CIUDAD › HOMENAJE A LAS MADRES
Pañuelos al aire
› Por Sonia Tessa
Los pañuelos blancos se alzan a cuatro metros de altura, y se recortan entre los árboles y el cielo. Basta que alguien gire una manivela para seguir la ronda. "Ahora van a girar", les explicaba una niña a Elsa "Chiche" Massa y Norma Vermeulén, las dos Madres de Plaza 25 de Mayo que participaron del homenaje realizado por H.I.J.O.S. Rosario. Mientras tanto, un grupo subía la escultura cinética para dejarla clavada en el piso. La instalación artística quedará como testimonio allí donde ellas rondan cada jueves desde hace cuatro décadas. Martí Labrador fue uno de los chicos que hizo rodar los pañuelos metálicos en el aire, con entusiasmo. Es el bisnieto de Esperanza Labrador, una de las primeras que echó a andar en busca de sus hijos. La posta generacional inundó de emoción a muchos de los presentes.
"Nuestros hijos son los verdaderos merecedores del homenaje. Este 24 de marzo, más que a las víctimas de la dictadura militar, nos la han hecho a nosotras, a las Madres, porque todo lo que hemos vivido se basó en el pañuelo blanco", dijo Chiche en el acto posterior. "Y yo me pregunto, por qué para nosotras, nosotras éramos las madres y era lo menos que nos tocaba hacer, salir a preguntar qué pasó con nuestros hijos", preguntó Chiche en un acto que tuvo también poesía y música. Tomás Labrador, de H.I.J.O.S, fue el encargado de leer un documento tan colectivo como la idea de la escultura-homenaje, que fue materializada por el herrero Juan Schetgel.
"Desde H.I.J.O.S queremos brindar este humilde homenaje a las Madres de la Plaza 25 de Mayo de Rosario. Ellas comenzaron su lucha buscando a sus hijos, nuestros 30 mil compañeros desaparecidos. En su búsqueda, encontraron los motivos por los que ellos luchaban y comprendieron así por qué se los habían llevado", leyó Tomás Labrador. "Hoy, en épocas que el mismo plan económico que se impuso diezmando a una generación de jóvenes durante la dictadura vuelve a traer desempleo, pérdidas de conquistas sociales y a frustrar los sueños de miles de compatriotas, se hace más necesario rescatar la lucha de las Madres y de los 30 mil desaparecidos", agregó.
La ronda empezó puntual, a las 17, muy concurrida. La celebración siguió con la instalación de la escultura. La fijó en el piso su propio hacedor. Hubo abrazos, besos y lágrimas. Cuando los pañuelos comenzaron a girar en el aire, el silencio hablaba. Norma le decía a una de las integrantes de Hijos que hacía 39 años se habían llevado a su hijo, Osvaldo Vermeulen. Más tarde, Norma también habló frente al público. Y dijo que había sentido "demasiada emoción".
Para H.I.J.O.S, homenajear a las Madres tiene un claro significado para el presente: "Es más necesario que nunca entender el mensaje que nos transmiten las Madres. Ellas se enfrentaron a los asesinos exigiendo la verdad y pidiendo justicia, aun en los momentos más difíciles jamás otorgaron a la impunidad y a la injusticia la categoría de hecho consumado y continuaron luchando hasta que los asesinos debieron responder por sus crímenes ante los tribunales y fueron condenados".
Tomás Labrador leyó todos los nombres, desde Elisa Medina y Nelma Jalil, dos de las tantas que ya no están, hasta Matilde "Chocha" Toniolli y Lila Forestello, que no pudieron participar del homenaje porque su salud ya no lo permite. El grito que salió de todos los corazones fue el mismo que gran parte del pueblo argentino dice cada 24 de marzo: "Madres de la Plaza, el pueblo las abraza".