CIUDAD
Uno de los pabellones, donde están alojados menores, está inhabitable al colapsar el sistema cloacal. De noche, no hay agua en los baños. "La situación es degradante", dijo un operador.
› Por Alicia Simeoni
Una nueva denuncia pública pone al Instituto de Rehabilitación del Adolescente Rosario (IRAR) como un sitio inhabitable, en este caso en uno de los pabellones. En ese sentido, trabajadores del lugar explicaron ayer que el sistema cloacal colapsó y un sector donde están alojados cinco chicos está con aguas servidas. Además se plantea que la situación en las celdas es "degradante" porque no hay suministro de agua durante la noche hacia los inodoros y deben dormir con los excrementos en el lugar. El personal denunció, además, la situación de precariedad laboral de muchos trabajadores, entre ellos de quienes están como becarios y hace más de 4 meses que no cobran.
Daniel Correa es uno de los operadores del IRAR. Trabaja allí desde que se inauguró en 1999 y como ya lo hizo parte del personal en otras oportunidades, calificó de "inhabitable" al Instituto de Rehabilitación para el Adolescente (IRAR). El detonante es en esta oportunidad el alojamiento de cinco de los 29 jóvenes que están en la institución en el sector al que se reconoce con la letra C. Ese espacio, explicó Correa a este diario, está prácticamente inutilizado porque el sistema cloacal colapsó y toda esa zona está inundada con aguas servidas. Sin embargo allí estaban, al menos hasta ayer, alojados cinco de los internos. "Ahí comían y convivían", dijo a Rosario/12 el delegado de la ATE que también describe que en las celdas la situación es "degradante" porque si uno de los chicos defeca durante la noche no puede echar agua porque no la tiene habilitada, así que debe dormir con el excremento en la habitación hasta la mañana siguiente".
En las celdas no hay tampoco suministro de agua para la higiene personal y los colchones que se colocan sobre las literas de cemento están casi siempre húmedos porque cuando llueve se mojan a través de una pequeña ventana.
"El riesgo de infecciones es para los chicos que están internados, que a veces se lastiman y se cortan y también para nosotros que trabajamos en esas condiciones" donde de manera contínua "no hay jabón o papel higiénico y se sigue comprando en muy pequeños números".
El año pasado los mismos trabajadores habían denunciado el colapso del sistema cloacal, la Defensoría del Pueblo recorrió el IRAR ubicado en Cullen y Saavedra y presentó un hábeas corpus correctivo para el desalojo de 4 pabellones. "Pero todo se emparchó, no se hizo más que eso y los problemas vuelven a aparecer. Con la lluvia de semanas atrás se inundaron los dos patios, desbordaron las cámaras sépticas y desde entonces los internos se quedaron sin patios", dijo Correa.
Los trabajadores del IRAR suman a esta denuncia la que corresponde al área gremial y no descartan la decisión de un paro ya que hay becarios que hace 4 meses que no cobran y otros trabajadores en situaciones irregulares. Tiempo atrás el abogado Gustavo Lorenzo de la Defensoría del Pueblo en Rosario dijo a este diario que el IRAR "es una cárcel" y está muy lejos de ser "un centro de rehabilitación".
Cuando en octubre de 2006 el juez de Instrucción Alfredo Ivaldi Artacho hizo lugar al hábeas corpus correctivo presentado por la Defensoría ordenó el desalojo y clausura de los pabellones A, B, C, y D del Instituto de Rehabilitación, indicó la reparación del lugar y el funcionamiento de los servicios y remitió copia de su resolución al Ministerio de Gobierno y a la Secretaría de Estado de Derechos Humanos de la provincia y de la Nación. "Se encuentran privados de su libertad niños y adolescentes en los pabellones A, B, C, y D son cuanto menos indignas y degradantes y probablemente signifiquen y generen un riesgo cierto a su salud psico-física".
El 5 de marzo pasado, el Colectivo Infancia que a nivel nacional integra también la Coordinadora de Trabajo Carcelario de Rosario hizo una presentación ante la Comisión Interamericana de derechos Humanos por la situación de niños y adolescentes en distintos puntos del país. La CIDH se planteó, entonces, una visita a Rosario. Los trabajadores del IRAR sostienen que la directora Laura Bebilacua "tampoco hace nada en cuanto a la situación de los chicos allí alojados y del personal".
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