SANTA FE
› Por José Maggi
Miguel Mori tuvo una experiencia propia con la entonces defensora oficial Laura Cosidoy. "Ella me visitaba periódicamente en la cárcel de Rawson, para ver cómo estaba mi situación. Yo le transmitía entonces denuncias sobre malos tratos y torturas que sufríamos, pero no hubo ningún juez que se presentara a constatar mis denuncias", comienza relatando quien hoy es el presidente de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina (SEA) de Rosario.
Mori fue detenido en Rosario el 8 de diciembre de 1974, cuando era militante del PRT ERP y de inmediato llevado a Villa Devoto, para finalmente recalar en Rawson donde estuvo preso ocho años.
¿Cuál fue su experiencia con ella?
Bueno, ella era la única posibilidad de defensa porque habían matado y perseguido a los abogados que aceptaban nuestra defensa. Mi sensación era que no venía a defenderme, sino que venían a sacarme información. Una vez hablando de mi situación particular, ya que estaba en condiciones de pedir la libertad condicional, puntalmente me dijo que ella se reunía con un grupo de militares que analizaba mi caso. Y me aclaró que mi situación no dependía solo del Poder Judicial. Por eso no creo que ahora deba ser camarista federal, que en democracia se la haya premiado con este cargo.
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