CIUDAD › AVANZA EL SUMARIO CONTRA EL EQUIPO DE DIáLISIS DEL HOSPITAL CENTENARIO
El secretario de Salud provincial, Federico Fiorilli, cuestionó la forma en la que se manejó el Servicio de Diálisis hasta propiciar la infección de 23 pacientes
renales con hepatitis C. Los nuevos pacientes se reubican en efectores privados.
› Por Luis Bastús
El sumario iniciado sobre el Servicio de Diálisis del hospital Centenario por el contagio de 23 pacientes con hepatitis C transitó su primer tramo en veinte de los 180 días en los que el Ministerio de Salud deberá determinar en qué incumplimientos y omisiones incurrieron los jefes y el personal de sala para cometer semejante daño en esas personas ya de por sí frágiles de salud. Consultado al respecto, el secretario ministerial Federico Fiorilli consideró que lo ocurrido fue consecuencia de "una muy mala gestión clínica, donde el alerta fue tardío y las medidas adoptadas fueron tardías. Hubo una conjunción de factores para que exista el brote y no se evite su expansión en la comunidad de pacientes", recriminó el funcionario.
Mientras tanto, el nefrólogo Osvaldo Rodenas, el jefe del Servicio que fuera desplazado el 18 de abril, al día siguiente de que Rosario/12 revelara la existencia del brote infeccioso, se desempeña actualmente en atención ambulatoria. Continúa dentro de su especialidad, pero ya sin contacto ni incidencia sobre pacientes dializados. Rodenas, igual que la subjefa del servicio entonces, Griselda Nicola, fueron desplazados y sometidos a un sumario, tanto como el personal subordinado que trabajaba a diario en la sala de diálisis.
"El sumario es de carácter abierto, no apunta sólo a Rodenas ni a Nicola. Involucra también a subordinados y a autoridades. Puede llegar a establecer que hubo incumplimientos en los deberes de jefe, omisiones de procedimiento. Hay que esperar las conclusiones", aclaró el número dos del Ministerio de Salud provincial.
Las autoridades habían detectado contagios en el Servicio de Diálisis del centro médico de Urquiza al 3000 hacia setiembre del año pasado pero eso se mantuvo en reserva hasta que Rosario/12 lo hizo público el mes pasado. El director del hospital, Adrián Rascón, reconoció entonces la existencia del problema y que eso había motivado el refuerzo de medidas de bioseguridad y capacitación del personal, debido a que los contagios se habían producido por deficiencias en el manejo de elementos empleados en el proceso de purificación sanguínea.
Desde que se descubrió el foco infeccioso, el Servicio de Diálisis dejó de incorporar más pacientes que los 128 que venía atendiendo a diario, para delimitar el riesgo de que el contagio se extendiera. En su lugar, el Ministerio de Salud gestiona desde entonces la ubicación de los nuevos pacientes en centros de diálisis privados y con costo a cargo de la cartera estatal. Fiorilli afirmó que hasta ahora se pudo garantizar la diálisis a todos los pacientes renales que ingresaron en esta fase de la enfermedad, pero reconoció que "no es una gestión simple".
El funcionario de la cartera sanitaria destacó que tras el escándalo que suscitó este nuevo brote infeccioso (en 2003 hubo otro que causó 9 muertes, también con Rodenas a cargo por aquel entonces), el Servicio de Diálisis fue reestructurado en cuanto a su organización y manejo de protocolos de bioseguridad y tiempos de atención. Para ello, se incorporó personal y se designó a nuevos jefes a cargo, cuya identidad no quiso revelar "para que trabajen tranquilos", argumentó.
Por otra parte, afirmó que se formó "un nuevo grupo interdisciplinario" de atención al paciente, con familiares, psicólogos y otros profesionales. A mediados de este mes el Servicio será sometido a su primera auditoría a cargo del Itaes (Instituto Técnico para la Acreditación de Establecimientos de Salud), un asociación civil con sede en Buenos Aires y que funciona como una suerte de Iram en el ámbito médico.
En el Centenario funciona el único centro de diálisis del sur de la provincia de carácter público. La mayoría de sus pacientes tienen escasos recursos económicos, y muchos viajan hasta 3 o 4 veces por semana desde localidades de la región para someterse a diálisis. Este proceso lo realiza una máquina que cumple las funciones de un riñón en pacientes con esa insuficiencia. Filtra toxinas y exceso de agua en la sangre, condición indispensable para vivir. En ese proceso es que hubo errores de manejo que propiciaron el contagio de 23 personas con hepatitis C. Cinco pacientes fallecieron en ese lapso, pero las autoridades descartaron relación entre esas muertes y la infección contraída.
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