SOCIEDAD › UN LARGO PROCESO DE RECONSTRUCCIóN
› Por Alicia Simeoni
Alfredo Kelly, Alfredo Leaden, Pedro Duffau, monjes, Salvador Barbeito y Emilio Neira, seminaristas, fueron los cinco hombres masacrados en el interior de la iglesia de San Patricio, en el barrio porteño de Belgrano R, el 4 de julio de 1976. En 1985, cuando Eduardo Kimel estudiaba historia en la Universidad de Buenos Aires, un compañero suyo, le propuso que trabajara en el tema de la matanza de los palotinos, como parte de la investigación que ingresara en sus trabajos de 'Historia reciente'. Así se dio el primer acercamiento del periodista con el tema. Tiempo después tuvo oportunidad de conocer a Alberto Zubizarreta, padre de uno de los realizadores del documental, que se había comprometido personalmente en hacer conocer la negra historia de los asesinatos, crímenes de lesa humanidad durante el proceso que comenzó en 1976. "Fueron las dos primeras aproximaciones a un hecho terrible que fue silenciado por aquellos que debieron divulgarlo. Todo me resultó impactante porque expresaba, con claridad, la complicidad de los sectores de la jerarquía católica argentina con la dictadura militar. Mientras la Iglesia era aliada ideológica de la Junta Militar, miles de católicos argentinos eran perseguidos". Gran parte del libro de Kimel y del documental 4 de Julio, de Juan Pablo Young y Pablo Zubizarreta los dos alumnos en un período de la escuela San Patricio del barrio de Belgrano donde vivían, fueron posible por el testimonio de uno de los padres palotinos que se salvó, Kevin O' Neill, quien construyó un enorme archivo durante los años de plomo, a la espera de mejores momentos para darlos a conocer. O' Neill permaneció vivo sólo porque había quedado a cargo de la parroquia de San Antonio de Areco. Justo en Areco fue que comenzó en 1970 el seminario que daría, a la orden llegada a la Argentina con la inmigración irlandesa, desde 1850 en adelante, la posibilidad de contar con sacerdotes argentinos, y comprometidos con la realidad del pueblo. Kimel y también Young explicaron que los palotinos "no eran una orden de avanzada" pero que a la luz de los cambios de la Iglesia católica, el Concilio Vaticano II y las conferencias que se realizaron en Puebla y Medellín, y que produjeron el surgimiento de la corriente de sacerdotes por el Tercer Mundo, un grupo de monjes, entre los que estaban los asesinados, también el padre O' Neill, decidieron crear el seminario que comenzó en Areco. "Este proyecto de gente que conocía la realidad social, de buena formación educativa se trataba de ocho seminaristas universitarios que habían ingresado a la orden, con la idea de meterse en los problemas del país, fue destruido el 4 de julio de 1976. La matanza los marcó tan a fuego que muchos de ellos continuaron teniendo miedo, no entendieron que pasó ese día y tampoco quisieron dar a conocer con énfasis las alternativas
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