CIUDAD › DIPLOMAS EN LA ASOCIACIÓN CIVIL PALOMA DE PAZ
› Por Sonia Tessa
Cuando Eduardo Núñez recibió su diploma de capacitación en el oficio de mecánico no pudo resistir la emoción, aunque sí se tapó la cara. Este hombre de 52 años, que se vino del Chaco hace ya tres décadas, trabajó toda la vida como metalúrgico, hasta que un accidente le impidió continuar en ese rubro. "Jamás pensé que iba a aprender, pero se me dio, y pude aprender algo", dijo cuando recibió de sus profesores ese papel, que tanto significa para él. Fue un momento intenso en la fiesta de la Asociación Civil sin fines de lucro Paloma de Paz, que se levanta en Rivarola al 7700 como un mojón de organización popular. A la fiesta, tan concurrida que obligó a buscar más sillas, fueron también vecinos del barrio Los Humitos, donde la organización sumó una copa de leche. Allá donde la ciudad se choca con sus límites, Rafaela sostiene el emprendimiento, y forma parte del programa para erradicar el basural. "Cuando empezamos a cocinar con leña no pensábamos que íbamos a tener una cocina industrial, gas natural, y hasta una sede de la copa de leche", contó Silvia Traxi, la responsable de Paloma de Paz.
La organización capacita en oficios desde hace tres años, con dos promociones anuales, pero ésta era la primera en mecánica del automotor. Fueron varios los jóvenes que recibieron su diploma. Entre ellos, Emmanuel Crotti, de 23 años, que fue a recibirlo acompañado por su novia Virginia. "Soy periodista, producía el programa Botelos en Canal 5", fue su carta de presentación, y luego ponderó la acción de Paloma de Paz. "Hacen muchas cosas para los chicos", afirma.
El profesor, Fabián Fontanela destacó a la única mujer que terminó el curso, Patricia Riquelme. "Me encanta la mecánica, armo y desarmo todos los motores, de los lavarropas, de los autos. Incluso, me armé mi propia moto", contó orgullosa por su diploma. Con 37 años y tres hijos, más uno fallecido hace tres años, Patricia es cartonera. Además de su trabajo, es técnica de fútbol infantil y desde hace años colabora con Paloma de Paz. Sólo le gustaría que tuvieran algún emprendimiento para chicos discapacitados. "Me encanta haber terminado este curso. También había hecho uno de carpintería. Es un pasatiempo. Cuando tenés problemas en tu casa, venís acá, te tratan como una más, y te sentís bien", contó.
Justamente, Paloma de Paz nació a partir de la necesidad de los cartoneros del barrio. Habían cerrado un depósito de cartones en 1999. "Me conmovió un chico que me pidió que le leyera un papel, porque era analfabeto. La gente quería continuar trabajando, y para protestar cortaban la calle Rivarola. Entonces les dije que así no los iba a escuchar nadie. Que fuéramos a hablar con quienes tomaron las decisiones. Así empezó todo, y ellos pudieron recuperar su fuente de trabajo", relató Silvia Traxi, que por entonces era enfermera, pero luego dejó ese trabajo para abocarse a la organización comunitaria.
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