Desde que quedó embarazada de su última hija, Luján vive un calvario. José Adolfo Villa, de 23 años, se fue a vivir con ella y sus tres hijos, el año pasado, pero rápidamente la violencia machista se adueñó de la humilde vivienda, ubicada en la zona de Lavalle al 4200. "Nos conocimos cuando éramos chicos porque yo era amiga de su hermana en el barrio Itatí. Al principio no me demostró que era esta clase de persona. Los primeros años estuvimos bien, pero después ya no. Siempre hubo insultos; los celos lo enceguecían y cada vez que yo me higienizaba me preguntaba si me iba a encontrar con otro tipo. Cuando quedé embarazada empezaron los golpes. Me dejaba desfigurada", reveló la mujer de 32 años, quien pidió ayuda a la organización Ampliando Derechos, que representa Nora Giacometto. El reclamo de la víctima apunta a la Fiscalía Regional, porque si bien ahora el agresor está preso, en otras oportunidades no le avisaron cuando quedó en libertad y él volvía a buscarla. También se quejaron del dispositivo de tratamiento para hombres violentos del Instituto Municipal de la Mujer (IMM), porque Villa concurrió a los encuentros --entre fines del año pasado y principios de éste--, pero hace veinte días le prendió fuego parte de la casa a Luján, por lo que volvió a prisión.

"La relación con él me alejó de todos mis seres queridos, de toda mi familia. Me decía que ellos me llevaban por el mal camino, que mi mamá tenía un hombre adentro de su casa y por eso yo iba a verla. Siempre fue celoso, pero desde que quedé embarazada de la nena todo empeoró y últimamente no me podía ni bañar, porque él ya dudaba de mí", resumió Luján, que tiene cuatro hijos.

Luego del nacimiento de su beba, el año pasado, la mujer intentó volver a convivir con Villa, pero rápidamente se dio cuenta de que la relación no mejoraba. El agresor es adicto y también tiene problemas con el alcohol, lo que potenciaba su agresividad. Con sus otros hijos y la recién nacida, Luján escapó a Villa Angela, donde vive el padre de otro de sus hijos, que le ofreció ayuda. Sin embargo, Villa no tardó en saber adónde estaba y la llamó para amenazarla sobre lo que le pasaría si no regresaba a Rosario. La obligó a volver. "Todo siguió igual: estaba todo el tiempo agrediéndome. La primera vez que cayó detenido, en noviembre pasado, me ayudaron personas del centro asistencial donde concurría mi hijo más chico, porque me dejó la cara desfigurada y ellos me vieron. Ahí recibí asistencia de la Dirección de Niñez". Ese ataque fue delante de su hija de 14 años, quien intentó detener a Villa, pero su madre se ponía en el medio para que la adolescente no saliera lastimada. "Ya estábamos separados y yo le había empezado a hacer denuncias entonces me dijo que él iba a ir preso pero que a mí me iban a sacar en un cajón", recordó Luján, aterrada. "No se cansaba de decirme que si yo no estaba con él no iba a estar con nadie", reveló. También le pegó frente a su hijo mayor, de 15 años, quien padece una discapacidad.

En esa oportunidad estuvo preso dos meses y medio, pero "nunca dieron información de por qué lo soltaron. La fiscal me dijo que no tenían suficientes pruebas y le dieron una domiciliaria". Tras ello, "lo mandaron a los encuentros del Instituto de la Mujer que se hacían en el Cemar, para hombres violentos, pero parece que no sirvió de nada", lamentó la mujer. Además, se quejó de los controles que realiza la Fiscalía sobre los arrestos domiciliarios. "No lo cumplió nunca, por eso hice más denuncias: él seguía pegándome y rompiendo cosas de mi casa. Yo ni siquiera tenía los elementos para hacerles la comida a los chicos. Tenía que cocinar en la casa de mi mamá", lamentó.

La segunda vez que Villa cayó preso fue porque nuevamente dejó marcada a Luján. "Fue el 24 de mayo pasado. Me golpeó con los puños. Siempre me golpeó con las manos, aunque me amenazaba con fierros, cuchillas y otros elementos". Sin embargo, el pasado lunes 27 de junio salió en libertad. "A los dos días me prendió fuego la casa. Yo ni siquiera sabía que él había salido. Esa noche fui a cocinar a la casa de mi mamá, y cuando volvía con la olla de comida a mi casa y con mis hijos, el más chiquito empezó a gritar que había fuego en la zona donde yo estaba por construir el baño. Tiré la olla al suelo, mi hijo gritaba y nos pusimos a apagarlo nosotros. Me había reventado la puerta para entrar. Lo que quiso es hacerme un daño. Yo esperé al Comando Radioeléctrico pero nunca vino y a las 12 de la noche me fui a la comisaría 18º a presentar la denuncia. Al otro día la reiteré en la Fiscalía y ahí lo detuvieron. Desde entonces está preso; pero nunca me avisan cuando lo liberan. Ahora tengo el botón de pánico y estoy tranquila porque sé que está en la cárcel, pero no sé cuándo va a salir", sollozó la mujer.

En ese sentido, Giacometto planteó que "hay muchísimas chicas que no se enteran de la situación procesal de los imputados y eso las pone en estado de desprotección". La activista también se quejó del programa para varones. "Se trata del proyecto de septiembre en el que los hombres son reeducados contra la violencia. Este agresor hizo el taller de 30 días, pero el juez (Luis María Caterina) levantó la detención cuando la fiscalía fue a pedir la prórroga de la prisión preventiva porque el informe que llegó del Instituto de la Mujer fue totalmente favorable para él. Ahí lo dejaron en libertad la primera vez", lamentó. "Nos preocupa este dispositivo porque dio un informe positivo", dijo Giacometto. Luján agregó: "En Fiscalía me dijeron que desde este espacio les informaron que él era una excelente persona, el paciente estrella".

Ante esta acusación, Rosario/12 consultó a la titular del IMM, Andrea Travaini, quien aclaró que el informe que llegó al juez tiene ver "únicamente" con la asistencia del agresor. "Este hombre no faltó nunca a las sesiones individuales ni a las grupales del año pasado", pero negó que tenga que ver con un análisis sobre el comportamiento.

En ese sentido, Giacometto recordó que en septiembre pasado hubo un pedido de informes de las concejalas Lorena Giménez y Norma López para saber cómo funciona el dispositivo. "Hace rato que venimos pidiendo que se nos especifique qué tipo de tratamiento reciben estos hombres porque necesitamos saber cómo se los trata contra la violencia hacia las mujeres. A nosotras como organización no se nos dan explicaciones. Nosotros creemos que esto pudo haberse evitado porque el dispositivo no sirve. Esto da cuenta de que no sirve, no creo que sea tan sencillo reeducar a un violento. Hay hombres con rasgos psicópatas que incluso manipulan al psicólogo que los está atendiendo. Esto no colabora con la justicia que necesita pruebas para llevar a un violento a juicio. Nos preocupa porque puede haber situaciones similares con otros violentos. Hay que tener en cuenta cada situación. Creemos que con este antecedente la fiscalía trabajará de manera diferentes en su contacto con el IMM".

Travaini aclaró que en el trabajo desde el instituto, el dispositivo para varones "no es el fuerte, sino una herramienta más. Lo trabajamos porque creemos que es una forma de prevención hacia las mujeres. Lo pensamos para que no repita acciones violentas con ninguna mujer". Además, adelantó que el IMM comenzará a trabajar con la Justicia con el objetivo de que el fuero de Familia tome intervención en las causas penales específicamente "para resolver temas como cuota de alimentos y régimen de visitas, dentro de la cuestión penal".