empleado de la empresa, y nunca fui su hijo predilecto porque no era una persona parecida a él. Yo era diferente y él lo sabia. Yo era amigo de gente perseguida, es más tuve en mi casa gente guardada. Es el caso de 'Pepo' Beltrami.

-¿Dónde militaba?

-En este caso hago la diferencia: había guerrilleros captados que eran cuadros, y estaban los cirqueros, los habladores de bares, que tenían ideas de izquierda o socialistas y también eran catalogados del mismo modo. El hermano mayor de Pepo estaba exiliado en España, y tan solo por ese motivo era buscado.

-¿Alguna vez le pidió a su padre por algún amigo?

-No, me hubiese delatado a mí mismo.

-¿Por qué, su padre no hubiese reservado esa información?

-No, en absoluto. Lo hubiese vendido. Era una época en la que no había grises. Mire, yo estaba en Junín haciendo la colimba y mi padre iba al regimiento a almorzar con el teniente coronel López Campos, y terminaba de comer y se volvía sin siquiera verme. Mi padre me utilizaba para construir una relación con el teniente coronel.

-Recuerda algún episodio en el canal donde se censuró alguna noticia, de manipulación de una historia, de bajada de línea, de ocultamiento de información.

-Hubo episodios tragicómicos: después del golpe mandaron un grupo de militares a cuidar el canal. Tenía un jefe que los levantaba temprano y les hacía disparar sus fusiles hacia el aire. Una cosa inexplicable. Hasta que un día con un disparo cortaron una linga de la antena que casi se cae. Ese día mi padre habló con el jefe del Segundo Cuerpo y mandaron al jefe militar a cuidar rutas. Imagínese las cosas que debe haber hecho en ese nuevo rol.

-Me refiero a situaciones donde se prohibiera decir lo que ocurría...

-Mire, esa era una lucha conjunta donde los medios de comunicación eran aliados, y no se hablaba de cosas como se habla hoy. Te decían 'pasame este parte, y punto, listo'. En la dictadura no había periodismo.

-¿Quiénes eran las caras de Canal 3 entonces?

-El 'Chango' Raúl Hernán Sala, que era quien bajaba la editorial y era el tipo reconocido del canal.

-¿Se podría haber dicho algo distinto, hacer otra cosa, romper ese discurso único?

-No se quería, en absoluto. Creo que se sintieron a gusto, porque había una comunión de ideales. Aclaro que mi viejo no habría matado ni torturado jamás a nadie él en persona. Pero, como en el ejército había quienes daban las órdenes, los que torturaban y los que no se metían.

-¿Alguna vez revisó, volvió a hablar con su padre sobre aquella época?

-Muy escuetamente. Mi padre me dijo que 'los militares lo habían traicionado'. No me explicó porqué.

-¿Alguna vez su padre se arrepintió de su actitud?

-No, de ningún modo. Pero tengo que decir que después tuvo una fuerte relación con los radicales, mientras Néstor Kirchner lo elogió mucho le prorrogó la licencia por quince años. Cristina lo quería mucho. Siempre preguntaba por él. Es más en Julio de 2005 cuando festejamos los cuarenta años del canal en la mesa nos sentamos mi padre, Cristina, Néstor, el gobernador Jorge Obeid, Avelino Méndez, Boglione de la Bolsa de Comercio, el intendente Miguel Lifschitz, yo y Héctor Magnetto. Y fue una mesa muy coloquial. Mi padre sabía manejar el poder y las relaciones, así que ahí no se puede hablar de una ideología.

-¿Cuál era su ideología?

-La empresa y el poder. Hay gente que por el poder no le importa la camiseta. Es el poder por sí mismo.

-¿Cómo fue el comportamiento de su padre con sus socios?

-Yo diría que aprovechó cada circunstancia, sin importarle el costo. Hay personas que luchan por el dinero y las que luchan por el poder. Mi padre podría haber fallecido con diez veces más dinero, pero para él no era importante el dinero, sino el poder. Si había que casarse con el gobierno de turno, con los factores de poder, se hacía. Y si había que destruir la familia para mantener el poder también se hacía. Se negociaba cualquier cosa. Mi padre nos donó en vida las acciones del canal pero se quedó con el usufructo a veinte años cuando cumpliría 99 años. Así nos donó la titularidad ficticia. Lo que él buscaba era evitar que ante la enfermedad de mi madre y su posible deceso nosotros heredáramos un porcentaje del canal. Como él no quería a nadie sentado a su lado, hizo esa maniobra. Pero volviendo a su pregunta de los socios hay una historia que ayuda a entender: uno de sus socios de apellido Bertani dueño de Westinghouse, una fábrica de televisores en la Argentina, se fue a Estados Unidos y le fue mal. Tenía un estado depresivo grande, y llamó angustiado ofreciendo el 15 por ciento de las acciones al precio que mi padre dispusiera. Era el mes de enero y él estaba en su casa de Las Rabonas en Córdoba. Me contestó' cuando regrese a Rosario en febrero lo llamo'. A los pocos días Bertani se suicidó. Cuando finalmente me padre volvió a la empresa me pidió que le consiguiera el teléfono de los hijos y le compró las acciones. No tuvo remordimiento alguno. Ese era mi padre".

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