Una granada que podría haber detonado en un banco de la zona sur, dos paquetes sospechosos en otras entidades ﷓incluida una de Funes﷓, llamados a escuelas con amenazas de bombas, tres autos incendiados en la misma madrugada con diferencia de minutos y en un radio de pocas cuadras, una intoxicación masiva de cadetes de la escuela de policía por comida en mal estado, un detenido muerto en el calabozo de la Seccional primera, mediodía sin luz en jefatura de Unidad regional II por fusibles que saltaron y no se pudieron reparar. Todo en apenas 48 horas; las siguientes a la asunción de Raúl Lamberto como Ministro de Seguridad. "Los policías que no estén de acuerdo con el proyecto tendrán que dejar sus cargos", advirtió el flamante funcionario a este cronista en un reportaje el jueves pasado, después de la seguidilla de "coincidencias". Hasta el momento no se fue nadie, pero llegó Gustavo Asegurado, que dejó el trajín de la administración del Ministerio de Gobierno para hacerse cargo del polvorín del manejo de recursos de la policía. "En lo inmediato no se irá nadie", dijo más tarde Lamberto que ayer apareció sin avisar en la Jefatura de Rosario que recuperó la energía eléctrica. Lo "inmediato" puede tener distintas valoraciones, pero en los niveles más altos del gobierno ese lapso puede ser de 15 a 20 días.