CIUDAD › NO TODOS LOS ARQUITECTOS SE OPONEN AL NUEVO CODIGO URBANO
Son miembros del Colegio, pero sostienen que sí se pueden
limitar las alturas sin que eso signifique la ruina de la
construcción. También creen que se puede preservar algo.
› Por Guillermo Lanfranco
Lejos de plegarse mansamente a la posición del Colegio de Arquitectos en contra del proyecto de Reordenamiento Urbanístico de la ciudad que impulsa la Municipalidad de Rosario, miembros de la Comisión de Preservación de la entidad demuestran que no todos los profesionales están de acuerdo en sostener una defensa corporativa de los intereses de los constructores y de los especuladores inmobiliarios. De acuerdo en que el actual Código Urbano es "obsoleto", los arquitectos Ana María Sánchez, Carolina Rainero, Viviana Misanich y Ricardo Miranda -integrantes de la comisión junto a sus colegas Analía Brarda, Pablo Mercado y Graciela Schmidt- coincidieron en respaldar normas que desalienten los edificios en altura, como impulsa el proyecto de la Municipalidad, sin que esto necesariamente lleve a la ruina de la industria de la construcción y, como consecuencia, de los mismos arquitectos.
-Por lo menos, entre los arquitectos debe haber consenso respecto a la necesidad de rediscutir el Código vigente y los límites de altura en Centro y Macrocentro, ¿no?
-Carolina Rainero: En que es obsoleto hay absoluta coincidencia. Tal como está planteado el Código, es como si todo el espacio de la ciudad estuviera vacante, sin nada construido. En una zona se puede construir con un determinado índice y altura, y no reconoce si hay algún edificio que se debería valorar y por tanto conservar. Ahora la propuesta de reforma de la Municipalidad lo que está tratando es de desalentar la construcción en altura, y pensando en que hay algo que se puede preservar.
-Ana María Sánchez: También se apunta a desalentar la venta de propiedades que en otra situación no tendrían el alto valor de hoy. Al haber tanta demanda de terrenos, se vende lo que hay disponible y van subiendo de precio, Por eso la necesidad de hacer muchos metros en altura para amortizar el costo.
-Si se repasan los cuestionamientos de los constructores y del propio Colegio, parece que todo estuviera atado a variables económicas: aumento de los costos, desaceleración del ritmo que lleva el sector, etc.
-Rainero: Es cierto que la ciudad en su mayoría se va construyendo gracias a las inversiones privadas, entonces ante el proyecto de reforma del Código, el Colegio tiene miedo que la inversión privada vaya a otros sectores, con lo cual quedaría resentida la actividad. Y en este punto nosotros tampoco queremos que la ciudad quede como un pueblo, tiene que crecer.
-¿Pero realmente se justifica ese miedo o en realidad solo se trata de una presión para sostener intereses sectoriales?
-Rainero: Los profesionales están acostumbrados a manejar el Código actual, y de repente sienten que les cambian la manera de operar. Ahora, por ejemplo, los lotes están uno al lado del otro y tienen la misma valoración. Pero con el nuevo proyecto eso cambia, porque depende que el lote esté en un tramo de completamiento o de renovación. Entonces a una persona hay que decirle que en un terreno determinado podés levantar tres o cinco pisos y en otro de la misma cuadra, doce pisos.
-Ahora, si la ciudad quiere preservar lo que queda del patrimonio arquitectónico, alguna medida debe tomarse, porque con el Código actual se abre paso a la demolición de todo lo antiguo, para reemplazarlo por edificios de diez pisos o más. Y los arquitectos tendrán que adaptarse a la nueva normativa.
-Sánchez: El proyecto de barrio Pichincha deja en claro que hay una posibilidad de hacer otro tipo de edificios con niveles más bajos. Los arquitectos tenemos que ponernos a estudiar un poco más y apelar a nuestra creatividad, para lo que fuimos preparados profesionalmente. Debe darse la posibilidad de que una familia no se tenga que ir a vivir a Funes, Fisherton o San Lorenzo para poder vivir en construcciones de alturas más bajas y poder tener un patio o una terraza. Por eso digo que no se trata solo de preservar el patrimonio construido, sino también es un tema de medio ambiente. Hoy a una planta baja, o primero o segundo piso, no llega más la luz del sol. Por más que vivas en un departamento con ventilación cruzada, eso ya no se logra, porque te construyen un edificio atrás. Se construye con una separación mínima entre edificios y se van formando pozos sin sol ni aire. Por el lado de la inversión, no veo tan taxativo el peligro de que se vayan a otro sector. Porque ese flujo de dinero tan importante que le otorga el campo a Rosario, no va a ser depositado en los bancos, sino que la gente lo invierte en departamentos. Eso no se va a modificar porque cambie el Código. Por otro lado, ¿qué es lo que se está vendiendo? Departamentos de un ambiente, uno o dos dormitorios cuanto mucho. Los que valen mas de 100 mil dólares ya no se venden. Por eso todos los edificios son chiquitos, con departamentos de poca superficie y están sobrevaluados.
-De todos modos, por el lado de la preservación también debe haber medidas que alienten a un propietario a conservar su inmueble antiguo.
-Ricardo Miranda: Hay que implementar exenciones impositivas que incentiven al dueño a tener una propiedad de valor patrimonial. Antes vos tenias una casa antigua y vendías el terreno a cambio de dos departamentos a construir. Ahora, esa misma casa está catalogada por la Municipalidad, y no se le agrega ningún valor económico.
-El Colegio de Arquitectos criticó a la Municipalidad con el argumento de que no le dio participación en la confección del proyecto de Reordenamiento Urbanístico?
-Sánchez: El diálogo estuvo siempre presente, Por ejemplo, en la comisión de Patrimonio Arquitectónico de la Municipalidad permanentemente siguen entrando propiedades donde se evalúan condiciones edicilias para su preservación.
-Rainero: Si bien el plan nuevo intenta preservar las propiedades de valor patrimonial, son medidas que se van sumando. Hoy día el inventario de preservación del Centro no tiene una fuerza real para controlar que no se sustituyan salvajemente los inmuebles. Lo cierto es que la gente no valora la existencia del patrimonio, sino serían otras las políticas que se aplicarían, mucho más intensas.
-Miranda: En la comisión asesora de Preservación que nosotros integramos, hemos visto pedidos de demolición de una casa de valor patrimonial para construir otra de la misma altura. Entonces le explicamos al propietario que podía hacer un proyecto prservador, y lo entendieron. Incluso se planteó esta situación con casas "firmadas" por arquitectos famosos.
-Rainero: Yo integro la comisión asesora en nombre de la Facultad de Arquitectura y a veces llegan pedidos de demolición que dan ganas de llorar. Cuando les negamos el permiso de demolición, van a hablar con la secretaria de Planeamiento, que también se lo niega. Y entonces terminan en el Concejo, que le termina dando el okey. Por ejemplo, por calle Dorrego entre Santa Fe y Córdoba hay una gran línea de edificios antiguos prácticamente de esquina a esquina. Allí pidieron demoler una propiedad, con la propuesta de dejar la fachada, pero en realidad apenas es salvaba una puerta, y atrás construían un edificio de 36 metros. Se les negó el permiso, pero ellos se quejaron porque su bien tenía un valor y por no poder construir al estar inventariado, lo perdían. Pero resulta que la casa la habían comprado el año pasado y el inventario data del año 2000.
-¿Cómo es que no sabían que estaba en el inventario?
-Sanchez: Yo vivo en un departamento de 7º piso. Cuando me mudé hace 4 años tenía ventilación cruzada, entraba el sol, veía el río. El departamento del primer piso tiene un patio que ya no tiene luz porque construyeron a ambos costados, se convirtió en un lugar húmedo. Otro caso: en toda una cuadra de edificios sobre Wheelwright quedó un pasillito que lleve a antiguos departamentos de planta baja, una aberración. Además, cuando uno sustituye un edificio por otro, se supone que la calidad debe ser igual o superadora, pero eso no se está viendo en Rosario. La mayoría no es buena.
-Está claro que ustedes no coincidente con el pensamiento de la conducción del Colegio de Arquitectos de Rosario, ¿cómo se resuelve la convivencia?
-Sánchez: El Colegio piensa en sus matriculados, en la oportunidad de trabajo para todos que genera la industria de la construcción, que mueve a otros sectores de la economía. Pero hay que poner medidas, límites, y dentro de todo eso están las distintas comisiones que integran el Colegio y cada uno aporta sus puntos de vista.
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