Bajo la lluvia intensa que empapó el Monumento Nacional a la Bandera, durante la mañana de ayer, la ovación popular eligió a Chaco como sede del Encuentro Nacional de Mujeres 2017. "Gracias compañeras, gracias Rosario, las esperamos el próximo año", dijo desde el escenario una chaqueña a la que pocas escucharon entre los gritos y reclamos de un grupo de militantes. "En los talleres hubo votación y se eligió a Buenos Aires", aseguró Carolina, de Pan y Rosas. Sin embargo, la elección de la nueva sede se realiza todos los años con la misma modalidad: gana la ciudad que genere más ruido. El acto de cierre se dio en un marco de alegría por los reencuentros, por las experiencias compartidas y la posibilidad de sumar redes contra el patriarcado. El final del ENM estuvo sellado por abrazos de despedida, hasta el próximo octubre. Temprano, la comisión organizadora manifestó su repudio a la represión policial de la noche del domingo, sobre el final de la marcha de más de 45 cuadras que desbordó las calles del macro y micro centro rosarino. En ese sentido, se despegaron de los grupos que participaron de los incidentes, mientras un puñado de fieles rezaba en la Catedral, vallada y protegida por la policía, durante todo el fin de semana. Además, hicieron un balance positivo de la convocatoria que albergó a más de 70 mil mujeres, con 69 talleres que profundizaron el intercambio de opiniones sobre las problemáticas de género, en 300 comisiones. En esos espacios se debatió sobre el reclamo de una ley de aborto legal, seguro y gratuito, precarización laboral y femenización de la pobreza, violencia, femicidios y trabajo sexual, entre otros temas. El eje de los reclamos se planteó contra las políticas de ajuste del gobierno de Mauricio Macri, al que acusaron de profundizar la pobreza.

El cielo gris del feriado de ayer no opacó los festejos de cierre del 31º Encuentro Nacional de Mujeres, por el que la comisión organizadora conformada por más de 200 mujeres trabajó incansablemente durante un año para garantizar cada detalle. Sobre el parque cívico volvieron a levantarse las banderas de diferentes provincias, con consignas y reclamos en común.

Temprano, las organizadoras hablaron de la situación de la noche anterior, que dejó al menos 18 personas heridas por disparos de balas de goma con las que la policía defendió a la Catedral de Córdoba y Buenos Aires, mientras un grupo reducido de manifestantes tiró latitas y botellas contra un puñado de hombres que rezaban en la puerta (ver aparte). Incluso, periodistas fueron agredidos: Johana, fotógrafa de La Garganta, que por primera vez participaba de un Encuentro: "Me disparó a la cara, a dos metros de distancia", dijo sobre los policías. También Alberto Furfari, de Canal 5, el fotógrafo de Telam, José Granata y una fotógrafa de Página/12.

"Queremos repudiar la represión por parte de la policía santafesina. Los destrozos no tuvieron nada que ver con esta comisión organizadora y los hechos fueron completamente armados y de provocación contra el Encuentro. Eso no tuvo nada que ver con las compañeras. Repudiamos cualquier hecho de violencia en el contexto del Encuentro. Hubo muchas mujeres por las calles de Rosario y la comisión trabajó durante un año para que el Encuentro sea de disfrute. No podemos controlar lo que sucede en una marcha de más de 40 cuadras. Siempre se ningunea el trabajo de las mujeres por parte de grupos minúsculos de los que no nos hacemos cargo", expresaron las organizadoras.

Mientras que funcionarios municipales salieron a hablar del tiempo y costo que llevará reparar los daños y pintadas, y de la cantidad de personas y policías lesionados; la comisión organizadora hizo un balance positivo de las dos jornadas de debate y la unidad de las mujeres que participaron activamente del Encuentro que cada año suma participantes. "Llegaron miles y miles de mujeres a las que les garantizamos las comodidades para su estadía durante este fin de semana largo. Los talleres tuvieron una masiviadad inédita, al igual que las personas que participaron de la marcha, que fue muy unida".