Ramos fue el único imputado que aceptó ayer ampliar su indagatoria. Fueron dos horas en las que el Tribunal Oral le garantizó su derecho de defensa y a ser oído en el juicio: pudo decir todo lo que quería decir y aportar treinta evidencias que serán aceptadas en el juicio. El presidente del Tribunal, Roberto López Arango, tiene facultades para evitar que los testigos "hagan divagaciones", pero el magistrado no apeló al artículo del Código Procesal: permitió que Ramos se exprese sin censuras. Sólo lo interrumpió cuando Ramos se despachaba contra el juez Reinaldo Rodríguez porque en la etapa de instrucción no se pudo carear con sus denunciantes.

Durante este juicio usted ha tenido todas las oportunidades, como lo está haciendo en este momento. Hubiera podido pedir careos en este juicio. Y si no lo hizo en la instrucción es una cuestión de sus defensores, pero acá los hubiera podido pedir le dijo López Arango.

Ramos casi nunca escuchó a sus denunciantes en la sala de audiencias, el Tribunal lo autorizó a abandonar el banquillo y seguir el debate desde el subsuelo en un circuito cerrado de TV. Ayer, sus víctimas sí lo escucharon a él.